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Lunes, 27 de junio de 2011
La Jornada de Oriente - Puebla - Sociedad y Justicia
 
 

Efectúan una réplica de La marcha de las putas en Puebla

 

Durante la realización de la marcha se dieron cita tanto activistas como estudiantes, amas de casa, académicas, profesionistas, madres y hasta un par de políticas /  Foto Rafael Garía Otero
MARTÍN HERNÁNDEZ ALCÁNTARA

Decenas de mujeres, hombres y niños se congregaron ayer en el zócalo de la ciudad de Puebla para participar en una réplica de “La marcha de las putas”, una movilización que se ha realizado en otras partes del mundo con el propósito de protestar por el hostigamiento que en el ámbito público y privado sufren féminas por parte de varones.

Aunque el sol caía a plomo y al mismo tiempo se celebraba un estruendoso desfile con bandas de guerra a un costado de la plaza de armas, quienes participaron en dicha marcha no cejaron en su empeño ni modificaron su programa de actividades que incluyó un performance.

Se encontraban ahí activistas, estudiantes, amas de casa, académicas, profesionistas, madres y hasta un par de políticas, cuya inclusión fue criticada por algunos de los asistentes, quienes consideraron que su apersonamiento no tuvo la intención de solidarizarse genuinamente con las demandas de género, sino simple y llanamente sacar raja política del acto.

Una decena o poco más de las mujeres que tomaron parte en la movilización decidió disfrazarse de prostitutas y hasta hubo una que se puso un hábito de monja: su mensaje, explicaron, es que vestidas con atavíos cortos o con sotanas, los hombres deben respetarlas y no propasarse con insinuaciones grotescas, ofensas o presiones de cualquier tipo.

En la plancha principal también se colocaron algunos pares de zapatos de tacón, sandalias, zapatillas y botas cerca de las cuales se ubicaron leyendas en cartulinas de vistosos colores con las que reivindicaban sus garantías: “la que se besa con quien quiere”, “la que trabaja”. Había también un mensaje enorme que rezaba: “Putas somos todas o ninguna”.

Abundaron, asimismo, las pancartas con frases como: “No soy una vagina, tampoco unos pechos, sólo una mujer que defiende sus derechos”, “Vestir a mi gusto no es pretexto para el abuso”, “Desnudas o vestidas, decidimos nuestras vidas”, “Este cuerpo es mío, no se toca, no se viola, no se mata”.

Otras portaban blusas con leyendas al estilo de: “Tu puta madre, hija, esposa, novia, amante, hermana, prima, sobrina, nieta, abuela, amiga. Si una es puta todas lo somos”.

Pero la afirmación que más abundó, la que portaban mujeres, hombres, niños, ancianos y ancianas era “¡No es no!”, una contestación a cualquiera de las ofensas o exigencias que un varón quiera imponer a cualquier mujer.

Una fémina de veintitantos años hizo su adaptación del revire de una manera más elocuente, por si acaso hubiera alguien que no lo entendiera: “Aun si fuera la más puta de las putas ¡no es no!”.

El movimiento de “La marcha de las putas” inició el 3 de abril del presente año en Toronto, Canadá, y ha tenido réplicas en varias ciudades del continente y, por supuesto, de México.

 
 
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