146 piezas del periodo clásico maya forman la exposición Rostros de la Divinidad: los mosaicos mayas de piedra verde que se inaugurará este 18 de junio en el Museo Amparo. Se incluyen seis ofrendas funerarias completas, piezas de concha y hueso, un tapete funerario y dos tableros, el de Pomoná y el del juego de pelota de Toniná y además 13 máscaras de jade, un material que daba a los reyes la facultad de ser un dios, como el del maíz.
En conferencia con los medios de comunicación, Ramiro Martínez y Sofía Martínez del Campo, director ejecutivo del Museo Amparo y directora de exposiciones internacionales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), respectivamente, anunciaron la muestra que en pasados meses se exhibió en el Museo Nacional de Antropología (MNA).
La representante del INAH informó que la muestra es resultado del Proyecto de Máscaras Funerarias, un programa de restauración que comenzó hace 10 años con la rehabilitación de la máscara de K’inich Janaab’ Pakal.
ésta, explicó la también curadora, fue protagonista en los años 50 de una primera interpretación que estuvo a cargo de Alberto Ruz Lhuiller, quien dejó fuera algunas de las teseras –los pedazos de jade–, que formaban parte de la máscara, lo que provocó que la forma de la pieza adquiera rasgos occidentales que respondía a la estética y la historiografía de la época.
La máscara de Pakal fue retomada por el equipo en 2002, y por medio de un proceso apoyado en la tecnología, se pudo “reconstruir” la pieza incluyendo las 345 piezas de jade que la conforman.
El objeto –del que podrá verse una copia fiel, ya que la original forma parte de las “piezas inamovibles del MNA”–, adquirió al aspecto que tendría un rey maya: una cabeza alargada que respondía a la práctica de la deformación cefálica, costumbre social y cultural muy arraigada en la sociedad clásica, que tenía como propósito que el personaje semejara a la mazorca de maíz.
El jade, explicó Sofía Martínez, más que una piedra preciosa era considerada como un material de los dioses, ya que por su composición y la forma en que se le encontraba –a veces en yacimientos, al ras del suelo o en el río–, que producía una breve neblina y que para los indígenas, era “un material vivo, que garantizaba una vida eterna”.
La serie de máscaras, se complementa con la “Pájaro–jaguar”, el “Pájaro del inframundo” y otra dedicada a “la montaña sagrada”, en la que se representan los tres estados del mundo maya: el plano celeste, el terrenal y el inframundo.
Además, están los ajuares funerarios de Pakal. Resalta una cuenta de jade, que simboliza las plumas de Quetzalcóatl y que al final remata en una pieza finamente tallada. O un tapete restaurado compuesto por 8 mil caracoles y semillas de diversos tamaños que fueron seleccionados con dedicación para construir esa rica ofrenda.
Otros son los relieves, las vasijas, cerámicas, objetos, escultura y figuras de estuco, provenientes de cinco importantes ciudades mayas: Palenque, Calakmul, Dzibanché, Oxkintok y la Rovirosa.
Otra de las cosas atractivas de la exposición consiste en seis ofrendas funerarias completas, colocadas a manera de vitral arqueológico y de tal modo que se pueda apreciar desde distintos ángulos y enfoques. Aunque los restos humanos no son verdaderos, es posible observar la forma en que la ornamentación y otros elementos mortuorios eran dispuestos para el eterno descanso de los gobernantes.
La muestra fue exhibida en el 2010 en el MNA con la asistencia de más de 185 mil personas, también en el Palacio Clavijero de Michoacán, en Guadalajara, y posiblemente en enero de 2012, podrá verse en la Pinacoteca de Francia.
Rostros de la Divinidad: los mosaicos mayas de piedra verde se inaugurará el próximo sábado a las 12 horas en el Museo Amparo, con la presencia Ramiro Martínez, Sofía Martínez del Campo y el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Alfonso de María y Campos.
