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Miércoles, 25 de mayo de 2011
La Jornada de Oriente - Puebla - Economía
 
 

Los gobiernos no generan políticas públicas para cohesionar al agro: Manzano Fernandes

 
ARTURO ALFARO GALÁN

El investigador del Programa de Posgrado en Geografía de la Universidad Estadual Paulista, Bernardo Manzano Fernandes, criticó que los gobiernos en los países de Latinoamérica no han propiciado una política pública para la construcción de espacios que beneficien la vida rural y mantenga la cohesión entre las comunidades campesinas de la región.

Ante ello, exhortó a las comunidades rurales a cambiar la realidad en el campo, superando las políticas de imposición y sorteando las disputas entre los pueblos, pues ante la actual crisis económica y alimentaria se debe mantener la unidad entre los campesinos y evitar su desaparición.

El principal problema, refirió Manzano Fernandes, es un incremento en la pobreza y en la migración interna y externa de las regiones, ya que al no contar con políticas que beneficien al sector rural los campesinos optarán por otras formas de vida que vulneran su condición original.

Durante la inauguración del Octavo Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Estudios Rurales (AMER) “Campesinos y Procesos Rurales: Diversidad, Disputas y Alternativas”, que se lleva a cabo en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), el brasileño Bernardo Manzano Fernandes pidió a los gobiernos trabajar con todas las comunidades campesinas para poder crear políticas de desarrollo en beneficio de este sector, que en México abarca más de 65 por ciento de la población.

“Nuestras condiciones son insostenibles, debemos crear juntos, el gobierno, la academia y los campesinos, nuevos tiempos y nuevos espacios, porque actualmente el campesino está siendo destruido mediante la exclusión y las disputas por el territorio”, acotó ante más de 300 investigadores, académicos y campesinos reunidos en el Salón Barroco del edificio Carolino.

El también investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Brasil explicó que la disputa por el territorio entre los campesinos y las actividades capitalistas aumenta cada día, pues los primeros intentan ganar terreno a través del despojo a los empresarios e indígenas, mientras que los segundos prefieren la obtención de tierras a través de la destrucción del territorio campesino.

“El campesinado está siendo expropiado de sus territorios, y una forma de resistencia es la lucha por la tierra para recuperar su participación territorial; pero esta lucha podría ser interminable si no se generan políticas correctas para el desarrollo de ambas actividades”, apuntó.

Por ello, puntualizó que un principio importante para los gobiernos y académicos es pensar el desarrollo territorial como una totalidad donde están presentes las dimensiones: política, social, cultural, ambiental y económica, como un conjunto inseparable.

“Desarrollo y territorio son conceptos multidimensionales. En este sentido, la reforma agraria es un proyecto de desarrollo territorial, y al mismo tiempo la reforma agraria es una cuestión nacional”, acotó.

De acuerdo con el coordinador del Grupo de Trabajo sobre Desarrollo Rural en América Latina y el Caribe del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), criticó que la tendencia de los gobiernos es pensar en el desarrollo desde perspectivas del agronegocio, porque éste es comprendido como la totalidad de la cual la agricultura campesina formaría parte.

Ante ello, recomendó a los gobernantes calificar a los campesinos para que puedan actuar y transformar su propia visión “de un mundo que quieres” a través de la inserción en la academia.

“El campesino necesita de la academia y al revés con la intención de ampliar los conocimientos sobre la vida rural, el respeto por el campo, la cultura y la riqueza rural; a través de la academia se puede garantizar el proceso de unidad y desarrollar una recuperación del territorio”, afirmó.

Agregó que a pesar de que en la región lationamericana se ha intentado una gran cantidad de programas, proyectos y estrategias, el problema está allí y no cede. “Las políticas y los programas son importantes, pero no darán fruto si no repensamos en un abanico más amplio de ideas, de entendimientos, de voluntades”.

En la región, la pobreza rural no está cediendo, no retrocede con la velocidad y la profundidad que necesitamos y que requieren no sólo las familias pobres, sino los países, concluyó.

 
 
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