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Jueves, 29 de julio de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
 
 

El Museo Amparo recibe una intervención del artista colombiano Felipe Arturo

 

El patio geométrico del Museo Amparo es cubierto sutilmente por un toldo azul, a “la manera de un retícula que imita a las cúpulas de las iglesias mexicanas para que con la entrada de la luz el espacio sea iluminado y adopte una cierta teatralidad”, señaló Felipe Arturo / Foto Abraham Paredes
PAULA CARRIZOSA

Estructura sin contenido es el nombre de la intervención que el artista colombiano Felipe Arturo realizó en el patio geométrico del Museo Amparo, y la cual consta de dos obras que refieren a la idea de una biblioteca prehispánica o amoxcalli y a las formas arquitectónicas que se reprodujeron en México luego de la conquista española, ya que “muchas prácticas precolombinas y coloniales continúan representándose en la actualidad sin que se conserve su significado original, es decir, sin contenido”, explicó.

En el patio geométrico, el creador recibió a este medio mientras coordinaba la instalación de una de las dos obras que resultaron luego de la residencia de un mes que realizó en el recinto, y la cual formó parte del proyecto “Amparo Contemporáneo”.

Ahí, el área es cubierta sutilmente por un toldo azul, a “la manera de un retícula que imita a las cúpulas de las iglesias mexicanas a través de una serie de orificios distribuidos en diversos niveles, para que con la entrada de la luz el espacio sea iluminado y adopte una cierta teatralidad”, refirió.

Ese toldo, llamado la “Mezquita portátil”, es una de las obras que forman parte del proyecto Estructura sin contenido, el cual está enfocado en enfatizar que en México y en algunos países de Latinoamérica –los que formaron parte de Mesoamérica, área que abarcó desde el norte del país hasta Panamá– siguen conservando algunos aspectos de las culturas antiguas y son repetidos casi automáticamente, sin el conocimiento de su importancia histórica y social.

“Esta intervención va hacia dos aspectos que encontré luego de mi acercamiento con la colección prehispánica del Museo Amparo: el primero estuvo centrado en el espacio y el otro nació con la pregunta: ¿en dónde están los códices que formaron parte de la memoria mesoamericana?”.

La primera cuestión encontró resolución cuando al estar en el patio geométrico notó que era un lugar inhabitable y expuesto, por lo que se dio a la tarea de imaginar aquella “cúpula” que volvería al espacio habitable y amable.

La idea de la cúpula –explicó el artista colombiano– partió cuando encontró una similitud entre la Capilla Real que está en San Pedro Cholula y la Mezquita de Córdoba, una catedral española, entre las que su arquitectura guarda correspondencia.

“Hernán Cortés, en su ‘Carta de Relación’, llamó mezquitas a las construcciones mexicas en el afán de no reconocer la importancia de los dioses y los templos prehispánicos”, refirió, y explicó que los santuarios fueron transformándose y edificándose según los modelos que imponían los conquistadores.

“Sin saberlo, en la mayoría de las edificaciones hay resquicios de otras culturas, como la hispana y la islámica”, complementó, por ello, la manta azul que cubre el patio geométrico, esa “mezquita portátil”, se complementa con una serie de ladrillos que penden y se suspenden y que sirven como un vínculo con un material prehispánico, el barro, el cual se sigue elaborando y representa parte de esa historia prehispánica.

Por otra parte, sobre los códices Felipe Arturo trabajó sobre la idea de amoxcalli, voz náhuatl que refiere al concepto “casa de los libros”, y que indica que en la cultura prehispánica se produjeron documentos que tenían la misma estructura que un texto europeo.

“Los códices fueron una práctica mesoamericana que denotan la importancia de la escritura y el registro de la historia, la religión, las finanzas y la vida social que se fueron extinguiendo a la llegada de los españoles”, expresó.

Entonces, el proyecto de trabajar sobre una biblioteca ambulante se reforzó cuando descubrió que en la colección de más de 3 mil piezas que forman parte del Museo Amparo no existe ni un códice mexicano, y que dicha sorpresa resonó más cuando halló que en Puebla existe la Biblioteca Palafoxiana, la primera biblioteca pública de América.

“Me llamó la atención que la gente no tiene conocimiento de esas ‘casas de los libros’, aunque conozcan la importancia que tiene resguardar un acervo y los materiales con los que se fabricaban, es decir, el papel amate”, refirió.

Por ello, la obra Biblioteca biombo retomó el papel amate que se produce en el municipio poblano de San Pablito Pahuatlán, como el material que sirvió de base para construir un mampara que contiene libros, los cuales al abrirse no tienen nada en su interior. “La idea es la misma que la mezquita, usar la estructura para referirnos a una parte de la historia, y al acercarse descubrir que está carente de contenido como las prácticas actuales”, concluyó.

Las intervenciones de Felipe Arturo se podrán ver desde el mediodía del próximo sábado 31 de julio, día de su inauguración.

 
 
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