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Jueves, 3 de junio de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla -
 
 

 OPINIÓN 

A un año de la tragedia en la guardería ABC

 
WULFRANO TORRES PÉREZ

A los niños difuntos y sobrevivientes de la guardería ABC y a sus padres, les ofrezco una disculpa por no haber
tenido el valor de solidarizarme con su dolor e indignación para exigir
justicia, pero principalmente por mi silencio vergonzante.

De acuerdo con el Unicef, en nuestro país  la pobreza tiene “rostro de infancia”, pues seis de cada 10 pobres son niños. Asimismo, según el Comité de Defensa de los Niños de Naciones Unidas, la discriminación que sufren los niños indígenas en México, así como la violación de sus garantías individuales es un problema grave; la tasa de mortalidad en este sector de población es 58 por ciento más alta que la del resto de los niños mexicanos. Son miles los niños, principalmente indígenas de Guerrero, Oaxaca, Chiapas los que se incorporan como jornaleros en los campos de Nayarit, Sinaloa, Michoacán entre otros estados, cuya actividad que está catalogada como una de las más peligrosas para la salud  de los trabajadores por el uso de insecticidas, plaguicidas, fertilizantes, y agroquímicos sin ningún tipo de protección. Es lamentable el desamparo en el que sobreviven millones de nuestros niños; ellos no representan una prioridad para la familia emprendedora panista encabezada por Calderón.

La clase política blanquiazul caracterizada por colocar a los amigos y correligionarios en cargos de dirección, a pesar de sus generosas incompetencias, funcionarios que no funcionan, pero hábiles para los negocios y concesiones; estos seudo–gobernantes han visto en los niños una oportunidad para generar pequeñas empresas –estancias infantiles privatizadas. En las cuentas públicas de 2002 y 2005, la Auditoría Superior de la Federación detectó, entre otras fallas, falta de licitación pública de los servicios subrogados a guarderías y discrecionalidad en el monto de los pagos a éstas. Entre 1997 y 2007 el número de guarderías concesionadas se incrementó en casi 300 por ciento, mientras que las administradas por el Seguro Social no aumentaron en ese mismo periodo; privatizar los programas sociales y administrar la pobreza también pueden ser un buen negocio para unos cuantos. La guardería ABC de Hermosillo es una más de las mil 426 “microempresas” subrogadas, que de acuerdo con Daniel Karam –director del IMSS en el momento de la tragedia–, “no contaba con extintores, ni con salidas de emergencia, ni con personal suficiente para cuidar a los niños”. La guardería y la bodega donde se inició el incendio que dio muerte a 49 niños y otros tantos heridos, formaban una sola construcción separadas por una simple pared; en la primera se almacenaban niños y en la segunda, estantes y papelería del gobierno del estado. Entre los dueños de la guardería hay esposas de funcionarios del entonces gobernador  Eduardo Bours y una tía de Margarita Zavala, esposa de Calderón, empresarios todos ellos que están lejos de pisar la cárcel.

Las más de 8 mil estancias infantiles que la Secretaría de Desarrollo Social opera en el país y que para el PAN representan uno de los principales logros del actual gobierno; Calderón las presume como “excelentes” opciones para los “niños del barrio”. “Nosotros no estamos pensando en las grandes instalaciones;… estamos pensando en las casas particulares, cocheras, patios o comedores, pueden ser adaptados como estancias infantiles que no le cuestan carretadas de dinero al gobierno”. Como si de una burla se tratara, toda esta flatulencia verbal la expresó el “presidente del empleo” sólo unos días después del infierno que vivieron los niños en la guardería de Hermosillo.

Para este gobierno que se declara católico, entre menos dinero se invierta en nuestros niños, más recursos habrá para mantener sus inmorales salarios y privilegios. Son verdaderas carretadas de dinero lo que nos cuesta a los contribuyentes estos parásitos sociales que además de su incompetencia sobresalen por su corrupción; ellos sí son una verdadera carga para el país. ¿Por qué no mejor, si de ahorrar dinero se trata, empiezan éstos malos gobernantes por recortar sus ingresos y renuncian a sus privilegios?  Ante su clara incompetencia y por vergüenza, ¿por qué no mejor dejan los cargos que ostentan? Los mexicanos se los agradeceríamos.

 
 
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