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Martes, 20 de abril de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla -
 
 

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Aumenta la aprobación del aborto en el municipio de Puebla, da a conocer una encuesta

 
ENCUESTAS
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  • AMÉRICA FARÍAS OCAMPO

    En siete años, la aceptación hacia el aborto en el municipio de Puebla se duplicó, pues mientras en 2003 sólo 11.8 por ciento de los habitantes lo aprobaba, en 2010 el índice ascendió a 20.2.

    No obstante, aunque la aceptación hacia esta práctica registró un ascenso en los últimos años, en la capital poblana permanece una tendencia moralista hacía el tema, ya que se desaprueba cuando se ejecuta si la mujer está en riesgo de muerte o intervienen factores como la pobreza.

    Así lo revela una encuesta realizada por esta casa editorial en el municipio de Puebla a 402 habitantes con servicio telefónico en su casa entre el 12 y 13 de marzo del presente año. El estudio demoscópico compara los resultados que se obtuvieron en 2010  con otras encuestas que se han efectuado de 2003 a la fecha, en el mismo mes, sitio y con una muestra similar.

    Según la encuesta, mientras en 2003 66.6 por ciento de los habitantes trataba de convencer a una mujer de que no se practicara un aborto, en 2010 la tendencia se modificó un poco, pues actualmente sólo 58.6 por ciento impugnaría para que una mujer desistiera de ello.

    Hace siete años sólo 28 por ciento señalaba que respetaría la decisión de la mujer de interrumpir su embarazo. Ahora el porcentaje ascendió a 39 por ciento; es decir, hubo un incremento de 10 puntos porcentuales.

    De igual manera, se respeta más la decisión de la mujer cuando decide por ella misma interrumpir su embarazo. En 2003, 74.9 por ciento de los habitantes de la capital poblana desaprobaba que una mujer abortara por decisión propia, ahora el grado de desaprobación disminuyó a 55.5 por ciento.

    Sin embargo, el estudio demoscópico revela que todavía existe una renuencia por parte de la ciudadanía de aceptar el legrado cuando se registran ciertas condicionantes como cuando se presenta una malformación en el feto; pobreza o la vida de la embarazada está en riesgo.  La mayoría de los entrevistados sólo avala esta práctica cuando se presenta una violación.

    El 71.4 por ciento de los encuestados aceptó que una mujer se realizara un aborto si fue víctima de una violación, mientras que en 2003 sólo lo aprobaba un 72 por ciento; es decir, la tendencia en esta condicionante no se modificó.

    Cuando se les preguntó a los entrevistados si aceptaría que una mujer interrumpiera su embarazo si estuviera en peligro su vida, 26 por ciento lo desaprobó, mientras que hace siete años sólo un 17.2 por ciento lo hizo. Eso muestra que hay mayor desacuerdo a que una embarazada recurra a un aborto cuando se presenta esta condicionante.

    En 2003, 25.4 por ciento de los habitantes mostraba un desacuerdo porque una mujer abortada si el feto registraba una malformación física o mental. En 2010, la oposición incrementó a 33.1 por ciento.

    Casi siete de cada 10 habitantes desaprueban la interrupción del aborto cuando se realiza a causa de fallas del método anticonceptivo, mientras que tres de cada 10 lo aprueban.

    La pobreza no es un factor que influya mucho en los ciudadanos para que la mujer aborte, pues 78.4 por ciento de los encuestados manifestó desacuerdo, mientras que sólo 21.6 por ciento estuvo en acuerdo total o parcial.

    El desacuerdo entre los habitantes en el tema del aborto predomina más cuando una mujer decide hacerlo por no estar casada. 84.1 por ciento desaprueba que lo haga sólo por no contar con una pareja.

    La encuesta también registra que hay mayor desaprobación cuando se aborta si la mujer fue inseminada sin su consentimiento, pues en 2010, 47.4 por ciento de los entrevistados se opuso que se interrumpiera el embarazo cuando se presente esta condicionante, mientras que en 2003 el porcentaje era de 55.2 por ciento.

     

    “Persisten posturas

    fundamentalistas”: académica

     

    La investigadora del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Puebla, María Eugenia D’Aubeterre, consideró que los resultados de la encuesta reflejan que todavía persisten posturas “fundamentalistas” entre los habitantes de Puebla, pues si bien hay una mayor aceptación al aborto, se mantiene la postura de rechazar esta práctica cuando se presentan condicionantes como la pobreza.

    Por su parte, Catalina Pérez Osorio, representante del Colectivo de Mujeres por la Democracia, coincidió con D’Aubeterre de que se mantiene una postura moralistas entre la sociedad poblana y manifestó que todavía se ve mal que la mujer tome sus propias decisiones.

    En entrevista con La Jornada de Oriente, la investigadora de la UAP lamentó que todavía prevalezca la creencia que la mujer nació solamente para procrear y se siga viendo al aborto como un desacato “al mandato cultural patriarcal que es la maternidad”.

    Consideró que es necesario permear en la creencia de que las mujeres deben de ser madres por mandato y los hombres sólo por elección.

    “Los hijos es asunto de la madre y del padre, no sólo de la mujer, pues ambos participan en el engendramiento. Por qué el Estado no impone leyes que exijan que los hombres se hagan cargo de todos los hijos que tengan con una o más mujeres, por qué sólo conspirar para imponer un asunto de maternidad de mujeres”, criticó.

    En tanto, Anahí Espíndola Pérez, catedrática del departamento de Ciencias Sociales y Humanidades en la Universidad Iberoamericana de Puebla, destacó que existe una polarización de las respuestas, pero sobretodo, resaltó, un amplio rechazo en los casos en que: la mujer así lo decide, por fallas en el método anticonceptivo, pero particularmente cuando es pobre y cuando no está casada.

    Anahí indicó que de acuerdo con la encuesta en la capital el aborto es aceptado cuando la mujer ha sido víctima de alguna circunstancia que no tiene que ver con su voluntad, pero cuando tiene que ver con ella, entonces lo rechazan contundentemente.

    Antes estos resultados, la académica consideró que es discriminante que se desapruebe el aborto cuando se práctica por la propia voluntad de la mujer.

    “La decisión ya rebasó la cuestión de si el cigoto es un ser humano o no, sino que ya incluye juicios sobre la conducta de las mujeres, valores determinados sobre la maternidad, la vida sexual, etcétera. Ámbitos que ya desde la constitución son de carácter individual y por lo mismo, deberían depender  de la decisión de cada mujer y, por una cuestión de principios, esta decisión debería ser respetada por todos independientemente de que estés de acuerdo con el aborto o no.  Y tristemente, estamos en la situación contraria”, manifestó.

    Consideró que la idea del aborto tiene que ver con el trabajo tan intenso de los grupos conservadores en las últimas tres décadas.

    No obstante, subrayó, lo grave de esta situación es qué la discusión sobre el aborto se manipula mucho, sobre todo desde 2003 periodo en el que se ha registrado un “ola de políticos que a golpes de pecho van ganando popularidad. Y la discusión sobre el aborto ha rendido sus frutos en la compra de votos a favor de un lado o de otro, pero sobretodo del lado conservador. Además también  ha significado para el ala más conservadora de la iglesia católica participar activamente y de manera pública en la política, mediante esta discusión que aparece como moral, al punto de que hay una tónica que ha tomado la discusión en  que es muy fácil confundir que ser católico implica rechazar el aborto”.

     
     
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