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Lunes, 15 de febrero de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
 
 

Entre pólvora y música, comenzó en el municipio Huejotzingo el carnaval

 
PAULA CARRIZOSA

El 13 de febrero, las calles del municipio poblano de Huejotzingo se paralizaron desde el mediodía. Cientos de huehues venidos de los diversos barrios conformaron los contingentes de los zapadores, los indios, los zacapoaxtlas, los zuavos y los turcos, para dar comienzo con el primer día de carnaval. El sitio de reunión fue la iglesia del Carmen, ubicada en el llamado “Cerro Gordo” a la entrada del municipio. Ahí se concentraron los batallones para presentar las banderas, es decir, para exhibir a sus capitanes ante los demás contingentes y ante la comunidad.

La Jornada de Oriente convivió con el batallón de los zapadores, el cual está integrado por vecinos del Barrio del Carmen. El contingente está coordinado por el primer general, Carlos Santa María, quien cumplió con el sueño de dirigir al grupo. Vestido de azul y rojo, con un águila y la bandera mexicana en el pecho, con el mosquetón al hombro, una máscara con larga barba y el sombrero alto hecho de lana, Santa María comenzó el desfile montado a caballo, mientras su esposa Juanita Mora realizaba la comida para las más de mil 200 personas que arribaron a su casa, luego de que dio por terminada la presentación de las banderas.

“En la mañana le eché la bendición, le desee suerte”, expresó doña Juanita. La comida que ofreció fue la llamada “fritanga”, una docena de cazuelas con guisos como rellena, pancita de res, papas con rajas, salsas y arroz. Pero desde la mañana, ha ofrecido cajas de cerveza y vasos de pulque, “para que agarren fuerza”, expresó. El formar parte del carnaval y sobre todo, el que su esposo sea el general del primer batallón de zapadores, es “un orgullo para la familia”, confió al momento de preveer que para el día martes, día último del carnaval, recibirá a unas 5 mil personas. Para ello ofrecerá barbacoa y cientos de cervezas, además de mixiotes de carnero y jarras de pulque.

Bailar, comer y tomar durante cuatro días no es fácilmente costeable. Además de los recursos que los Santa María y los Mora otorgan para el carnaval, éstos se complementan cuando el batallón va bailando en cada una de las casas del barrio y va pidiendo “para la música”, frase que significa que los vecinos deben aportar alguna suma económica. Pero para ellos vale más el carnaval.“Para el martes, cuando terminemos, nos pondremos una borrachera”, finalizó.

El zócalo de Huejotzingo lució lleno de los motivos del carnaval. Entre comercios ambulantes de comida y cerveza, sobresalieron los que ofrecieron la vestimenta y los accesorios que debe portar un huehue. Un ejemplo de ello son los rifles que realiza Rafael Sánchez Ricano, artesano que desde hace ocho años se dedica a tallar rifles de madera, los cuales van desde los 3 mil 800 pesos, pues son únicos y de una sola pieza. Lo más importante es la parte inferior, pues es donde los huehues dan el golpe para hacer estallar la pólvora. “He hecho muchos rifles, pero aún no he probado ninguno pues el primer estallido debe ser para ellos”, confió Rafael Sánchez.

Domingo Guevara Justo, a su vez, tiene una empresa familiar en donde su esposa diseña mientras él vende los trajes del batallón francés. Trajes para niños y adultos han sido confeccionados por la familia, quienes recordaron que han vestido a muchos de la comunidad. “Hemos diseñado hasta para un bebé de tres meses de edad”, expresó.

Este año, entre el estruendo de los mosquetones, los chiflidos de los huehues y la música de las bandas, pudo distinguirse algo en particular: se ha editado el disco Carnaval de Huejotzingo 2010, orgullo de Puebla, el cual, con un diseño casero, permite que el festival siga sonando.

 
 
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