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Lunes, 25 de enero de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla - Tehuacán
 
 

Hallan en Tlacotepec gran centro urbano arqueológico con influencia teotihuacana

 

Por los estudios topográficos se descubrió el sitio está orientado a 294 grados al poniente, de modo que las construcciones están viendo hacia el volcán Popocatépetl, lo mismo que a La Malinche y al Pico de Orizaba / Foto Elizabeth Rodríguez Lezama
ELIZABETH RODRÍGUEZ LEZAMA

Tlacotepec de Benito Juárez. Un centro urbano arqueológico, que abarca más de 51 hectáreas, fue hallado en el barrio de Santo Nombre, en donde el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) trabaja para poder sacar a la luz la grandeza de dicho sitio, que se compone de, al menos, 25 monumentos, de los cuales dos ya están al descubierto y son custodiados por ejidatarios del lugar.

Blas Castellón e Ivonne Pérez son los arqueólogos que están al frente de los trabajos en Los Teteles de Santo Nombre, ejido perteneciente a este municipio donde desde junio del año pasado se iniciaron labores de limpieza para descubrir de entre los montículos de tierra una plaza ceremonial que data de los años de grandeza de Teotihuacán.

Hasta ahora el trabajo topográfico apenas abarca 10 hectáreas de la población, donde está la zona nuclear del centro urbano, pero el área protegida abarca más de 51 hectáreas, explicó Ivonne Pérez, quien fue la encargada de dirigir las labores de campo en esta zona, donde se tienen ya detectadas 25 edificaciones, entre las que destacan cinco grandes plazas.

Según los datos que dio a conocer Blas Castellón, dicho sitio tuvo ocupaciones en diferentes épocas que van del 400 a.C. al 700 d.C., lo que da un indicio de que se puede tratar de los antecesores de la cultura popoloca, misma que todavía tiene poblaciones parlantes en este municipio.

Por lo que se logró descubrir en dichas construcciones existe la certeza de que la última ocupación fue en el periodo preclásico tardío, por el 700 d.C., y la influencia de Teotihuacán es notoria en la arquitectura de esta región, aunque aclaró que todavía  faltan definir muchos aspectos que se van a conocer con el estudio de los materiales que se han encontrado.

Cerámica de naranjado delgado y obsidiana verde, así como grandes cantidades de carbón son algunos de los hallazgos, además de piezas entre las que destaca un rostro tallado que se colocó, al parecer, como parte de una ofrenda, detalló Castellón al expresar que todo indica que la plaza donde se trabaja actualmente, constituida por tres edificaciones, de las cuales una ya se rescató casi en un 90 por ciento, estaba dedicada al culto de la agricultura y la fertilidad.

Por los estudios topográficos se descubrió la orientación del sitio y su crecimiento, todo lo cual está orientado a 294 grados al poniente, de modo que las construcciones están viendo hacia el Popocatépetl, volcán que se avizora con facilidad desde la parte alta de la zona, lo mismo que la Malinche y el Pico de Orizaba, por lo que para Ivonne Pérez es un sitio con una vista privilegiada.

La construcción más alta, se calcula, mide alrededor de 22 metros de altura, con una base de 100 por 50, señaló la topógrafa, a quien los lugareños identifican como “la jefa” por ser quien dirigió toda la labor de limpieza, para lo cual se contrató a la mayoría de los ejidatarios, puesto que la zona se encuentra asentada en tierras comunales.

Por el momento los trabajos están detenidos porque el recurso destinado, de un millón de pesos, se agotó en el pasado mes de diciembre, lo que obliga a mantener la espera de que en este año se destine una cantidad mayor, manifestó Blas Castellón, al explicar que la idea es trabajar todo lo que resta del sexenio federal.

Una pirámide de siete metros es lo que se logra tener ya a la vista, así como otro espacio al frente del sitio protegido que se denominó La Casa del Nahual; el primero es parte del centro ceremonial dedicado al cultor agrícola, el otro se considera una vivienda particular que tenía cercanía con la zona de mercadería, y a pocos metros de ella también se tiene ubicado el tradicional juego de pelota.

Dentro de las conclusiones de los arqueólogos destaca que la última cultura que pobló la zona realizó modificaciones para “ir cerrando espacios, lo que significa que trataron de impedir que extraños tuvieran acceso a sus dominios”.

La otra son los vestigios de un posible acto de clausura de la ocupación, muy presente en el sitio en donde se lleva el trabajo más avanzado donde se encontró una ofrenda de granos quemados, lo que hace suponer que los habitantes decidieron incendiar el lugar, cubrirlo de tierra y luego abandonarlo, aunque las causas de esa drástica decision todavía no se logran identificar.

Aún falta mucho por hacer, y pese a que el caso no había trascendido a los medios de comunicación, la infomación de boca en boca ha hecho que el sitio llegue a registrar hasta más de 600 visitantes por semana, lo que obligó a tomar medidas de seguridad como cercar las zonas ya descubiertas y montar una guardia permanente por parte de los ejidatarios.

Blas Castellón manifestó que aún no se logra negociar con el ejido el asunto de la propiedad de la tierra, aspecto que debe efectuarse en la segunda etapa de los trabajos, lo mismo que con los particulares, ya que el proyecto es ambicioso y pretende rescatar todo el espacio de la centro urbano y dotar al lugar de un museo.

 
 
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