El próximo sábado inicia el ascenso definitivo de Javier López Zavala a la candidatura del PRI a gobernador de Puebla, pues ese día el tricolor emite su convocatoria para designar a quien será su abanderado. El “señor Z” deja la secretaría de Desarrollo Social y festejará –con una semana de atraso– su cumpleaños 41, al que se pretende reunir unas 10 mil personas, que es el doble de los asistentes a la fiesta del año anterior y son parte fundamental de la estructura del Partido Revolucionario Institucional.
Dicho de otra manera, la mesa está casi puesta, ya que a López Zavala le falta una parte esencial, que es mantener la cohesión del PRI, pues llega al momento clave sin todavía alcanzar acuerdos con sus dos principales contrincantes: Enrique Doger Guerrero y Jesús Morales Flores.
Aunque se ha dicho que ya existe un acuerdo con Morales Flores para que posiblemente sea el coordinador de campaña de Javier López Zavala durante la contienda constitucional, lo cierto es que el activismo del hermano del ex gobernador Melquiades Morales este fin de semana no muestra que ya exista dicho entendimiento.
El viernes y el sábado, Jesús Morales tuvo reuniones con comités distritales que lo apoyan en Ciudad Serdán, Ajalpan, Tehuacán, Tepeaca, Tecamachalco y otros municipios de esas regiones; y este día estará en Libres, Tlatlauquitepec y Teziutlán.
En todos esos lugares el discurso que ha llevado es: “estamos en la competencia”, y ha dado órdenes para que se organice la inscripción de delegados que lo apoyarían en la convención en donde el PRI elegirá a su candidato, la cual se hará a finales de febrero.
También se sabe, que en esas reuniones algunos de sus seguidores le han hecho saber que habría una fuerte decepción se acaba claudicando.
Queda claro que Jesús Morales Flores no va a ganar la asamblea de delegados, pero su activismo es muestra de que todavía no se tiene los amarres suficientes para que se sume a la campaña de López Zavala y se pague una deuda que los marinistas tienen con este personaje priista.
Aún está fresco el recuerdo de que fue Jesús Morales quien convenció a su hermano Melquiades de que el candidato del PRI, hace seis años, debía ser Mario Marín Torres, una vez que se conocieron las encuestas que lo ubicaban como el aspirante mejor posicionado.
Y que Chucho Morales fue un factor decisivo para acercar a Mario Marín a grupos priistas que no creían que fuera el candidato.
Tal vez Jesús Morales esté, tal como dicen los priistas, solamente “estirando la liga lo más que pueda” para obtener una negociación lo más favorable o para garantizar que no lo vayan a dejar sin cumplir los acuerdos que le ofrezcan.
Sin embargo, quien si llega como una piedra en el zapato es Enrique Doger Guerrero, quien se prepara a seguir dos rutas:
Una, inscribirse como aspirante a candidato y durante el mes que dure la precampaña recorrer el estado denunciando la imposición de López Zavala, la inequidad del proceso de selección del candidato y buscando generar una ruptura en el PRI. Si no le permiten dicho activismo, se sabe que recurrirá al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para impugnar el proceso interno del tricolor.
Y la segunda es brincar a la oposición cuando inicien las campañas electorales para buscar alentar el voto opositor contra el PRI y su candidato.
Se rumora que ya existe un acuerdo con Doger Guerrero que pasa por darle candidaturas a diputados a dos de sus más fieles colaboradores: Ignacio Mier Velasco y Alejandro Oaxaca Carreón. Y que incluso se podría pactar que el ex rector de la UAP fuera candidato del PRD a edil de la capital como parte de un acuerdo con el marinismo.
Realmente son poco creíbles esas versiones, y todo apunta a que Doger, dentro o fuera del PRI, en la campaña o a lo largo del sexenio, se perfila a ser el principal y más duro opositor al “señor Z”. Incluso más que el senador Rafael Moreno Valle Rosas, quien se ha destacado por evitar confrontaciones directas con el marinismo.
Y esta situación es resultado de la soberbia que ha privado en el grupo en el poder, que no ha compartido espacios y que todos los cargos han sido para dicha facción.
Eso plantea que si López Zavala quiere trascender como un político fuerte deberá abandonar esa actitud y buscar conciliar con todas las facciones e intereses que conviven en el PRI. Si no lo hace, ese podría ser un factor que lo debilite en los próximos meses o años.
Sobre todo porque el secretario de Desarrollo Social no llega con números holgados de preferencias electorales, tal como arribaron a la candidatura del PRI los dos anteriores abanderados de ese partido, Melquiades Morales Flores y Mario Marín Torres.
Un primer paso que debe dar el “señor Z” es incorporar a su precampaña a los aspirantes que buscaron la postulación, pero no con cargos menores, sino con posiciones relevantes. Si no lo hace, será una muestra de soberbia y de debilidad. Si consigue incorporarlo, entonces se fortalecerá.
Hasta ahora se desconoce cómo va a conformar López Zavala su equipo duro de trabajo. Se sabe que se irán con él, tres de sus más importantes colaboradores: José Luis Márquez, René Lechuga y Óscar de la Vega.
Aún no se sabe si lo seguirá Darío Carmona García. Esta semana se decidirá si sigue en la SEP o se va a la coordinación de promoción del voto del equipo de López Zavala o es movido a la Secretaría de Gobernación, una vez que Mario Montero Serrano deje esa posición del gabinete para buscar la candidatura priista a alcalde de Puebla.
Para Gobernación se ha mencionado que podría llegar el actual subsecretario de esa dependencia, Joe Hernández Corona, o incluso el ex presidente del Tribunal Superior de Justicia, Guillermo Pacheco Pulido.
