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Jueves, 29 de octubre de 2009
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
 
 

La belleza es poco estudiada por las Ciencias Sociales, a pesar de su influencia: Naief Yehya

 

Naief Yehya durante el primer día del Congreso Internacional de Artes, Ciencias y Humanidades / Foto Abraham Paredes
ALONSO FRAGUA

La belleza, a pesar de su innegable influencia en la sociedad, ha sido poco estudiada por las Ciencias Sociales que la consideran un tema superficial. Sin embargo, no está lejos el día en que la raza humana esté dividida entre aquellos cuyos padres tuvieron el dinero para escoger sus atributos físicos –e intelectuales– antes de la concepción, gracias a la tecnología genética; y el resto de la gente que tendrá que vivir con sus defectos.

Lo anterior fue parte de la ponencia La bella y el cyborg. Representaciones y manipulaciones de la carne para acariciar el ideal estético, impartida por el escritor, ensayista y crítico cultural, Naief Yehya, durante el primer día del Congreso Internacional de Artes, Ciencias y Humanidades, “El cuerpo descifrado”, que continuará hasta el viernes 30 de octubre, en el edificio Carolino de la UAP.

El también novelista y colaborador de La Jornada comentó que la belleza –al menos en la mujer– no sólo es impuesta a través de modelos estéticos promovidos en los medios; es decir, no es tan subjetiva como todo el mundo afirma. La belleza femenina es una realidad, no un mito, aunque nos duela aceptarlo”. No sólo es una herramienta de presión, ni un valor transitorio que cambia con las temporadas. La belleza depende mucho menos de la percepción personal y más de factores sociales”, y hasta genéticos.

Y para sustentar lo anterior, habló de un famoso experimento realizado en los 80, en donde un grupo de bebés de entre dos y seis meses de edad fueron expuestos a diferentes fotos de rostros. Los científicos vieron que los pequeños –que no tenía una concepción construida sobre la belleza– miraban por más tiempo a las fotos de personas consideradas como bellas.

Y para todos aquellos que pensaba que el modelo nórdico de belleza –rubio y de ojos claros– es simplemente una imposición cultural de occidente, Yehya cambió sus ideas al explicar que la tez blanca es más apreciada por los sentidos pues no sabe mentir, ya que muestra más claramente señales de excitación, fertilidad y salud. Es decir, no sabe ocultar vergüenza, edad o enfermedades.

Finalmente, para recalcar que la belleza es un factor determinante en la sociedad dijo que “nada pone en tantos aprietos a los seres humanos como la belleza. Ningún prejuicio es más negado ni más común que el fisionomismo (discriminación a los feos), término que ni siquiera es universalmente aceptado”, pero si practicado todos los días.

 
 
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