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Viernes, 23 de octubre de 2009
La Jornada de Oriente - Puebla -
 
 

 LA ENTREVISTA  

Montero Ponce, Guinness por los 40 años de Tribuna Radiofónica, nos cuenta su vida

 

En la imagen, el entrevistado con Liza Minelli
HORACIO REIBA

No conoció a su padre. Hijo único de madre soltera, Enrique Montero Ponce (EMP) nació en Puebla hace 81 años, y no terminaba aún la secundaria –en la Venustiano Carranza– cuando sintió el llamado del periodismo. Como siempre le gustaron los deportes, empezó por enviarle algunas colaboraciones a Alejandro Aguilar “Fray Nano”, director de La Afición, hasta que, poco a poco, empezaron a publicárselas. El entusiasmo de su mamá al ver el nombre de Enrique en letra impresa impulsó a éste a informarle con toda solemnidad que ya estaba contratado y lo requerían en aquel periódico verde, con sede en el Distrito federal. Así que reunió unos cuantos pesos ahorrados y con la bendición de su madre, que había caído en el inocente engaño, se presentó en las oficinas del diario capitalino y le explicó a “Fray Nano” su situación. Eran los tiempos románticos del periodismo y el comprensivo viejo resolvió hacerle un hueco en su nómina. Montero empezó su carrera desde abajo, pasando de recadero a colaborador eventual y, por fin, a redactor de La Afición. El resto de la historia así iniciada será mejor que nos lo cuente de viva voz el periodista que esta noche celebrará los 40 años en el aire de Tribuna Radiofónica, culminación de una carrera llena de vicisitudes. Como corresponde a todo periodista que se respete.

 

Vivencias y recuerdos

 

EMP –En aquella época no había escuelas de periodismo, nuestra universidad era la práctica misma, y nuestros maestros los mejores redactores y articulistas que ha tenido este país. Pronto conocí a Paco Malgesto, a Manuel Seyde, a Antonio Andere, a Sonny Alarcón, al Mago Septién, a Pepe Alameda. Imagina mi emoción al departir y aprender de aquellos señorones, y el orgullo que me invadió cuando, en un programa de la XEW llamado Lunes Deportivo Casinos, escuché leer mi resumen de la semana, que había redactado reemplazando a Eduardo Canto, que era el titular. ¡Inolvidable sensación! Soy un convencido de que, cuando uno nace para algo, la misma pasión le permite avanzar con rapidez meteórica. A mí me sucedió. Llegué a México con 17 años, y a los 20 era ya un reportero al que mandaban a cubrir eventos de primer nivel, Estaba en vías de lograr cosas muy importantes.

La Jornada de Oriente (JO) –¿Eres de los que piensan que periodistas, cronistas y articulistas con la tremenda personalidad y estilo de los que has mencionado se fueron para siempre?         

EMP –Absolutamente. Había entonces muy pocos medios, y hacerse de un lugar en cualquiera de ellos era muy difícil, se necesitaba una calidad fuera de serie. Que una vez demostrada, había que confirmarla todos los días. Hoy todo eso se ha perdido, y los cronistas y comentaristas son intercambiables. Creo que nadie volverá a escribir de futbol, boxeo, ciclismo con la agudeza y la calidad literaria de don Antonio Huerta. O a narrar algo, no sólo toros, con la elegancia y los conocimientos de Pepe Alameda. Manuel Seyde era de otro estilo: compacto, conciso, demoledor. Inventó el mote de ratones verdes para nuestros seleccionados, y recuerdo cuando, en una línea, acabó con Panchito Hernández, un jugador del Zacatepec de gran calidad, pero sumamente tibio. “Si Panchito se dedicara a vender atole, se haría millonario” ¡Dime dónde está hoy alguien capaz de escribir o decir algo semejante!

JO –¿Y cómo fue que dejaste todo eso para volverte a Puebla?

EMP –Mi relación con mi madre siempre fue para ambos lo más importante en la vida. Resulta que una tarde me enteré que llevaba dos semanas enferma y en cama, y de inmediato tomé el camión a Puebla. No eran muy claros sus síntomas y busqué al doctor para conocer la verdad. “Está enferma de tristeza, no tiene otra cosa”, me informó. Yo le propuse llevármela a México, donde empezaba labrarme una posición, pero ella estaba enamorada de su ciudad y se negó. Como su estado empeoró en cuanto me volví a la capital para seguir trabajando, me tuve que regresar definitivamente a Puebla. Y hasta la fecha...

JO –La gente de aquí te recuerda sobre todo como redactor de El Sol de Puebla, de la Cadena García Valseca.


Abajo, Montero Ponce con Paco Michel y Tulio Hernández; arriba, en su despacho

EMP –Como ya era conocido me contrataron casi de inmediato para la sección deportiva de El Sol. Y allí fue donde se empezó a despertar en mí el gusto por la política. Resulta que había un columnista renombrado, René Cervantes, del que me hice muy amigo. Él era miembro de Acción Nacional y me introdujo en su círculo, dentro del cual figuraba el padre del actual presidente de la República, don Luis Calderón Vega, hombre de un vozarrón impresionante, gran orador. Quiero decirte con esto que invadí otras fuentes, me pasaron a La Voz de Puebla, donde fui primero redactor, luego subdirector y al cabo director. Convencí al coronel García Valseca de que me dejara manejar al periódico como yo quisiera, conocí a don Antonio Quevedo que era un viejo sensacional, y me dio todo su apoyo y muchísimas oportunidades en forma de exclusivas, presupuesto, viajes...

JO –Claro que todo eso retribuido por lo que, bajo tu dirección, La Voz dio a ganar a la Cadena en aquellos años 50 y 60.

EMP –Calcula tú... llegamos a vender 35 mil ejemplares diarios, cuando la ciudad tenía 250 mil habitantes. A veces iba al cine, y me impactaba, en el intermedio, ver cómo la gente empezaba a abrir su Voz, y en menos de un minuto tenías a casi todos los espectadores esperando en sus lugares la segunda película mientras leían las noticias. Aquella Voz de Puebla fue un periódico mágico.

 

La radio y la política

 

JO –Este viernes estarás de festejo por los 40 años de Tribuna Radiofónica. Pero esa es una historia que está relacionada, me parece, con tu salida de la Cadena García Valseca, tan inesperada que  nos tomó a todos por sorpresa.

EMP –Y a mí peor. Fue un episodio muy doloroso, porque la decidió el mismo coronel, que a mí me quería mucho y me había apoyado en todo. Fue por asuntos políticos de los que yo era ajeno. Por suerte, ya había echado a andar mi noticiero radiofónico y un programa dominical de tres horas en el canal local de televisión.

JO –Pero antes y después de eso, tus incursiones en el tema  político han sido siempre muy discutidas.

EMP. La política... cada periodista, cada editorialista, cada director, tenemos nuestra propia visión de la política y de los políticos.

JO –¿La tuya cuál es?

EMP –Bueno... en la mía caben, además de éxitos y satisfacciones innegables, algunos arrepentimientos. A mí un maestro de periodismo me dijo: mire, usted nunca cometa el error de pelearse con los políticos. Hágase amigo de ellos. Así, cuando les señale un error, si son inteligentes se lo agradecerán. Y en general, le van a dar exclusivas, que es lo que los periodistas siempre buscamos. Seguí el consejo al pie de la letra. Y menos Piña Olaya, todos los políticos importantes de Puebla han sido amigos míos. Gracias a eso, Aurelio Fernández y yo logramos salvar la zona de Angelópolis de las garras de unos cuantos. Claro que con los pantalones de don Manuel Barttlet por delante, pero nosotros le pusimos todo el caso en charola de plata.

JO –Hablabas también de arrepentimientos...

EMP –Como te platico una cosa te platico la otra. Cuando salió electo el doctor José Murad, me tocó apoyarlo con todo, más que nada por un compromiso de amistad con Jiménez Morales. Desde luego, hubo un fraude evidente en los comicios, en perjuicio del ingeniero Villa Escalera, candidato del PAN. Pero yo sostuve al aire que todo estaba en orden. Y no veas. A la mañana siguiente, llego al radio a hacer mi programa y me encuentro con gente insultándome a la entrada, y una gran manta que decía “Muera Mentiras Ponce” como bienvenida. Ese mismo día, la iniciativa privada me retiraba toda la publicidad del programa de radio. No sabes cómo me afectó. Pero había cometido un grave error y lo reconozco. En el fondo, fue una gran lección. Me abrió los ojos y, en lo sucesivo, Tribuna sería un medio plural, el primer medio profundamente plural de Puebla.

JO –Oyendo opinar a la gente sobre tu trayectoria como hombre público, uno se queda con la impresión de que has sido excesivamente gobiernista...

EMP –Me han colgado ese sambenito y lo soporto porque, qué se le va a hacer.

 

El presente

 

JO –¿Qué te parece la ocupación policial y la paralela liquidación de Luz y Fuerza del Centro?

EMP –Bueno, si es verdad todo lo que dicen que nos estaba costando a los contribuyentes, ciertamente había que terminar con esa institución, a la que otros presidentes le habían sacado el bulto. Lo que sí queda claro es que tienes que medir con la misma vara, y ahí están, a la espera de su hora, el sindicato de Pemex, el de los mineros y tantos más.

JO –¿Tu  opinión sobre el charrismo sindical, tan mexicano y tan deplorable?

EMP –Son agujeros que ya tenía la política mexicana. No es la clase de sindicalismo que tenemos que defender. El que vale la pena apoyar es el que lucha de verdad por los intereses de los trabajadores.

JO –¿Pero no lo hacía el SME, que según se dice fue disuelto  precisamente por incómodo para el gobierno? ¿Recuerdas específicamente alguno otro?

EMP –Hombre, me la pones difícil... Bueno, está el de los ferrocarrileros, encabezado por Demetrio Vallejo en una lucha limpia y justa. Que además le costó muchos años de cárcel. Afortunadamente, hoy ya puedes salir a la calle y decir lo que te dé la gana y ya no te pasa nada...

 

 

 

JO –¿Estás seguro? ¿Cómo justificar entonces casos como Atenco, la Cocopa, Guadalajara?

EMP –Bueno, vamos a decir que en términos generales sí puedes expresarte y manifestarte libremente en el México de hoy. Y claro que hay libertad de prensa, y cuando ocurre algo irregular enseguida se denuncia en los medios.

JO –¿En todos los medios? ¿También los electrónicos?

EMP –Vamos por partes. La libertad de prensa, y eso te lo firmo con pleno conocimiento de causa, no la coartó directamente el gobierno en épocas pasadas. Fue un arreglo de los editores con el gobierno. Ellos entregaron su libertad, se vendieron. Y eso no se vale.

JO –Pero eso, en la práctica, significa una libertad de prensa entre comillas...

EMP –Bueno, pero por encima de eso hoy tenemos un periódico como La Jornada, que hace uso de su libertad para darle voz a la izquierda, y con una gran vocación democrática.

JO –Háblanos un poco de la alternancia y la transición a la democracia.

EMP –El final del dominio del PRI estaba cantado. Demasiados errores, que culminaron con el famoso error de diciembre, que nos pegó durísimo a todos. Surge un tipo carismático como Fox, la gente lo vota para presidente... y nos sale peor el remedio que la enfermedad.

JO –Y sin embargo, el PAN repite en la presidencia.

EMP –Bueno, sobre la legitimidad de la elección de 2006 tengo mis serias dudas. Y si fuera verdad que ganó Calderón, lo hizo apoyado en la campaña más innoble que se ha montado en este país, la campaña del miedo contra López Obrador, que armaron entre las televisoras y la iniciativa privada. A fuerza derrotaron a AMLO. De eso no tengo la menor duda. Y al final, ni la alternancia funcionó ni tenemos transición a la democracia.

JO –Antes no había democracia, ahora tampoco ¿Qué nos está haciendo falta para alcanzarla? ¿Es  factible en las actuales condiciones? ¿Hay salidas institucionales o no?

EMP –Las instituciones están demasiado desgastadas. Hace falta, y en esto estoy de acuerdo con Porfirio Muñoz Ledo, una verdadera reforma de Estado. Algún día tiene que hacerse.

JO –¿Pero es reforma de Estado o reforma de país? Porque el desgaste institucional corre parejo al desgaste social. ¿Crees que bastaría con una reforma legislativa? ¿No correría el riesgo de quedarse en los papeles?¿Hay una clase política y, un empresariado dispuestos a ceder privilegios? ¿Y un país suficientemente informado y maduro para convertirse en actor político y forzar esos cambios tan  necesarios?¿Algún país latinomericano podría marcarnos la pauta?

EMP –Brasil. Chile. En Chile, la sociedad echó al dictador Pinochet mediante un referéndum. Y hoy son países que están a la vanguardia en materia de desarrollo. La democracia promueve desarrollo. El autoritarismo lo frena.

JO –Pero esos países están muy lejos. Y no sólo geográficamente...

EMP –Nos falta cultura política, eso es cierto. Y además, los partidos políticos tendrían que asumir la necesaria reforma del estado. Si llegaran a ponerse de acuerdo, otro gallo nos cantara.

JO –¿Falta de cultura política o sobra de autismo en nuestra clase gobernante? Acaba de haber en México una marcha de protesta de más de 300 mil personas, y el gobierno no da señales de enterarse de lo que eso representa. Al contrario, van y nos exprimen con nuevos impuestos.

EMP –Pues sí, aparentemente no pasa nada. Pero déjalos que sigan jugando con la paciencia de la gente, y algún día se van a arrepentir. Ya Marcos dio una señal.

JO –¿Sirvió de algo?

EMP –Mira, yo ya no entiendo a Marcos. Desde que se enredó en ese monumento a la inoportunidad que fue la otra campaña no da pie con bola. Por lo pronto, ahí se convirtió, al combatir frontalmente la candidatura de López Obrador, en un factor para la continuidad del PAN.

JO –Cambiemos de tercio. Obama, ¿ qué te dice ese nombre?

EMP –Ahí tienes un país con leyes que le permiten al pueblo tomar decisiones drásticas. Y que decide librarse de una política tan nefasta como la de Bush –que además se robó una elección, la primera suya–, y apostar por un joven de raza negra, carismático, lúcido, excelente orador. Claro que su visión de los problemas de su país lastima intereses muy fuertes, y va a tener que fajarse los pantalones. Pero hasta hoy, yo creo en Obama.

JO –¿Lula?

EMP –Es el político de moda. Un tipazo. Ganó la Copa del Mundo y acaba de ganar la Olimpiada para su país. Y va a invertir millones para acabar con las favelas.

JO –Habrá que verlo. ¿Evo Morales?

EMP –Un indígena hambriento de justicia. Está haciendo lo que su pueblo esperaba de él.

JO –¿Chávez?

EMP –No me gusta. Huele a dictador desde lejos.

JO –¿Castro?

EMP –¡Siempre fui un admirador de Fidel Castro! Por lo que hizo de Cuba, por su resistencia tenaz al bloqueo estadounidense, por su talento y su carisma personal...

JO –¿Y qué opinas del modelo económico neoliberal, del que han sido nuestros gobernantes seguidores fidelísimos?

EMP –Son seguidores los políticos y las fuerzas económicas que siempre han dominado al país. No me gusta nada.

JO –¿El periodismo en la Puebla de hoy?

EMP –Demasiados medios y muy poco control de calidad. Poco profesionalismo y un uso abusivo del micrófono y la pluma para regodearse o, lo que es peor, para fines personales.

 

Gustos y preferencias

 

JO –Queremos conocer ahora a Enrique Montero Ponce a través de sus gustos personales... ¿Hay algún sitio, algún lugar de Puebla que te seduzca especialmente?

EMP –El Portal, donde está el Royalty.

JO –Un platillo.

EMP –Los chiles en nogada, el pipián verde, el mole de caderas.

JO –Una bebida.

EMP –Primero fui amigo del ron. Luego, del whisky.

JO –Un periodista en el amplio sentido de la palabra.

EMP –Julio Scherer y Carlos Payán. Nada más por haber creado La Jornada, Payán ya se ganó el cielo.

JO –¿Un libro?

EMP –Mejor que un título, te doy un autor: Eduardo Galeano.

JO –¿Una frase?

EMP –Al llegar a los 80, o da uno pena o da envidia. Yo quiero dar envidia.

JO –¿Un premio?

EMP –El día 22 estaremos recibiendo en Puebla a un representante de los Premios Guinness, que viene a reconocer oficialmente a Tribuna Radiofónica como el único noticiero del mundo que se ha transmitido durante 40 años sin fallar un solo día. La entrega va a ser en nuestra cena de aniversario, el viernes 23. Ese día presentaré también el libro de memorias que, a petición y con el apoyo de mis amigos, he podido escribir, sin más pretensión que compartir las experiencias que me han marcado.

JO –¿El libro se titula?

EMP –Le puse Toda una vida... a mi manera. Y es una primicia que le estoy dando, por tu conducto, a La Jornada de Oriente.  

 
 
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