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Lunes, 6 de julio de 2009
La Jornada de Oriente - Puebla -
 
 

 CARPETA 

Elección en crisis

 
Sergio Cortés

Computadas siete de cada 10 casillas, el preliminar de la elección de diputados federales registraba un participación respecto a la lista nominal de 44 por ciento a nivel nacional (dos puntos más que en 2003), de 37 por ciento para la entidad poblana y de 38 por ciento para el municipio de Puebla; siendo un registro relativamente bajo con relación a los comicios federales anteriores, no lo es tanto comparado con los pronósticos. De última hora hubo definiciones de los indecisos, quienes sufragaron por todos menos el PAN, parafraseando una canción de Timbiriche.

Este año la economía registra una contracción del producto (–10 por ciento) similar a las de 1931, que fue el peor año que se recuerde después de la revolución de 1910; el desempleo y la no apertura de plazas de trabajo se estima en 2 millones para el año en curso, que también será inédita. Sus efectos han sido evidentes: hay contracción del gasto público destinado a la educación y la salud y ya se preparan impuestos especiales para aumentar los ingresos tributarios; el ingreso real de la mayoría de las familias es insuficiente para garantizar la ingesta diaria de alimentos y hay desaprobación mayoritaria de la gestión de Felipe Calderón, de quien se cree que sus políticas anticíclicas han sido inadecuadas para afrontar la corrupción, el desempleo, la crisis y la educación. El pasado fin de semana, 50 por ciento de los ciudadanos del municipio de Puebla desaprobó la gestión presidencial de Felipe Calderón, y 35 por ciento lo aprobó y, con relación a la solución de los problemas nacionales, el 69 por ciento de los ciudadanos radicados en el municipio de Puebla consideraron que eran inadecuadas las medidas dictadas por Felipe Calderón y 24 por ciento dijo lo contrario. Vivir en crisis se tradujo en una crisis de legitimidad del ejecutivo federal, si es que la tuviera.

Hace tres años, en la elección de diputados federales el PAN fue la primera fuerza electoral nacional con 33 por ciento de la votación emitida, hoy, al corte del 32 por ciento de las actas de casillas capturadas, tiene 28 por ciento; en cambio el PRI, que hace tres años fue la tercera fuerza electoral  con el 28 por ciento de la votación, hoy tiene el 35 por ciento. En esos años, el PRD pasó del 29 por ciento de la votación nacional al 12 por ciento. En la entidad poblana, al computo del 32 por ciento de las actas de casilla, el PRI tiene la ventaja en 12 de 16 distritos; el Centro de Investigación sobre Estudios de Opinión de la UAP, en su encuesta de salida, le otorga 15 de 16 distritos al Partido Revolucionario Institucional, e Indicadores, S.C., en su encuesta de salida de los cuatro distritos del municipio de Puebla, registra victoria del PRI en todos esos distritos. Para haber ganado cuatro distritos federales en 2006 (Huauchinango, Zacapoaxtla, Izúcar y Ajalpan), ganar 12 o 15 distritos es más que un triunfo del tricolor, es un mensaje claro de hartazgo al Ejecutivo federal y a su partido por no haber cumplido su oferta: empleo, estabilidad, seguridad y bienestar para todos.

El voto nulo (anulados y en blanco) fue significativo, fue el doble de lo que normalmente se registra: a nivel nacional estaba en 6 por ciento con relación a los votos emitidos, en la entidad era de 8 por ciento y en el municipio de Puebla, de 12 por ciento al computarse siete de cada 10 casillas. Calderonistas y amlistas de 2006 hoy decidieron anular su voto; comparados con los partidos registrados, los anulistas serían la quinta posición, atrás del PRI, PAN, PRD y PVEM. Si los votos nulos son el 6 por ciento de la votación emitida y la votación en urnas del 44 por ciento de la lista nominal, los anulistas serían el tres por ciento de la lista nominal (dos millones de ciudadanos), significativo pero muy distante del aplastante 70 por ciento (54 millones de ciudadanos), como pretenden representar sus oráculos. Las demandas de los autonombrados voceros de los anulistas, compartidas por los sufragistas de muchos partidos, deben ser desahogadas: referéndum, plebiscito, revocación de mandato, iniciativa popular; reelección; gastos y financiamiento de partidos. Reducir las exigencias ciudadanas a las intereses de Televisa sería empobrecer las reformas electorales; las modificaciones de 2007 al artículo 41 constitucional no es la causal del funcionamiento de los partidos ni de la cultura política en diestros y siniestros, con o sin partido.

 
 
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