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Lunes, 15 de junio de 2009
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
 
 

Cientos de grafiteros de varios estados intervinieron el barrio de San Antonio

 

 
ALONSO FRAGUA

Para celebrar un año de vida, Banda Urbana, AC convocó a grafiteros de varios estados del país a intervenir parte del barrio de San Antonio de la capital poblana. Cerca de 120 artistas urbanos respondieron a la invitación de la asociación civil que consiguió las paredes del Colegio salesiano “Trinidad Sánchez Santos” y que el sábado 13 y domingo 14 de junio cambiaron sus tonos tradicionales por el colorido del aerosol.

Gracias al apoyo del director de la institución, el padre Garay, los grafiteros tuvieron la oportunidad de pintar dos paredes ubicadas en la 3 Norte, entre la 28 y 30 Poniente; y en la 28 Norte, entre 3 y 5 Norte. “Las únicas condiciones del padre fueron que los murales fueran permanentes y que le pintáramos a San Juan Bosco. Y claro que vamos a pintar a don Bosco, de pie y de gran tamaño para que luzca, sólo que un par de semanas, una vez que hayamos escogido los bocetos”, comentó para este medio Miguel Díaz Hernández, director de Banda Urbana.

Estudiantes universitarios, profesionistas u oficinistas, los grafiteros encargados de esta intervención son originarios de distintos municipios del estado y de otras entidades como DF, Durango, estado de México, Hidalgo, Oaxaca, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas, quienes solventaron todos sus gastos para participar en esta gran pinta legal.

Con cinco años y medio practicando el graffiti, Alfredo Juárez Meza Megoh elaboró una pieza que, según explica, hace una crítica al uso excesivo de los videojuegos, los cuales desquician y destruyen la mente. Por ello, el mural del estudiante de Ingeniería Mecatrónica, originario de Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, muestra una cabeza humana dividida en decenas de fragmentos.

A varios metros de Megoh, el colectivo Sin Fronteras hacía una reflexión en aerosol. “Nuestra pieza habla sobre las raíces y la identidad mexicana”, comenzaba Humo. “Lo que hicimos fue una representación de la magia de los nahuales que, de cierta forma, resisten a la espiritualidad que trajeron los europeos”.

“No se trata de luchar contra ángeles y otros símbolos de la religión católica, sino de resistir, defender. Estar conscientes de nuestro mestizaje pero sin olvidar lo que éramos antes y decirlo con orgullo. Normalmente en nuestros murales hablamos de nuestras raíces prehispánicas y de la cosmogonía de los antiguos, pero interpretada a nuestra manera”.

Con un fondo de iglesias envueltas en tonos rojos y amarillos, los nahuales del colectivo Sin fronteras emergen de las ruinas custodiadas por un escudo de piedra con un jaguar que observa al paseante desde el cemento. De perfil y portando sendas máscaras, los nahuales son protagonistas de la escena, sin perder de vista lo que sucede del otro lado de las paredes que los contienen.

“En esta pieza, las máscaras de los nahuales simbolizan la doble personalidad que todos los mexicanos tenemos. Pero también esas máscaras les dan el poder de mirar las cosas de otra manera. Los grafiteros tenemos ese poder, pues vemos de forma diferente las cosas, a la sociedad. A esta visión le agregamos además nuestros valores como la hermandad y el respeto e incorporamos elementos muy importantes de nuestro mundo: nuestras familias y todo lo que somos, nuestras profesiones u oficios que tenemos además del graffiti. Esa doble vida que vivimos”.

Los cerca de 50 murales en aerosol en las paredes de este colegio salesiano son parte de la intervención que Banda Urbana impulsa desde algunos meses en el barrio de San Antonio. La continuidad de este proyecto dependerá del apoyo y patrocinios que la asociación civil consiga y de los espacios disponibles.

 
 
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