“El tema de la despenalización de las sustancias prohibidas en México, no es una marihuanada ni tanpoco es un asunto de los que consumen, de los adictos. Es más complejo, porque también compete al área médica, pero además tiene que ver con la congruencia y la sensatez de una sociedad. En la actualidad, la lucha contra el narco es más absurda, corrupta y demasiado costosa, así lo han informado las instituciones internacionales que se dedican a estudiar las políticas antidrogas”.
“La guerra contra el narco que ha emprendido el gobierno mexicano, sólo ha demostrado que el consumo de enervantes ha ido en aumento. Sigue creciendo con la complicidad de las instituciones. Ya lo había dicho Luis Astorga: ‘la lucha contra el narco cuesta más dinero’, y muere mucho más gente por el alcohol y el tabaco, que por fumar marihuana’”, expuso Carlos Eduardo Martínez Rentería, director de la revista Generación, que en su edición 78, dedicada precisamente a la cannabis, fue presentada en la Casa de la lectura Profética.
Pese a que fue la primera actividad masiva, después del cierre de las puertas de Profética, por el virus de influenza AH1N1, la noche del viernes estuvo abarrotada por un público variopinto. Todos querían escuchar a fondo y de la voz de los especialistas, el polémico tema.
Ahí, Martínez Rentería argumentó que el consumo de marihuana es inofensivo, y para la gente con patologías terminales, el fumarse un chubis ayuda a bien morir. Hasta el momento, agregó, “en México no existe un caso clínico que diagnostique muerte por el excesivo consumo de marihuana. Y, sin embargo, a nadie van a matar por cruzar la esquina y comprar una botella de tonayita o unos cigarritos. Por favor, que el gobierno tenga un mínimo de respeto por nuestra inteligencia, pues el que se despenalice no incrementa el consumo”.
Por ello, calificó de insipiente el debate de la despenalización de las sustancias, en nuestro país. “El gobierno, sus cómplices y los partidos políticos se han abocado a cuestionar, negar y descalificar esta alternativa”.
Originalmente, la revista sería presentada en Puebla hace ocho días, pero una “epidemia extraña” impidió el acto. “Insistí mucho en que no se pospusiera por más tiempo, porque en momentos de incertidumbre, como el que estamos viviendo, lo primero que debemos hacer es no seguir al pie de la letra lo que dicen los supuestos gobernantes y los medios, que están inmiscuidos en una complicidad política que raya en lo estúpido”.
“Este gobierno no ha hecho nada bien y prefiero morir antes que dejar de besar. Es curioso que precisamente en este año, que se esperaban marchas multitudinarias por el aniversario de Atenco, el Día del Trabajo y el Día Mundial por la Liberación de la Marihuana, amenace la influenza, que todo el tiempo ha vivido entre nosotros”.
Los motivos de suspensión pueden ser legítimos, como la salud, pero “hay que guardar una carga de escepticismo para no vivir del dictamen cuasifascista, que nos ha orillado al miedo”.
A manera de antecedentes, explicó que las marchas en el país, por la despenalización de la marihuana, se iniciaron en 2001, a la par que en 300 ciudades del mundo, “con un trabajo heroico que ha encabezado la Asociación Mexicana del Estudio del Cannabis”.
Para la marcha esperábamos a 5 mil mexicanos
En tato, Leopoldo Rivera, presidente de la Asociación Mexicana del Estudio del Cannabis, comentó que en México, “la ley impide que organismos investiguen a fondo con sustancias prohibidas”, y como ejemplo puso el caso de la Instituto Mexicano de Psiquiatría, que importó un kilogramo de cocaína para su análisis, que todavía sigue atorado en la aduana.
“El movimiento de la despenalización no es nuevo en nuestro país, la lucha viene desde 1923. Ya en la década de los 40, Leopoldo Salazar, en ese tiempo titular de la Dirección de Salud, logró despenalizar las sustancias tan sólo por unos meses, aunque el boom del consumo se dio en los años 60, en el Festival de Avándaro. Años después vino la propuesta del Partido Comunista, el Manifiesto Pacheco y la primera marcha en 2001, cuando los políticos criticaron que nada más hacia falta que los rateros pidieran la legalización del robo”.
A principios de siglo, explicó –a manera de referencia– que la lucha pasó de la información de la sección policiaca a la cultura en los diarios, y actualmente a política, porque el lenguaje también ha cambiado.
“Ahora, la presentación de la revista me parece de ciencia ficción, sobre todo por la influenza que nos impidió la marcha a la que esperábamos la participación de unas 5 mil personas; aunque esto no frenará que nos manifestemos pacíficamente todo el mes de mayo con la toma del hemiciclo a Juárez”.
Más allá de la apología, Rentería resumió que el número 78 de Generación advierte y celebra la parte lúdica del consumo. Y no es la primera edición que toca el tema, anteriormente, “ya habíamos hablado de la cocaína, del peyote y los hongos, agotándose todos los ejemplares y hasta tuvimos que reeditar algunos”.
En esta edición participan académicos, investigadores, científicos y especialistas en el tema. Destaca el texto Sinsentido prohibicionista, de Jorge García Robles, ilustrado por la artista plástica Rosa Borrás; 2010: la Revolución Cannábica, de Leopoldo Rivera; Alucinaciones, visiones y agresividad, de Fernando Lobo; La utopía, de Guillermo Fadanelli; Generación: 18 años en el debate por la despenalización, de Alo Valenzuela; Andanzas de un narcotraficante, de Jorge Caballero; Los consumidores y sus derechos, de Alberto Angles; Jesús Malverde, patrono de pobres y narcos, de Noemí Zavala, y la vinculación de la hierba en el teatro, el cine, en la música y en el arte. A la venta en Profética (3 Sur 701), por sólo 30 pesos.
