El gobierno del estado rechazó que el malogrado intento por desalojar a integrantes del Consejo Democrático Magisterial Poblano de las instalaciones de las secciones 23 y 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) fuera fruto de la intención de congraciarse con Elba Esther Gordillo Morales, dirigente vitalicia de dicha organización gremial.
En una entrevista que le hicieron ayer varios medios de comunicación, el titular de la Secretaría de Gobernación, Mario Alberto Montero Serrano, dijo cuando se le preguntó sobre el supuesto pacto entre la administración que encabeza el priista Mario Marín Torres y “la maestra”: “No, no tenemos por qué congraciarnos con nadie” y añadió que la posición del Poder Ejecutivo local es institucional y que lleva una excelente relación, tanto con el ala oficial como con el ala crítica del sindicato.
No obstante, el funcionario, también a pregunta expresa, calificó al Consejo Democrático Magisterial Poblano como un “grupo radical” por no haber logrado un acuerdo con la dirigencia oficial del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Montero negó que hubiera represión policiaca y persecución contra los disidentes del magisterio –de hecho, confirmó la versión oficial de que ni siquiera hay órdenes de aprehensión contra ellos– y dijo que en ningún momento el gobierno marinista ha traicionado a los maestros críticos.
También reiteró el dicho oficial de que las acciones del pasado sábado por la noche obedecieron a las diligencias que debe realizar la PGJ y que no hubo represión policiaca.
Una veintena de elementos de la Policía Estatal intentó sin éxito en la noche del sábado y madrugada de este domingo, recuperar las instalaciones de la sección 23 del Sindicato SNTE, que desde octubre pasado mantenían tomadas los integrantes del Consejo Democrático Magisterial Poblano para exigir la eliminación de la Alianza por la Calidad Educativa (ACE).
En el inmueble, ubicado en la calle Naranjos número 39, de la colonia González Ortega, en las inmediaciones de la Central de Autobuses de Puebla, hubo forcejeos, empujones y enfrentamientos verbales de ambos frentes; sin embargo, pese a las amenazas de los uniformados por tomar el control del edificio y las agresiones de las que fueron víctimas los maestros, los granaderos y representantes de la Secretaría de Gobernación se replegaron y no lograron la incursión en la sede del magisterio.
