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Martes, 17 de marzo de 2009
La Jornada de Oriente - Puebla - Ecología
 
 

La sabiduría de los pueblos originarios, opción ante el colapso, plantean autores

 
ALONSO FRAGUA

A la crisis que atraviesa el planeta en términos económicos, ambientales y sociales habría que agregar una más, una del recuerdo. Resolver esta última es quizá la solución para las demás, de acuerdo con Víctor Manuel Toledo y Narciso Barrera–Bassols, autores del libro La memoria biocultural, que el pasado 12 de marzo fue presentado en la UIA, Puebla. En opinión de ambos académicos, la sociedad contemporánea ha perdido la capacidad de recordar la sabiduría que las civilizaciones del mundo han acumulado por miles de años y que podría contribuir a la supervivencia de la especie humana.

“No vemos la historia porque nos la han oscurecido. La era de la información es más bien la de los datos, mismos que nos hacen pensar que estamos mejor que antes, cuando no es tan cierto. Este libro es una llamada de atención en ese sentido. Es, paradójicamente, una manera de hacer visible lo visible: que las sociedades que consideramos ‘atrasadas’ van a dar la pauta para las nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza y entre nosotros como sociedad”, comentó Barrera–Bassols. “En México, a tan sólo unos kilómetros de nuestras ciudades están los guardianes de nuestros recursos en el medio rural”.

En una época de oscurantismo como los mismos autores la denominaron, La memoria biocultural hace un recorrido por los cinco continentes para recopilar la sabiduría y tradición de muchos de los pueblos originarios que aún habitan el planeta y cuyas técnicas y métodos para la agricultura y otras actividades humanas podrían representar una alternativa viable ante el posible colapso de la sociedad, opinión expresada no sólo por Toledo y Barrera–Bassols, sino por María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera y Carlos Horacio Reyes Ibarra, presentadores del texto.

Ante este crítico panorama, los autores opinan que otra parte de la solución está en la organización de la sociedad civil y en la confianza en el potencial humano de atreverse a inventar sin esperar que las acciones vengan de los gobiernos. Ahí está, señalan los autores, el caso de Cuba, cuya población en la década de los noventas tuvo que aprender a ser autosustentable ante la crisis que enfrentó la isla en el campo y en el ámbito energético al disolverse la URSS. Durante ese periodo, La Habana recurrió a la agricultura y ganadería urbana, lo que paradójicamente convierte a la empobrecida capital isleña en una ciudad del futuro, lista para enfrentar cualquier adversidad.

Finalmente, Toledo y Barrera–Bassols, el predominio de una cultura del caos, edificada sobre los restos de la de pueblos originarios en extinción, reduce cuando más a 15 años  nuestro plazo para poder inventariar su saber milenario antes de que se pierda para siempre. Asimismo, consideraron que es responsabilidad de las universidades analizar la realidad que enfrentamos y encontrar soluciones a la actual crisis civilizatoria en esa memoria ancestral, sin limitarse a teorizar e “investigar” por puro lucimiento académico pero sin aportarle al mundo nada que tenga validez real ni sentido práctico.

Narciso BarreraBassols es doctor en Ciencias por la Universidad de Gent, de Bélgica, y el Instituto Internacional de Geo–información, Ciencia y Observación de la Tierra, de Holanda. Asimismo, posee una maestría en Antropología y es licenciado en Geografía por la UNAM. Víctor Manuel Toledo es doctor en Ciencias por la UNAM, y también es miembro del Centro de Ecología de la misma universidad. Es, por otra parte, parte del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt desde 1984, y además es autor de más de 100 textos sobre investigación y divulgación científica.

 
 
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