La mentira acompaña a la política, los políticos son mentirosos profesionales, pues quien trate de ser sincero en esa carrera sería un desastre, concluyen los estudios del Instituto para las Ciencias Cognitivas y la Psicología Evolutiva de la Universidad de Nueva Inglaterra.
Los políticos son mentirosos exitosos porque encuentran el justo equilibrio entre mentir poco y mentir mucho en el proceso de seducción que hacen con el público, con sus electores potenciales ansiosos de escuchar soluciones a sus necesidades.
Porque se creen sus propias mentiras es que los políticos mienten muy bien, por eso es que son convincentes y eficaces ante los auditorios que escuchan las promesas que hacen y en ellas depositan la esperanza.
Como mentirosos expertos, los políticos son populares y especialistas en la manipulación, porque dicen a la gente lo que quiere escuchar y eso les permite sacar provecho de los demás en su beneficio personal.
A pesar de que se diga que una verdad es mejor que una mentira, socialmente se ha comprobado que se socializa más fácilmente una mentira que una verdad, de ahí el peso que el rumor tiene entre la clase política.
Pero si uno de los pilares de la democracia es el engaño al que los políticos someten a la ciudadanía, el otro es el periodismo que debe exponer las mentiras y no consentir acríticamente a esta clase.
Uno de los placeres del periodismo es que nunca sabes de qué vas a escribir cuando vas al trabajo, afirma Ben Bradlle, vicepresidente de The Washington Post, sobre todo cuando vas a la caza de las declaraciones de los políticos. Eso es lo excitante.
