Supervisores de secundarias del estado reprocharon al secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Rafael Ochoa Guzmán, que la dirigencia del SNTE los excluyera de la elaboración de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), porque esa actitud generó confusión y falta de acuerdos en torno a ese programa educativo, obligando a los maestros a salir a las calles para poder ser escuchados.
Las quejas se expusieron en una mesa de trabajo que encabezaron Ochoa Guzmán y el ex líder de la sección 51 del SNTE, Guillermo Aréchiga Santamaría, quien coincidió con los supervisores en que la prueba Enlace no puede ser usada para medir la preparación de los docentes, postura que comparten los profesores que buscan la cancelación de la ACE.
El encuentro se realizó en el restaurante “La Garita”, ubicado a un costado de Plaza Dorada, en donde los participantes debatieron durante tres horas sin llegar a ningún acuerdo.
La reunión de ayer forma parte de la estrategia de información que diseñó la dirigencia nacional del magisterio para concluir las protestas en Puebla que, desde el pasado 23 de octubre, obligaron a Rafael Ochoa a instalarse en la entidad, luego de que el conflicto rebasara a los líderes seccionales de la 23 y 51, Eric Lara Martínez y Cirilo Salas Hernández, respectivamente, quienes fueron desconocidos por los disidentes.
En el desayuno de este martes, la inconformidad de los docentes ante la ACE fue expuesta por la supervisora de la región Huauchinango, Adelina Acevedo Cortés, quien señaló al secretario general del SNTE que la alianza debió someterse a consulta de la base antes de echarla a andar en los estados.
El problema del sindicato, expresó la sexagenaria con un volumen de voz que le permitía ser escuchada con claridad en el salón contiguo al apartado en el que se encontraban, se centra en que los dirigentes nunca toman en cuenta a los mentores a la hora de decidir el rumbo del gremio.
De pie, a un costado de Rafael Ochoa, Adelina Acevedo señaló enérgica: “es necesario tener gente en las calles para que nos escuchen, porque de otra forma no se sentarían a dialogar con nosotros, no se tomarían la molestia de encabezar este desayuno”.
El secretario general del sindicato guardó silencio, ni siquiera intentó cambiar la dirección de su mirada, la cual mantuvo fija sobre el rostro endurecido de la maestra.
La supervisora aprovechó el momento para exponer las causas por las que Huauchinango es uno de los municipios de Puebla que se opone a la Alianza por la Calidad Educativa, firmada por las autoridades federales el pasado 15 de mayo y refrendada por los funcionarios estatales dos meses después.
Los puntos de la ACE que orillaron a los docentes de ese municipio, localizado en la zona norte de la entidad, a dejar las aulas para sumarse a las protestas del Consejo Democrático Magisterial Poblano (CDMP) es el sistema de evaluación que eligieron las autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y los dirigentes del SNTE, para medir el desempeño de los profesores y seleccionar a las escuelas que ingresarán en el programa de infraestructura planteado en la alianza.
La ACE, detalló la supervisora, considera la aplicación de una prueba –Enlace– para valorar el desempeño de los docentes y estudiantes que, en la práctica, hundiría en el rezago a las escuelas más pobres y marginadas del país, al no tomar en cuenta la diversidad de las condiciones educativas que existen en México.
“Existen maestros que para llegar a las escuelas de Huauchinango necesitan viajar durante ocho horas, salen a las 11 de la noche de sus casas para llegar a las 7 de la mañana a impartir clase; algunos atienden a más de un grupo a la vez y otros más tratan con jóvenes que sólo saben hablar dialectos”, argumentó.
Adelina Acevedo agregó: las condiciones educativas en esas zonas propician problemas de aprendizaje y los resultados son evidentes, ya que muchos de los niños no pueden ni escribir el nombre de cinco colores.
El problema, detalló, es que los recursos para infraestructura y los incentivos para los maestros dependen de las evaluaciones. “¿Qué va a pasar con esas escuelas rezagadas?, nunca van a poder mejorar sus instalaciones porque las circunstancias en las que operan provocan bajos niveles de desempeño escolar”.
En respuesta, Rafael Ochoa aseguró que la inconformidad de los docentes surge por falta de información, pues desconocen que la ACE es un programa en construcción que se adecuará a las necesidades de cada estado a través de mesas de análisis.
“Entonces, ¿qué es lo que les voy a decir a mis maestros, que vine a la reunión para que todo quedara igual?”, cuestionó enfadada Adelina Acevedo antes de ceder la palabra a otra de las supervisoras de secundarias generales, quien criticó las lagunas que tiene la alianza en tiempos de ejecución y sujetos responsables de efectuar los programas.
Pese a que los supervisores seguían exponiendo sus dudas, Rafael Ochoa dio por terminada la reunión, pretextando que en su agenda se encontraba otro compromiso al que tenía que asistir.
