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Martes, 29 de julio de 2008
La Jornada de Oriente - Puebla - Política
 
 

El diputado Pérez Vega fue torturado por policías de Tlacotepec de Porfirio Díaz

El diputado local por el Partido del Trabajo (PT) José Manuel Benigno Pérez Vega sufrió un intento de asesinato y fue torturado el domingo pasado por elementos la Policía Municipal de Tlacotepec de Porfirio Díaz, quienes lo esposaron a la batea de una camioneta y lo golpearon en muchas ocasiones durante más de hora y media, según calculó, además de colocárle los cañones de sus armas de fuego en la sien, la frente e introducírselos en la boca.

 

Con los ojos amoratados y el rostro hinchado por la golpiza, el representante popular ofreció ayer ruedas de prensa en Tehuacán y en la sede del Congreso local, en las que declaró que no confía en las autoridades de la entidad porque han alterado la escena del crimen / Foto: Rafael García Otero
M. Hernández  y E. Rodríguez
Puebla, Pue.

Al legislador y a sus acompañantes –su secretario particular Hervey Rivera González y Rafael García Salas, líder del Comité del Pueblo Unido– los uniformados también intentaron aplicarles la “ley fuga”, pues después de arrojarlos a un barranco de aproximadamente 30 metros de profundidad les dispararon en más de 30 ocasiones.

Pérez Vega –conocido también como Pepe Momoxpan– responsabilizó de las vejaciones al edil de Tlacotepec, Esteban Gorgonio Merino Mendoza, militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien, asegura, le preparó una celada que no se consumó, pero que de haber resultado hubiera provocado una turba en aquel municipio de la Sierra Negra de Puebla para lincharlos, ya que antes del ataque policiaco en Tlacotepec los esperaban enardecidas decenas de personas, azuzadas por hombres que tenían cortes de pelo como el que suelen usar los gendarmes.

En un recorrido que esta casa editorial hizo por El Crucero, inspectoría de Eloxochitlán, el lugar donde se perpetró la tortura, algunos vecinos narraron que alrededor de las 15 horas del domingo se percataron de la presencia de los policías de Tlacotepec, quienes golpeaban a tres personas –Pérez Vega, García Salas y Rivera González– que mantenían esposadas en la batea de sus patrullas.

Los hermanos Jesús y Apolinar Olivares Sandoval fueron algunos de los que presenciaron la agresión al legislador y sus compañeros, y refirieron que tras aventarlos a un barranco los policías lanzaron alrededor de 30 disparos, lo cual el diputado explicó después que fue una especie de “ley fuga”.

Con los ojos amoratados y el rostro hinchado por la golpiza, utilizando un palo como bastón, el representante popular ofreció ayer sendas ruedas de prensa en Tehuacán y en la sede del Congreso local –ubicado en la capital–, en las que declaró que no confía en las autoridades de la entidad porque han alterado la escena del crimen moviendo su camioneta. Por esa razón tramitará su denuncia ante la Procuraduría General de la República.

 

Preparaban linchamiento

Según su versión de lo sucedido, a la entrada de Tlacotepec había un retén policiaco que pretendió catear el vehículo del representante popular con el pretexto de que la revisión era parte de la aplicación de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos; el legislador replicó que esa norma sólo podía ser ejecutada por autoridades federales. Detrás de los uniformados había un grupo de gente que amenazaba con atacar a los visitantes.

Inició un forcejeo. El diputado y su comitiva huyeron en una camioneta. En el trayecto de Tlacotepec de Porfirio Díaz al municipio de Eloxochitlán escuchó al menos una docena de detonaciones provenientes de las patrullas que los perseguían.

Ya en territorio de Eloxochitlán, los policías de Tlacotepec lograron darles alcance. En un paraje los sometieron, los esposaron y comenzaron a golpearlos. También arribaron algunos civiles que participaron en el ataque. El diputado, quien sacó la peor parte de las vejaciones, afirma que los uniformados, dirigidos por su comandante –un hombre al que identifican con el mote de “El Jarocho”–, endurecieron la tortura colocándole los cañones de sus armas en la sien, en la cara frontal del cráneo e introduciéndolos en su boca. Los hechos fueron atestiguados por una decena de vecinos de Eloxochitlán. Los policías recostaron al legislador sobre el cofre de uno de los vehículos, desde ahí, les gritó a los testigos que era diputado y que llamaran a la capital estatal.

Los uniformados arrojaron a las víctimas a un barranco. Calculan que rodaron unos 30 metros por la pendiente. Parecía que la agresión había cesado; los victimarios estaban a punto de marcharse, pero recularon y después activaron al menos una treintena de ocasiones sus armas contra Pérez Vega, García Salas y Rivera González. Este último se separo de los dos primeros y logró arribar a Tehuacán por la tarde. Los otros dos se internaron en el monte y llegaron hasta el municipio de Ajalpan, en donde fueron auxiliados por campesinos de ese municipio vecino. La agresión, calculó el representante popular, duró más o menos una hora y media.

Los labriegos ocultaron a las víctimas en sus casas y decidieron encaminarlas hacia Tehuacán al anochecer. Les prestaron dinero. Pérez y García llegaron a esa ciudad en un taxi y se ocultaron, temerosos, en un hotel barato, pues los agresores los despojaron de sus identificaciones y los amenazaron con asesinar a su familia. Decidieron reaparecer el día de ayer por la mañana y ofrecer una rueda de prensa para los medios locales.

 

“¡Eres un cerdo!”

Los representantes legales de Pérez Vega hicieron acto de presencia la noche del domingo en Tehuacán para encarar a las autoridades ministeriales, a quienes solicitaron una copia certificada de la denuncia presentada por el secretario particular del legislador. No hubo respuesta de parte de la representación social; en cambio, el edificio el personal de la agencia del Ministerio Público recibió la orden de abandonarlo.

Momentos antes de que el representante popular iniciara la rueda de prensa en Tehuacán, su abogado, Israel Trujillo López, enfrentó al director de Averiguaciones Previas y Control de Procesos de esa demarcación, Sergio Domínguez Arroyo, gritándole: “¡Eres un cerdo!, ¡cerdo!”. Posteriormente declaró a los medios que “hay una actitud muy sospechosa por parte de las autoridades del estado, tanto en el Ejecutivo como en la Procuraduría de Justicia”.

Más tarde en Puebla, Pérez Vega se presentó en el Congreso local. Al ver su estado, algunas reporteras se impresionaron al punto de que parecían querer llorar. Un par de diputadas no resistieron y sí rompieron en llanto.

 
 
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