Una veintena de médicos, miembros del Consejo de Curanderos Urbanos y de la Fraternidad Indoamericana de Medicina Tradicional y Alternativa (FIMTA), invadió el zócalo de la ciudad de Puebla el pasado martes 15 de abril para ofrecer “al pueblo, al trabajador poblano, a los que menos tienen”, sesiones gratuitas de medicina complementaria.
En el transcurso del día, casi un millar de personas acudieron a la plaza central de la Angelópolis para recibir los beneficios de la medicina tradicional, alternativa o complementaria. Entre ellos, estaba doña Lupita Ramos, quien asistió desde temprana hora, “antes de que llegaran los curanderos”, en espera del iridologo, médico que se especializa en leer el iris del ojo, y con ello prevenir enfermedades.
Junto a doña Lupita, también estuvo don Simón Rodríguez, quien debido a su trabajo de cargador en la Central de Abasto, “tengo un problema en la columna, que no me deja dormir, pero tampoco tengo –dinero– para ir con un médico”.
Fue hasta las 12 del mediodía cuando los curanderos, provenientes de la ciudad de México, arribaron al zócalo, cuando ya eran esperados por medio centenar de poblanos. Talvez la fila más larga, en expectativa, era la que esperaba a las ahumadoras o limpiadoras de mal de ojo, envidias, energías negativas, y otros males.
Cabe explicar que el curandero es un término muy utilizado en América Latina. Es la figura moderna del chamán o del hierbero. Generalmente el curandero utiliza hierbas y pócimas, siendo su trabajo muy diferente del sanador, pues este último, se considera solamente preparado para sanar el cuerpo físico y no al espíritu.
Pero, ese día, también hubo tratamiento para todo: masajes, ventosas, magnetos, auriculoterapia (acupuntura en orejas), reflexología (pies y manos), manteado, flores de bach, toma de presión arterial con métodos tradicionales, orientación natural, masaje miopráctico, curación con microdosis, herbolaria, naturismo, cromoterapia, shiatsu, y ajuste de columna y huesos zafados, por citar algunos.
Doña Inés, una de las dos ahumadoras asistentes, explicó que la medicina tradicional tiene sus raíces en profundos conocimientos sobre la salud y la enfermedad, que los diferentes pueblos indígenas y rurales de nuestro país han acumulado a través de su historia, fundamentados en una interpretación del mundo (cosmovisión), de la salud y la enfermedad, que ha incorporado elementos, como la medicina antigua española, la medicina africana y, en menor medida, por la interacción de la propia medicina occidental.
Se les llama curanderos, médicos tradicionales ó terapeutas tradicionales, dijo, a las personas que ofrecen algún servicio para prevenir las enfermedades, curar o mantener la salud individual, colectiva y comunitaria, contextualizando su práctica y conocimiento en la cosmovisión del sistema indígena tradicional.
“En muchas comunidades indígenas, reciben en lengua un nombre con un significado específico que va más allá de curandero, y que les confiere un vínculo comunitario y un respeto por parte de toda la población”.
Y sus expresiones más profundas comprenden al universo como una totalidad interconectada, al cuerpo humano, que incluye a la mente así como al espíritu, que también está vinculada estrechamente a ese universo.
Los masajes y la iridología,
los más demandados
Una de las propuestas que mayor aceptación tuvo fue el shiatsu, y de la misma forma la iridología, ramas de la medicina alternativa, que tiene que ver, más bien, con la prevención y curación de enfermedades que no diagnostica la medicina convencional occidental, ni la medicina tradicional indígena del país.
A decir de la experta, Andrea Márquez Manzano, la iridología es ante todo un método de diagnostico que consiste en leer el iris (la parte de la membrana vascular del globo ocular que da al ojo su color), y los signos de ciertos trastornos o enfermedades del organismo.
Los diferentes signos iridianos (anomalías cromáticas, manchas, cavidades y también relieves) no son las consecuencias de ciertas enfermedades, sino que las precede, es decir, están presentes en el momento del nacimiento y persisten hasta la muerte. “Se puede asimilar estos signos a las huellas genéticas de los puntos débiles del organismo, y a predisposiciones a ciertas enfermedades”, expuso Andrea Márquez Manzano.
“Con la iridología se puede descubrir los problemas en algunos órganos, antes de que la persona lo padezca, pues ciertos signos iridianos se manifiestan antes que la enfermedad”. Además, agregó, permite reconocer y diferenciar los signos presentes en cada iris.
Topográficamente el iris está dividido en 12 sectores radiales (como la esfera de un reloj) y en seis anillos concéntricos, y el lugar que ocupa cada órgano varia según las diferentes escuelas.
Al término de las sesiones, casi a las 6 de la tarde, los médicos recomendaron que cuando se acuda con un especialista de medicina alternativa, “debe asegurarse que está debidamente acreditado ante la Secretaría de Salud”.