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Martes, 11 de marzo de 2008
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
 
 

 ARISTAS DE LA CIUDAD  

La Colonia y los escultores santiagueros

 

En los monasterios poblanos del XVI se concentran los mejores ejemplares de la escultura en cantera
Elvia Sánchez de la Barquera

 

La puebla, como naciente ciudad necesitó de una buena cantidad de talladores y doradores para los templos recién construidos y por construirse, para lo que se utilizó mucha mano de obra nativa, a los cuales se les asignó como lugar de vivienda el barrio de Santiago, dándoles casa y solar desde los siglos XVI y XVII, y ya para mediados del XVIII se reconocen talladores de renombre en este barrio, de ahí la denominación local de santiagueros.

No cabe duda que la aportación técnica del viejo continente facilitó la tarea de la talla, ya sea en piedra o en madera, sin por ello dejar de estar presente el estilo predominantemente indígena, ahora mezclado con las directrices europeas, al resultado Moreno Villa le ha denominado Tequitqui, y es que así como mudéjar (mudechan) significa tributario, en voz nahuatl, tequitqui significa también tributario, y es que el mahometano quedaba como vasallo de los reyes cristianos sin cambiar necesariamente de religión; lo mismo sucede con el indígena: es el nuevo vasallo de los reyes y tanto unos como otros presentan en su plástica rasgos que conglomeraban varios estilos.

En los monasterios poblanos del XVI se concentran los mejores ejemplares de la escultura en cantera, superior a la que se da en las siguientes centurias, ya que concentra la lucha y mezcla de razas, épocas y mundos, marcando la pauta el Tercer Concilio de Trento en las representaciones de figuras religiosas.

El barroco mexicano en Puebla es una muestra palpable de todo lo que va sucediendo socialmente, la mezcla racial se proyecta en las manos de los artistas y artesanos que cooperan en la elaboración de los aditamentos arquitectónicos, donde destaca la yesería y el dorado, puesto que ante la necesidad de “hacer arte”, la población se sobrepone a las prohibiciones coloniales, desarrollándose oficios y consiguiendo piezas que también se han calificado como “ingenuas” y que se manejan de forma independiente, gestando el arte popular.

Un escultor destacado, al parecer indio cacique del barrio de Santiago, fue Santiago Cristóbal Sandoval que durante la segunda mitad del XVIII realiza algunos trabajos, continuando el oficio su hijo Ignacio Sandoval.

“El arte popular de México, practicado por múltiples artistas de distintas regiones, es una manifestación viva y creativa y sólo se diferencia del llamado arte culto en que, ellos, los artistas populares, pueden pintar o esculpir lo que quieran sin considerar aspectos teóricos o técnicos, tales como: el material, las superficies, el punto de oro, el decímetro o la escuadra... el llamado arte popular ha sido uno de los puntales culturales del pueblo mexicano y constituye un elemento de comunicación y de identidad nacional tan importante como el idioma mismo. El artista del pueblo, siente algo más que la necesidad de crear satisfactores; su expresión proyecta elementos que habían permanecido ocultos en las profundidades de culturas milenarias, lo que le permite sintetizar sus obras transformando lo cotidiano, lo meramente utilitario, en obras de arte” Teresa Pomar.

 
 
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