Así lo informó Enrique Doger Guerrero, ex rector de la Universidad Autónoma de Puebla, luego de que se dio a conocer que México reprobó el examen del Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) 2006.
En los resultados de PISA se señala que el 50 por ciento de los jóvenes de 15 años se ubicó en los niveles cero y uno, los más bajos del rendimiento escolar, en las habilidades científicas, matemáticas y de lectura, lo que significa que están poco calificados para pasar a los estudios superiores y resolver problemas elementales.
De acuerdo con la información publicada ayer en la edición nacional de La Jornada, el país cayó 12 puntos en lectura y ciencias, y sólo aumentó 19 en matemáticas, si se comparan los resultados con los obtenidos en 2000. Así, México se distingue una vez más por ocupar el último lugar no sólo en ciencias, sino también en las competencias lectoras y de matemáticas de las 30 naciones integrantes de la OCDE. El informe de PISA incluye a los 32 estados de la República y destaca que Puebla es una de las 12 entidades en donde sus estudiantes obtuvieron las peores calificaciones.
Los padres de familia y la educación
Entrevistado como académico, Doger Guerrero señaló que el modelo de evaluación de las instituciones educativas públicas es una costumbre de hace muchos años en los países desarrollados, y es precisamente en esas naciones donde ha dado muy buenos resultados en beneficio de sus estudiantes.
“Una adecuada evaluación pública, transparente, que además no sea penalizada, sino un estímulo par aquellas áreas que necesitan refuerzo, puede lograr más recursos y apoyos. Y aquellas instituciones que ya son de muy buena calidad continoen ahí. No es un invento de Enrique Doger, pero la calidad educativa en los niveles básico y superior en naciones europeas o norteamericanas, además de sus altos gastos educativos, se debe a que llevan más de 60 años de evaluación. En Inglaterra, por ejemplo, la evaluación de las escuelas es pública y así los padres de familia saben qué escuela está bien o no”.
Subrayó que en México eso aún no sucede y cuando llega a ocurrir, se la información provoca escándalo. Tal es el caso, dijo, de los rankings de universidades, donde se dan a conocer a las instituciones que tienen las mejores carreras y profesores.
“El proceso educativo es un proceso complejo, no depende de la interacción maestro y alumno, sino también del entorno familiar, de los medios de comunicación, y del entorno educativo. Y también de una política que quite el temor a los jóvenes hacia las matemáticas y la física, que eso es lo que menos se quiere estudiar. Es un continuum: mientras no haya apoyo a la ciencia en el país, se formen científicos que a su vez van a formar a los educadores en ciencias, pues México va a seguir en el atraso”.
Subrayó que las mejores escuelas del país son las que tienen a sus padres de familia involucrados en ese proceso, donde ellos mismos vigilan la calidad de los profesores y los directivos. “Cuando hay buenos directivos en las escuelas, la calidad mejora mucho el ambiente”.
Mencionó que el informe de la OCDE no necesariamente indica que los recursos que la Federación y los estados estén mal encauzados, pues los presupuestos anuales incrementan anualmente para atender una demanda de 30 millones de alumnos en el país; sin embargo, a pesar del “esfuerzo presupuestal y el enorme esfuerzo de un millón de maestros de educación básica y secundaria, no se ven resultados de calidad”.
Aunque se indicó que en los resultados existe responsabilidad del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Doger Guerrero indicó que la representación sindical es un sólo un factor.
“El sindicato, si además de defender las demandas gremiales, logra ser un actor clave en el proceso educativo de calidad, México podrá tener en pocos años otros resultados. Los expertos podrán dar una mejor opinión, pero hay un hecho: en el sindicato hay un número importante de profesores trabajando y creo que tienen gran experiencia y capacitación. Se requiere encontrar los mecanismos de colaboración entre maestros, sindicato y autoridades”.
Recordó que cuando fue rector de la Universidad Autónoma de Puebla, hace más de tres años, detectó el ingreso a esa universidad de alumnos egresados del bachillerado con serias deficiencias, que se fueron cubriendo conformen desarrollaron los estudios de licenciatura. “De nada sirve si de la primaria los alumnos salen con lagunas de conocimiento que se tienen que llenar en la secundaria, la preparatoria, la carrera o en el posgrado. Un alumno que sale de la primaria debe tener los conocimientos suficientes, igual en los demás niveles”.
