Las piernas, además de ser un punto de atracción sexual, son los pilares sobre los que recae todo el peso del cuerpo y nuestro medio de locomoción. Por esto, sus huesos son los más grandes del cuerpo humano, sus músculos son los más fuertes y sus articulaciones son las de mayor resistencia. Con el tiempo en las piernas aparecen varices, calambres, dolores, sensación de pesadez, hinchazón o edema, úlceras y otras condiciones que van reduciendo el nivel de movilidad y la calidad de vida.
La falta de movilidad inherente a una vida sedentaria o a un padecimiento va reduciendo la capacidad de movimiento, esto tiene consecuencias negativas para los músculos, cuya tonificación no se realiza de forma homogénea, para las articulaciones, que van perdiendo flexibilidad, y para la circulación de la sangre que se realiza contra la fuerza de gravedad.
El debilitamiento de la estructura de las extremidades inferiores (huesos, músculos, arterias, venas, nervios y piel) hace que se desarrollen enfermedades propias de las piernas. Por ejemplo, las causas más comunes de las úlceras en las piernas son la insuficiencia venosas crónica, arteriosclerosis en las arterias de las piernas, la neuropatía (mayormente debido a la diabetes).
La hinchazón (edema) indolora de pies y tobillos es un problema común, especialmente en las personas de edad, y puede afectar ambas piernas, incluyendo las pantorrillas e incluso los muslos. Debido al efecto de la gravedad, la hinchazón es particularmente más notoria en estas áreas. El edema o hinchazón periférico es una acumulación anormal de fluidos en los tobillos, pies y piernas. La hinchazón en ambas piernas puede ser un signo de insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal o insuficiencia hepática, en cada una de estas condiciones hay demasiado líquido en el cuerpo.
Otra afección que enfrentan las piernas son los coágulos sanguíneos. Un golpe en una pierna, permanecer tumbado y en reposo durante amplios periodos de tiempo, una inyección, una variz, la utilización de anticonceptivos o la reposición hormonal en la menopausia pueden ser factores para provocar la patología conocida como trombosis. Este mal, basado en la aparición de trombos (coágulo que se forma en un vaso sanguíneo) que inflama las venas (flebitis), tiene tratamiento y medidas preventivas muy sencillas.
Los coágulos de sangre pueden formarse en las arterias o las venas. Cuando en una vena se desarrolla inflamación provocado por un coágulo, se denomina tromboflebitis, problema más frecuente en las venas de las piernas, pero excepcional en las de los brazos o el cuello. La tromboflebitis puede ocurrir tanto en las venas superficiales de las piernas como en las profundas, siendo esta última la más peligrosa.
La tromboflebitis superficial (en la superficie) afecta a las venas visibles justo debajo de la piel. El área correspondiente a la inflamación suele estar enrojecida, es sensible y caliente al tacto y puede ser dolorosa. Debido a que la sangre de la vena está coagulada, ésta se siente como una cuerda dura debajo de la piel, en lugar de blanda como una vena normal o una variz.
La trombosis venosa profunda (TVP) es peligrosa porque una o todo el trombo se puede desprender, desplazarse por el flujo sanguíneo, fijarse en una arteria pulmonar y, en consecuencia, obstruir el flujo sanguíneo. Con frecuencia, no es visible ni se percibe al tacto, aunque puede acompañarse de síntomas. La inflamación de la extremidad o la fiebre pueden poner sobre aviso a la persona con TVP, en especial si existen otros factores coadyuvantes, como el estar utilizando anticonceptivo, reemplazo hormonal o convaleciente de una cirugía.
Un trombo en movimiento recibe el nombre de émbolo. La presión que ejercen los músculos de la pantorrilla puede provocar el desprendimiento del trombo, sobre todo cuando una persona convaleciente va realizando cada vez más actividad. Debido a que la sangre de las venas de las piernas va al corazón y luego a los pulmones, los émbolos originados en las venas de las piernas obstruirán una o más arterias de los pulmones, una afección denominada embolia pulmonar.
El dolor en una es una de las primeras señales que tenemos de que algo anda mal. La naturaleza nos ha dotado de sensores que permiten señalar la presencia de un peligro para nuestro cuerpo. Las sensaciones a las que les damos el nombre de dolor –pinchazos, quemazón, picadura y dolor sordo– son las modalidades sensitivas más características de todas. No menosprecie el dolor que puede estar sintiendo en sus piernas. Aprenda a describir el dolor que tiene y consulte a su médico.
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