"Periodismo regional a la medida de su tiempo"

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Puebla > Cultura
miércoles 31 de octubre de 2007
   

MEDIEROS
desde los comunicadores



Un año de “Medieros”

Ana Lidya Flores

El jueves 26 de octubre de 2006 circuló por primera vez un encarte titulado “Medieros”. En ese ejemplar de La Jornada de Oriente, aparecieron las firmas de Aurelio Fernández, Claudia Magallanes, Lilia Vélez y de estudiantes o egresados de universidades poblanas que ofrecen la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, o más llanamente, Comunicación. Estamos a un año de esa publicación, y lo que nos ha tocado comentar a los y las redactores de esta sección es lo más parecido al cuadro del dolor.

Cuando la sección se instaló en los miércoles, empezó el relato de los despropósitos de este país. El 8 de noviembre publicamos la dolorosa crónica de la represión que el gobierno de Ulises Ruiz efectuó sobre la APPO. “A través de las bocinas de Radio Universidad” rescató las dolorosas horas en que la doctora Bertha, a través de una radio libre, difundió todo lo que la industria mediática ocultó.

Hemos hecho votos porque la gente apague el televisor y se informe por otros medios. Describimos la intimidación a la periodista Sanjuana Martínez por su denuncia a la jerarquía eclesiástica que protege a curas pederastas. Hemos analizado la gradual minimización de Andrés Manuel López Obrador en las pantallas domésticas. Nos sumamos a la crítica por los “irresolubles problemas técnicos” con que la televisión por satélite sacó a Carmen Aristegui de la señal pagada.

Hemos comentado algunos asuntos luminosos: la fotografía de Gabriel García Márquez con el ojo morado: una primicia informativa de La Jornada cuando el acontecimiento se verificó con décadas de anterioridad. Tuvimos el agrado de manifestarnos sobre la sorprendente vuelta atrás de la ley Televisa. También se ha dado puntual seguimiento a la reforma electoral y su impacto en el mundo propagandístico y en el de los medios electrónicos...

En fin. Todas y todos agradecemos el seguimiento a nuestros textos. Algunos medieros y medieras han cambiado de residencia, pero no de vocación, y por tanto, desde fuera de la ciudad de Puebla, siguen desentrañando y exhibiendo los mecanismos de operación de la industria mediática. Otros y otras se han incorporado. Hay algunas más en formación y pronto estarán publicando. Esperamos tener la mirada filosa y la palabra precisa para poder seguir con esta tarea, fruto del encuentro de un grupo que comparte la preocupación por los medios y su incidencia social. Gracias por leernos.

OBSERVATORIO

Descaro y ánimo reformista

Roberto Alonso

Las respuestas del presidente de TV Azteca en la entrevista que publicó el periodista Mauricio González Lara en su blog altaempresa.com, y un documento entregado con sello de reservado a los senadores que integran el grupo plural de trabajo que propondrá una nueva ley de radio y televisión, del cual dio cuenta El Universal el lunes pasado, son materia prima para vaticinar la discusión que tendrá lugar en los próximos días a propósito del futuro de un sector en el que el abuso ha sido brutal y el control insuficiente.

Difundida la semana anterior, la entrevista a Ricardo Salinas Pliego exhibe un sentir en la industria de la radio y la televisión que, un par de meses después de que la Corte desabrigara a los concesionarios del traje a la medida que había sido cabildeado en la legislatura anterior, insiste en la confrontación con un poder constitucional.

En relación a la postura de los legisladores que lograron la aprobación de un nuevo modelo de comunicación a la luz de la reforma electoral, el entrevistador menciona que en cadena nacional el Legislativo manifestó que la televisión era un bien público. Salinas Pliego impugna: “¡A toda madre! ¿Cómo bien público? ¿Y dónde está el dinero público? Están muy mal, son unos mentirosos y ladrones, nos han despojado de nuestro legítimo trabajo sin compensaciones. Es un robo, nos han confiscado nuestro tiempo y nuestra audiencia para servir a sus intereses”.

Por contra, un estudio hecho por especialistas en posesión del Senado advierte que no basta con que la ley de radio y televisión establezca el dominio de la nación sobre su espacio territorial, sino que es indispensable elevar a rango constitucional la rectoría del Estado sobre los medios electrónicos y crear un órgano autónomo para regularlos.

Con base en la lógica del derecho a la información expresada en los tratados internacionales, la información es un bien público que deberá ser garantizado por el Estado, de allí que la ausencia de noción en la Carta Magna respecto a la dimensión de la radio y la televisión y, sobre todo, de su sujeción a la norma, se apetece como una omisión que debería ser atendida para otorgarle sustancia a la ley federal y a la ley reglamentaria que se desprende de ésta.

De esta manera, combatir la oligarquía mediática y empujar el avance de los medios públicos, que también están en la indefinición jurídica, para equilibrar las opciones en el espectro mexicano, exige incorporar en la Constitución la rectoría del Estado en materia de radiodifusión, ya que no se puede perder de vista que lo que se está concesionando es un bien público.



La palabra anónima. Días...

Citlalli Serrano

Aquí en San Cristóbal cae una lluvia ligerita que se parece más a la neblina que a la lluvia misma; es de las que no mojan pero cómo molestan, como dijera una de mis tías. Esa lluvia a veces se vuelve tan fuerte que obliga a buscar refugio bajo los techos de cualquier negocio y al final nos deja las calles tan inundadas que una comienza a imaginar que es la “Venecia chiapaneca”. Desde la ventana de nuestra cabina no se ve la calle porque estamos ubicados en un patio trasero, así que no se puede ver a la gente protegiéndose de la lluvia o disfrutando de ésta, ni tampoco se ven los ríos de agua que bajan de las calles pero sí se ve el cielo, por lo general los días son grises pero no por ello tristes.

Me dijo mi compañera de la radio que en días como éstos hay que buscar canciones y hacer comentarios que alegren a la gente porque hay personas que nos escuchan en sus trabajos, y tener que trabajar tan temprano y en un día lluvioso no es muy divertido. La idea me pareció muy buena, sin embargo, cuando de entrada me toca hacer operación de cabina con boleros y trova, me puse a pensar que si poníamos Solamente una vez seguida de una de Violeta Parra y para rematar alguna de protesta cantando que el mundo está para morirse (que no está nada errado), la gente se me iba a matar sin duda alguna (¡y tan temprano!), así que decidí meter mano.

Aunque no me pongo a contar chistes, he acostumbrado a la gente a escucharme y yo a escucharles. A veces hay días en la que cosa se pone muy animada y la gente llama hasta para pedir complacencias. Me he convertido en una especie de rebelde con causa que abre el micrófono a quien va a dejarnos alguna invitación para cualquier acto y con poca insistencia los convenzo de que hablen. El asunto no para aquí; en las últimas semanas abría el espacio musical con alguna frase célebre o no tan célebre; cabe destacar que los dichos de las abuelitas siguen surtiendo efecto, y se ha dado una ola de mensajes al celular en cabina de gente que comparte sus frases tanto propias como ajenas, pero todas muy ingeniosas.

En últimas fechas les ha dado por llamar para pedir complacencias, así como lo lee... Complacencias en una radio libre. Claro, al principio dudé al decir que podían llamar para pedir alguna canción, recordando que eso se acostumbra en las radios comerciales; sin embargo, me di cuenta de que como radio (sea del tipo que sea), somos nada sin la gente. Para empezar, una de las proclamas de una radio libre es que ésta sea participativa y experimental, y en ese sentido creo que es la gente de afuera (la que no está delante del micrófono) la que nos debe ayudar a hacer la radio, tal vez no necesariamente con una presencia física en la cabina; tal vez no se involucren enviando noticias ni se conviertan en nuestros reporteros y probablemente no sean zapatistas o feministas; sin embargo, desde esa interactividad que se da con las llamadas para enviar saludos al aire o hacer alguna complacencia musical podemos decir que la gente ha comenzado a apropiarse de la radio que a fin de cuentas no sólo es de quien está en cabina, sino también de quienes nos escuchan.

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