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Puebla > Educación
jueves 11 de octubre de 2007

FORO DE REFLEXIÓN

Slow food. ¿Moda o estilo de vida?

Luzmila Díaz de la Rosa*

Me gustaría comenzar este breve texto haciendo una pregunta que probablemente alguna vez ya nos haya rondado por la cabeza: ¿Para cuántos de nosotros la comida ha dejado de ser un momento del día dedicado exclusivamente a compartir y disfrutar alimentos con los seres queridos que nos rodean y simplemente ha pasado a ser un hábito común que debemos realizar día con día por costumbre? para contestar a esta pregunta justificamos la respuesta argumentando que no tenemos tiempo suficiente en el día para poder regresar a casa a preparar nuestros alimentos y comer en familia.

Debemos tomar en cuenta que la alimentación más que una acción o una necesidad biológica, es un acto social que incita a la reunión entre familias, amigos, sociedad y países. En la actualidad podemos notar que la comida es un punto de encuentro multifactorial, ya que comprende factores geográficos, sociales, psicológicos, económicos y políticos. Muchos acuerdos de negocios entre empresarios se llevan a cabo durante comidas, las presentaciones y pláticas entre presidentes de diferentes países se complementan con comidas, las festividades de la sociedad, como bodas, XV años, bautizos, confirmaciones, comuniones y hasta entierros, los celebran con comidas; y todas estas comidas son elaboradas minuciosamente, se les dedica un tiempo considerable para consumirlas y se toman recetas que son típicas de la región de donde los anfitriones sean originarios, por ejemplo, en el Coliseo Romano se realizaban enormes banquetes que unían a las familias mejor acomodadas del país a degustar platillos exquisitos y típicos del lugar y posteriormente discutir problemas políticos, económicos y sociales que aquejaban en aquella época.

A lo que pretendo llegar es que poco a poco se ha ido perdiendo la dedicación que se le brindaba a la preparación de alimentos, pero sobre todo a consumirlos en un ambiente tranquilo, sin prisas y rodeado de la familia.

Con la llegada de la comida rápida a nuestro país se ha ido quedando atrás aquella tradición que implica la hora de la comida, comer en casa, las raíces de nuestra cultura y tradiciones culinarias, la preocupación por preparar alimentos sanos y balanceados, el interés de convivir con nuestros seres queridos y todo por la adquisición de alimentos ricos en grasas saturadas y harinas refinadas que las cadenas de comida rápida ofrecen en países de los que no son originarios, y que pareciera que la gente consume por moda, por una rápida adquisición, por un precio accesible y por instalaciones que cuentan con áreas recreativas para los niños.

¿Qué beneficios nos aporta el consumo de la comida rápida? Ninguno, probablemente de vez en cuando no esté mal comer una hamburguesa, pizza, tacos, helados, etcétera, pero hacer de ello un hábito alimentario en nuestra vida no es la mejor manera de garantizar una buena calidad de vida a futuro, entonces ¿por qué enriquecer más a empresarios extranjeros a costa de la adquisición de comida que sólo puede dañar nuestra salud, que no nos nutre y que nos provoca olvidar la importancia de la cultura gastronómica característica de cada país?

Ante todo este boom que la comida rápida ha venido provocado desde su creación alrededor del mundo, se creó en Italia en 1986 un movimiento internacional para contrarrestar el efecto de la comida rápida como protesta ante la apertura de un McDonalds, en la Piazza di Spagna, Roma; este movimiento se conoce como Slow Food.

Slow Food no es una moda, es un cambio de filosofía en el estilo de vida de los habitantes de este planeta que nos invita a desacelerar nuestra forma tan apresurada de vida, nos incita a disfrutarla de una manera mas sana, retomando el placer que ofrece el degustar comer, así como también gozar del ambiente en el que realizamos la comida.

Para poder cambiar nuestro estilo de vida y sobretodo nuestros hábitos alimentarios Slow Food propone respetar las horas de sueño, dormir lo necesario, ya que de esta manera recuperamos energía para poder continuar con nuestras actividades diarias; aumentar el consumo de frutas y verduras, reducir el consumo de azúcares refinados, grasas saturadas y sodio; realizar actividades que nos ayuden a despejar la mente, como hacer yoga, pintar, escuchar música, etcétera; realizar alguna actividad física durante 30 minutos por lo menos tres veces a la semana, dedicar el tiempo necesario a comer y sólo a comer, debemos evitar realizar alguna otra actividad (como ver la tele) mientras comemos, también debemos comer despacio y masticar bien la comida de manera que disfrutemos plenamente la acción; platicar con las personas que nos acompañan durante la comida o disfrutar de la soledad si no nos encontramos acompañados, y sobre todo, organizar nuestro tiempo para evitar acelerarnos y preocuparnos por cosas innecesarias.

Para finalizar, espero que cada uno de los lectores tenga conciencia sobre los beneficios que el Slow Food brinda al cambiar nuestro estilo de vida, garantizando a futuro una mejor calidad de vida.

*La autora es estudiante de Nutrición de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com.
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