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Puebla > Cultura
miércoles 26 de septiembre de 2007

Con nula difusión de la SC, este domingo se festejará el Huey Atlixcáyotl en Atlixco

Lo que hace dos años había sido anunciado como la fiesta más importante del folklore poblano, y que el mismo secretario de Cultura, Alejandro Montiel, equiparaba en importancia con la festejo oaxaqueño de la Guelaguetza, hoy, el Huey Atlixcáyotl ha quedado en el olvido. En aquella ocasión, en el año 2005, la inauguración del acto cultural que se efectúa el último domingo de septiembre, fue motivo de un enorme despliegue logístico para divulgar con “bombo y platillo” la celebración que revaloriza a la cultura popular indígena, y que revela la verdadera esencia de los poblanos.


El Atlixcáyotl reúne danza, música, creencias, artesanía, gastronomía y lenguas de las 11 regiones etnogeográficas de la entidad / Foto: Abraham Paredes / Archivo de La Jornada de Oriente

A tan sólo tres días de que se efectué el convite del Huey Atlixcáyotl, el cual se celebra en el Netotiloaya, lugar de la danza, ubicado en el cerro de San Miguel de Atlixco, las autoridades culturales no han informado de la programación artística y cultural para el domingo 30 de septiembre, y tampoco el motivo de subyugar el jolgorio a un día, cuando antes se desarrollaba en toda la semana.

La tradición del convite que reúne danza, música, creencias, artesanía, gastronomía y lenguas de las 11 regiones etnogeográficas de la entidad, fue declarada el 29 de julio de 1996 como Patrimonio Cultural del Estado de Puebla, lo que garantiza su celebración el último domingo de septiembre de cada año.

Durante muchos años esta festividad, que aglutina a unos 15 mil poblanos, ha sido la gran fiesta del estado, y la segunda más importante de este tipo en la región Centro-Sur de México, que congrega a los náhuas, otomíes, totonacas, popolocas y mixtecas de los Valles Centrales, La Cañada, La Mixteca Poblana, la Región Costera, Los Volcanes, la Tierra Caliente, la región Popoloca, la Sierra de Tehuacán, La Huasteca, Los Llanos y la Sierra Norte, quienes danzan desde las primeras horas del día hasta que entra la noche, en honor al dios Quetzalcóatl y a Xochipilli, esta última deidad de la música y las flores.

El festejo ha perdido su esencia indígena: Cayuqui

Hace tres lustros, el investigador estadounidense, avecindado en Puebla desde hace varias décadas, Raymond Cayuqui Estage Noel se interesó en hacer trabajos etnográficos en el área que comprende Atlixco, y debido a la riqueza cultural encontrada en los alrededores del lugar, vio factible reanimar la antigua festividad del cerro de San Miguel y adaptarla al contexto de ese tiempo, con danzas tradicionales de la región, surgiendo así la festividad del Huey Atlixcáyotl.

En entrevista, Cayuqui reconoció que actualmente se ha perdido la esencia indígena de la festividad; “la rescatamos de la mala racha en la que estaba por más de medio siglo, de manos de personas que desconocen de la tradición”.

Señaló que se ha descuidado la originalidad de las danzas, ya que anteriormente los bailes eran ejecutados por los indígenas de las comunidades, mientras que, ahora, los realizan jóvenes estudiantes del nivel de secundaria y preparatoria.

Y en ese sentido, dijo, “por sus tradiciones, México no es como cualquier país de Latinoamérica, pero su pueblo va perdiendo su cara, sus raíces, como un árbol caído por el viento; por eso se tienen que rescatar las tradiciones poblanas, porque la sangre indígena no se ha perdido, pero su cultura sí”.

Cayuqui se dio a la tarea de escribir el primer tomo de tres, sobre las Fiestas, Danzas, Usos y Costumbres de Atlixco, que fue editada por el sello Cencalli, el cual fue publicado en diciembre del año 2005, donde redacta las tradiciones del valle y de la región del volcán Popocatépetl.

El festival fue concebido con el propósito de preservar las tradiciones del estado. Es un espacio a través del cual se crea, recrea, rescata y reproduce la riqueza del patrimonio cultural intangible poblano, en el que se podrán apreciar danzas pintorescas, que ocultan rituales, como el Son del Gallito, de San Juan Ocotepec; danzas de conquista, como la de Santiagos, de Jalpan; danzas de fertilidad, como la de Los Enanos, tradicional en La Soledad Morelos; la de Migueles –lucha eterna entre el bien y el mal– del pueblo de Zihuateutla; danzas de la vida cotidiana, como la del pueblo popoloca de San Martín Tlacoyalco, que recuerda la corrida de toros –danza de Toriteros–, y danzas que reflejan las tradiciones, como la Boda Indígena que presenta La Magdalena Yancuitlalpan, comunidad recostada a los pies del Popocatépetl.

Del mismo Atlixco se presentan bailes, como el de Las Calabazas, y de regiones lejanas del estado, de su extremo sureste, en los límites con Oaxaca, donde se asienta el pueblo popoloca de Santa María Coyomeapan, llegan danzas como la de Arcos y El Torito. (Yadira Llaven)