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Puebla > Estado
jueves 6 de septiembre de 2007

El gobierno se ha olvidado de la comida tradicional a favor de la chatarra, afirmó Cristina Barros

Ernesto Aroche Aguilar

La obesidad y la diabetes son dos de los principales problemas de salud de nuestro tiempo, provocados muchas veces por el desorden alimenticio y la introducción de nuevos mecanismos de consumo de alimentos que han ido dejando de lado la comida mexicana tradicional; a pesar de ello, el gobierno federal no ha movido un dedo para recuperar su consumo, sostuvo Cristina Barros, investigadora de la gastronomía nacional.


Cristina Barros, investigadora de la gastronomía nacional, durante su participación en la décima asamblea general de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Empresas del Campo / Foto: José Castañares

Producto de esto, el consumo de la tortilla ha disminuido hasta en un 20 por ciento en los últimos años, mientras que se dispara la venta de pan, especialmente de caja, “que contiene grasas que en nada ayudan a la alimentación”, explicó la también columnista del diario La Jornada, durante su participación en la décima asamblea general de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Empresas del Campo (ANEC).
Pero además, señaló la paradoja que se vive actualmente, en donde mientras aumenta el consumo de tortilla en los Estados Unidos, “en la misma proporción va en aumento el consumo de pan de caja en nuestro país, preparado con una harina industrial, refinadísima, que tiene además grasas que no favorecen en absoluto la salud sino al contrario, engordan”.
Sus palabras son confirmadas por los participantes a la asamblea, quienes señalaron la preferencia de los jóvenes por hamburguesas antes que por un “buen taco” y la dificultad que se enfrenta por los cambios en los hábitos de consumo, “ahora se busca o se prefieren las harinas de maíz, antes que las tortillas de maíz nixtamalizado”.
Lo que sucede, explica la también maestra en letras por la Universidad Nacional Autónoma de México, es que se está favoreciendo a las culturas extranjeras por encima de la nuestra con la anuencia de las autoridades federales. “Y no vemos en el gobierno una actitud nacionalista sobre nuestra alimentación, como no lo hay tampoco en los proyectos educativos”.
“Las políticas económicas impulsadas desde organismos supranacionales como el Fondo Monetario Internacional pretenden vendernos una modernización como si fuera la gran cosa, cuando es un mero espejismo, vacía, que lo único a lo que nos está llevando es a un consumo desmedido y a estar trabaje y trabaje para enriquecer a los grandes productores”.
Por ello, sostuvo, y viendo las consecuencias que ha traído consigo “habría que revalorar nuestra alimentación. Ya estamos viendo lo que ha pasado por el abandono de nuestras raíces alimenticias, la Secretaría de Salud está hablando de los altos índices de obesidad, diabetes y colesterol, y aunque podemos pensar que se atiende a costos altísimos, no vemos una campaña en pro de una mejor alimentación”.
El lema de una campaña iniciada por grupos de la sociedad civil en pro de la revalorización del grano milenario, nacido en nuestro país y de la soberanía alimentaría sostiene que ‘sin maíz no hay país’ está plenamente justificado apunta Cristina Barros
“Pensemos que el 70 por ciento de los hidratos de carbono que consume en promedio los mexicanos proviene de la tortilla. Además el maíz es un alimento mucho mejor, sobre todo si está nixtamalizado, que los otros dos granos básicos que existen en el mundo: el trigo y el arroz, provee de una importante cantidad de calcio y es mucho más digerible, el proceso para hacerlo comestible nos da la posibilidad de que se libere la niacina, que es una de las vitaminas que evita enfermedades”.
Cualidades que le son heredadas a la tortilla, elemento básico de la alimentación de muchos mexicanos, “pensemos además todo lo que se puede hacer con masa de maíz. Hablamos de los más de 600 productos que se puede elaborar teniendo a la masa de maíz como base, desde los tamales más grandes a las chalupas, de los peneques a los tlataoyos, papadzules, panuchos y una lista larguisima. Súmale el maíz en grano para los chileatoles, para los atoles de todos los días que eran un alimento extraordinario para los niños y que ahora se están relegando a favor de los refrescos embotellados”.
“El gobierno no hace absolutamente nada, dejan que las televisoras actúen solas en compañía de las grandes empresas que comercializan esta comida chatarra. No hay propaganda para nuestra cocina que se pueda equiparar con la que se permite a las televisoras sobre la comida chatarra, y luego se asombran de las consecuencias”.