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Tlaxcala > Economía
miércoles 5 de septiembre de 2007

OPINIÓN

Las lavanderías de mezclilla en México

Eduardo Morales Sierra

El lema para el primer informe de gobierno de Felipe Calderón Hinojosa fue primero establecer logros parciales en aspectos asistenciales para después considerar que “falta mucho por hacer”, lo que implica cuestionarnos si más allá de su falta de legitimidad su gobierno estará enmarcado por la militarización creciente y el incumplimiento de sus promesas de campaña.

Durante su campaña política, Felipe Calderón se autonombró presidente del empleo, ejemplificándolo con equipos deportivos como un país de ganadores, que no tenían temor a enfrentarse ante adversidades para salir triunfadores.

A poco más de un año, y según cifras de Martha Elena Durán, delegada de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en Tlaxcala, y de Javier Lozano Alarcón, en el ámbito nacional se generaron 500 mil empleos, de ellos, en el estado de Tlaxcala sólo se generaron menos del 0.2 por ciento, la tasa de desocupación en el estado está 0.9 por ciento arriba de la media nacional y ambos reconocen, además, que se han perdido empleos y que los generados sólo han servido para recuperar los perdidos.

Sin embargo, el día de ayer tuve la oportunidad de escuchar una conversación en la que dos personas se encontraban felices ante la oportunidad de trabajar de manera próxima en dos fábricas textiles que, entre las dos, solicitarían a 2 mil 600 personas para ocupar puestos de obreros y vigilantes, tanto en el sur de la capital como en el municipio de Acuamanala, por lo que no sólo basta con ver las cifras de la desocupación en el estado, sino que es necesario preguntarnos cuáles son los empleos que se tienen actualmente, cuáles los que se están generando, y cuáles los que solicitamos.

Graciela Bensusán, catedrática e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, durante el seminario “El futuro de la industria textil en México” estableció aspectos sobre seguridad social y laboral que deberían hacernos reflexionar sobre la perspectiva del futuro de los empleos generados en el estado de Tlaxcala y si debemos seguir una política laboral que, en palabras de esta misma especialista, cree que es preferible tener malas condiciones laborales que una alta tasa de desempleo, lo que afecta principalmente a la población femenina, pues la pone en situaciones de escasas oportunidades y terminan tomando los peores empleos, sometidos a salarios bajos, riesgos, inestabilidad y precariedad.

En el sur del estado de Tlaxcala, en su zona limítrofe con el estado de Puebla, ya se tiene una experiencia negativa con lo que representa esta forma de crecimiento económico y de generación de empleo, ya que la economía ha dependido del sector textil, y en especial en las lavanderías de mezclilla, que constituye una actividad altamente tóxica y en la cual no se toman las medidas de seguridad e higiene necesarias, convirtiéndose en sitios en donde prolifera el polvo, la mala iluminación y los tóxicos del teñido y con un medio ambiente laboral no controlado y que no sólo afecta a los trabajadores sino a los pequeños empresarios y a sus familias.

Respecto de los sitios de trabajo, la doctora Regina Montero Montoya, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, realizó como parte de su estudio sobre genotoxicidad, un compendio sobre las sustancias utilizadas en las lavanderías de mezclilla, entre ellas menciona la existencia de blanqueadores clorados que son corrosivos a la piel y que su exposición crónica puede producir irritación en la piel y en las vías respiratorias, causa aberraciones en cromosomas; el índigo, que es irritante a piel, ojos y mucosas siendo mutágenico en bacterias; agua oxigenada, cuyos vapores pueden producir irritación pulmonar, ulceraciones en ojos y rompimientos en ADN; anilinas que se encuentran asociadas con anemia hemolítica y puede llegar a afectar los riñones y el corazón, entre otras. La pregunta es ¿usted trabajaría ahí?

Sin embargo, es tiempo de elecciones nuevamente, en donde se escuchan promesas por todos lados sobre empleos de calidad, políticas laborales y educativas mejores para la población de nuestras comunidades, servicios básicos y hasta un ambiente más sano; sin embargo, existen pérdidas en la credibilidad, ya que sólo se observan disputas e intereses políticos creados en el contexto electoral.

Y ante este panorama de desgaste del estado, el reto se convierte en cómo exigir y construir una economía que realmente ofrezca empleos de calidad y seguridad social.