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Puebla > Cultura
viernes 10 de agosto de 2007

La crisis de la historieta mexicana se debe a que dejó de ser familiar: Rafael Gallur

Aldo Bonanni


“Furia nocturna”, ilustración de Rafael Gallur

Rafael Gallur es una leyenda viviente de la historieta mexicana, el máximo exponente de una generación intermedia entre la de los pioneros del género y la actual. En entrevista con La Jornada de Oriente, el artista al que todos los demás llaman maestro expuso que la crisis que se sufre actualmente en el cómic nacional se debe a que la historieta dejó de ser familiar, y se enfocó únicamente a la violencia y al sexo, abandonando las historias que podían ser del interés de toda clase de público.

En una charla que el que esto escribe sostuvo con el maestro y con Mario Guevara, recorriendo la Avenida Universidad, en la ciudad de México, Rafael Gallur expuso gran parte de sus experiencias, de su rico anecdotario dentro de la historieta mexicana y de su modo de ver la misma.

Para el argumentista y dibujante nacido en Puebla el 10 de diciembre de 1948, hay cuatro formas de hacer historieta:

–Hay dibujantes, dibujantes que hacen cosas de historieta, hay historietistas y genios de la historieta. Es como yo los catalogo. Ponemos un ejemplo: digamos que en un argumento dice: “Vamos a sacar a una pareja de jóvenes que están bailando una conga, y la muchacha nos enseña sus bellas piernas”. El dibujante dibuja a una pareja que más o menos ahí esté bailando; el que hace dibujo de historieta saca dos, tres cuadritos donde se vea la idea de que están bailando; el historietista se informa qué es una conga, se informa qué pasos tiene la conga, y después cuál de esos pasos puede hacer que la muchacha enseñe la pierna, para que cuando se lea alguien que conozca diga: “Ah, mira. Éstos están bailando una conga”, y el genio de la historieta es el que logra que se diga: “Mira qué sabroso están bailando esa conga, como me gustaría ir a un baile”.

Gallur, gran aficionado a la lectura, comentó que “cuando se hace un personaje, lo más importante es el personaje, no las historias. El personaje debe estar envuelto en buenas historias, pero no las historias deben de dictarle al personaje. Es como si cambiamos la mentalidad de Batman, o la mentalidad de Supermán, o de Kalimán... inmediatamente se irían a la calle las historietas”.

“Yo no puedo dibujar nada si no tiene una historia detrás. Si yo no le invento una historia atrás de eso, no lo puedo hacer, porque no sentiría yo o no sabría yo qué hacer”, señaló.

Quien como ilustrador firma como “Garr” (seudónimo derivado de su clave en el registro federal de causantes) se inició como ayudante de Zótico Fonseca, a los 14 años de edad, y ya desde ese momento perfiló su personalidad y su estilo como historietista:

–Cuando todavía no sabía colocarme con lo de la historieta –contó– llegué a conocer, por medio del teatro, a Zótico Fonseca, que era un dibujante de historieta pero que también hacía fotonovelas en aquella época para Novedades. Entonces empecé a platicar con él y me dio trabajo como ayudante para las fotonovelas. Y entonces ahí veía yo cómo dibujaba; en ese entonces dibujaba Alma grande. Pero una vez le vi entre las cosas que tenía dibujos que eran mucho mejores que los que estaba haciendo. Entonces le dije: “Señor Fonseca. Mire, estoy viendo esto, digo... ¿por qué? ¿Por qué la diferencia?”. Y él me dijo: “Mira, todos cuando empezamos en esto queremos ser grandes, pero la verdad todos nos quedamos a la mitad del camino, porque realmente lo que importa es el dinero y salir adelante y sacar a la familia adelante”. Eso a mí me dolió mucho, y recuerdo hasta con orgullo que lloré toda la noche. Y entonces yo dije: “Yo no voy a ser de ésos, yo no me voy a quedar a medio camino”. Me dolió mucho lo que me dijo, y eso (me) marcó... he preferido tener problemas económicos a entregar un mal trabajo, porque sé que en el momento en que yo diga: “Ya la hice, ya soy grande, no a mí ya nadie me llega”, en el momento en que yo diga eso, en ese momento me vengo para abajo y ya no llegué a lo que yo quiero llegar o a lo que yo puedo llegar.

Marcado por esa experiencia, a los 17 años incursionó en la historieta con “La isla maldita”, con dibujo y argumento propio. Después, durante dos años, dibujó para La Prensa algunos dominicales e historietas de vaqueros y de guerra. A los 19 años empezó su etapa profesional, dibujando para Editorial Edar (ahora Vid) las minis de terror, aventuras y policiacas, entre otras.

Admirador de Harold Foster y de su principal creación –el Príncipe valiente–, considera que México ha tenido tres grandes de la historieta: Francisco Flores, Arturo Casillas y Antonio Gutiérrez.

–¿Y entre los actuales, ¿cuál es el mejor dibujante del país? –se le cuestionó.

–El que todavía no dibuja el número adecuado.

No obstante ello, mencionó como algunos de sus ilustradores favoritos de entre quienes laboran actualmente a Alberto León, Luis “el Niño” Velázquez, Iván Santillán, Bazaldúa y Patricia Cardoso.

Sobre la posibilidad de que los dibujantes mexicanos trabajen en Estados Unidos, opinó:

–Es bueno internacionalizarse. A mí lo que no me gusta es que los endiosen (a los dibujantes estadounidenses). El 90 por ciento de los que trabajan allá no son mejores que los de acá. El 10 por ciento... sí, hay grandes allá, no digo que no, pero muchos ni siquiera son de Estados Unidos, son europeos.

–¿Qué opina del éxito de Humberto Ramos?

–Mira, a Humberto Ramos yo lo conocí antes de que fuera a Estados Unidos. Lo único que no me gusta de él, así te lo digo, francamente, lo único que no me gusta, es que yo lo conocí de una manera y ahora se siente arriba. Eso es lo que no me gusta de su carácter. De su trabajo, sí me gusta lo que hizo, me gusta cómo trabaja. Pero detalles de él, como persona, se le subió, pero como artista es bueno, aunque a mí el estilo tirando a manga no me convence.

Rafael Gallur fue ganador del premio Tlacuilo de Oro en 1971, y poco antes de ello tuvo su primer contacto, precisamente, con las compañías estadounidenses, entintando unos cartones trazados por Gil Kane para la DC:

–Por ahí la tengo (la historia). Fue una tontería mía porque me la dio ya no recuerdo quién... un dibujante estaba haciendo conexiones, y entonces me contactó y entonces me llevó el trabajo, primero era para hacerlo nosotros, pero después les llamó la atención y me mandaron un trazo de Gil Kane, para que supiéramos cómo trabajaban allá y todo eso. Pero nos lo dieron para entintar.

–¿Usted ya sabía quién era Gil Kane?


“Hombre tiempo”, ilustración de Rafael Gallur

–Sí, y me gustaba mucho, desde el Flecha Verde... de todo eso, tenía yo colección de ellos, pero curiosamente no le di importancia a tener un trazo de Gil Kane, porque dije: “Hay tiempo, hay tiempo”. Estaba yo chavo. Empezaba yo a trabajar ya profesionalmente. Tenía yo como 17 años o 18 años y no le di importancia al hecho de tener un Gil Kane, y ya cuando lo acabé me di realmente cuenta de lo que había yo hecho y no lo quise firmar, porque hay hasta el espacio ahí que dice “Gil Kane” y tenía espacio abajo para decir quién había entintado, y no lo quise firmar porque no le puse atención, no lo entinté como debía haber sido, no le puse ningunas ganas, pensando siempre: “Hay tiempo, hay tiempo”. Eso me dejó una gran lección.

Pero más tarde vendrían otros contactos con el extranjero. El historietista poblano cuenta entre su currículum haber colaborado con un trazo para la miniserie de Star Trek The mondala imperative, también para DC, además de que su trabajo ha sido expuesto en Cuba y Francia, amén de ser reconocido por un importante directorio italiano de artistas de todo el orbe.

Sin embargo, sus mayores satisfacciones se las ha dado su labor en México. A pregunta expresa, confesó que el trabajo del que se siente más orgulloso es el que hizo para la revista Arena, teniendo primero una, después dos paginas para realizar en ellas, con entera libertad, lo que su imaginación dictara. Nació así “Garmanias”, con ideas, argumento, dibujo y color de Gallur.

Otro de sus trabajos célebres fue la serie Frank Kein, para Editorial Ejea, la cual se mantuvo en el mercado durante nueve años. Basada en una novela de Harold Robbins titulada Nunca ames a un extraño (la cual fue también adaptada al cine estadounidense en 1958, con John Barrymore, Lita Milan, Steve McQueen y Robert Bray ), la serie significó para el entrevistado un momento en el que su trazo se perfeccionó. Fue también en ese momento cuando incursionó en la realización de portadas a color.

Quien también trabajó en títulos como Posesión demoniaca o Sangre india, respondió un cuestionamiento de Mario Guevara sobre si hubo una época en que se pagara en México mejor o igual que en Estados Unidos:

–No. No. No es cierto. Se pagaba bien. Digo, se vivía bien de la historieta, había gente que ganaba mucho... digamos el señor Gutiérrez, el Lágrimas y risas... pero más que nada por regalías, o sea se daban regalías según lo que se vendía. Entonces había argumentistas, había gente que ganaba muy bien porque los tirajes eran muy altos, pero no precisamente que se pagara muy bien ni mejor que en Estados Unidos, pero sí se pagaba para vivir lo suficientemente bien. Había gente que se hizo de yates, hubo gente que se hizo de casas, terrenos, porque sí fue una buena época. Cuando se olvidaron de hacer historias es cuando empezó el declive.

–Hay un momento en que se deja incluso de trabajar con el estilo gráfico de esa época; actualmente ya casi no se hace nada del tramado en sepia, ese tipo de historieta con más volumen, con más sombra. ¿Por qué se acabó?

–Pasó algo curioso. Ejea fue una de las primeras que empezó a sacar historias que de momento les funcionaron. Eran grandes trampas. La verdad eran grandes trampas. Empezaron a hacer las “sensacionales”, con temas más fuertes, y de alguna manera les funcionó.

–Les redituó.

–El error que cometieron no fue haber estado con eso, sino haber abandonado lo demás. Empezaron a abandonar, a abandonar, porque les convenía: el medio tono había a veces equipos de seis, siete gentes, y entonces se tenía que pagar a mucho más el cartón, mientras que en el color o blanco y negro nada más eran prácticamente el letrerista, el argumentista y el dibujante. Entonces se redujeron costos, y como de momento les funcionaron las revistas de alto contenido ya sea violencia o erótico, entonces empezaron a relegar, y entonces la gente familiar, la que compraba revistas familiares también se empezó a ausentar de estos puestos de periódicos. Entonces, pero todavía más o menos había un equilibrio, todavía existían por ahí revistas y todo eso, pero con el tiempo, precisamente acá, empezaron a ser muy, muy, muy eróticas... en Editorial Mango... fue un boom, fue un boom. Les dejó mucho dinero. Funcionó muy bien, pero todos los temas que están enfocados a un solo punto, generalmente suben y después bajan. Lo mismo le pasó a Estados Unidos con su violencia: subió, y ahorita está en crisis Estados Unidos a comparación de antes; ya no tienen las ventas de antes. Lo mismo pasó acá, pero acá fue con el sexo. Se fueron mucho (por eso) y se olvidaron de las otras. Entonces el problema está en que a la gente a la que le puede gustar la historieta no sabe que puede existir una historieta así, y los editores ya no saben cómo conseguir ese efecto, cómo hacer historieta para la familia, porque se han hecho intentos, pero no funcionan, no venden, pero no venden porque la gente a la que le podría interesar eso no sabe, ni se entera de que existe. Entonces no han encontrado el modo, y además encasillaron a dibujantes, argumentistas y todo a un estilo. Se olvidaron de los dibujantes ya de edad que no quisieron evolucionar, sino que tenían su estilo, y entonces empezaron a los jóvenes a marcarles una pauta: “Las queremos que sean así, que tengan boobies, que tengan esto, que sean lineales... no les gustan las cosas oscuras. No les gustan, y siendo que es una de las principales reglas del dibujo: el oscuro da volumen.

–Claro.

–Pero a ellos no les gusta. Entonces se olvidaron de las historias por las historias, y entonces empezaron a buscar temas más fuertes, más todo. Pero ya era algo trillado. Lo mismo pasó con el cine, lo mismo pasó con todo. Todo lo que se enfoca a un solo punto termina cayendo, y eso fue lo que pasó con la historieta mexicana, y ahora que quieren, ni tienen a la gente adecuada, porque los dibujantes o los argumentistas jóvenes quieren imitar a Estados Unidos, a los comics de allá, y los toman como grandes maestros, dioses, algunos los toman como dioses. Eso acá no funciona, no ha funcionado desde que existía la Novaro, que eran puros servicios americanos; se vendían, pero jamás tuvieron los tirajes de un Lágrimas y risas, de un Memín, de un Kalimán y de tantas, de Espejo de la vida, de todos ellos, que vendían un millón y medio de ejemplares a la semana. Los otros no los vendieron. Esos volúmenes nomás los consiguió La muerte de Supermán, y acá nosotros lo teníamos semanal, con el Kalimán, lo teníamos con todo eso, y es cuando la revista era entretenida, era familiar, el contenido era aventura, entretener, y ahora que se fueron por el sexo, violencia y todo eso, se olvidaron de hacer historias, y cuando la historieta pierde eso, que es su esencia, entonces deja de entrar a las casas, porque a nadie le interesa, y la mayoría de los argumentistas no sabe hacer historias, porque les quitas golpes y sexo, inclusive groserías, y uno la lee y se ve aburrida.

–No queda nada.

–No queda nada. Entonces ése es el problema, y los únicos que podrían rescatar eso son la gente que vivió otra época, que tenía otro conocimiento de la historieta que sí vendió, de la historieta que sí llamó la atención, de la historieta que sí querían en casa, pero a ellos... cuando las leen los editores, que son nuevos, modernos, no les gusta, pero porque ellos crecieron en otra etapa, en una etapa de violencia, sexo, etcétera. Pero yo he visto que es también porque no conocen.

¿Dónde ver el trabajo de Rafael Gallur?

*En la actualidad trabaja para la Editorial Toukán y Mango, tanto en El pistolero como en Guerreros del ring y Guerreros del ring especiales.

*Pronto saldrá a la venta un especial de Místico trabajado en forma europea, con trazo de interiores y portadas completas de él, y con una historia escrita por su hijo Leonardo Gallur.

*Está en preparación una galería con parte de su trabajo en la página:

http://www.mexicocomics.com

*Rafael Gallur aparece en un directorio italiano de autores del cómic a nivel mundial:

http://www.lfb.it/fff/fumetto/aut/g/gallur.htm