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Puebla > Estado
viernes 10 de agosto de 2007

CUITLATLAN

Secuestro de un periodista por agentes de la Policía Municipal

Fermín Alejandro García

Si algo caracterizó a Ludivino Mora Tejeda como secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal es que combatió la corrupción y no toleraba abusos. “Yo no protejo a malos comandantes ni a policías”, solía decir. Apenas 24 horas después de que dejó el cargo, se empezó a notar el sello del nuevo titular de esa área, de Rolando López Villaseñor, pues algunos agentes policíacos sienten que de nuevo tienen la libertad de cometer ilícitos y pisotear los derechos humanos.

Esa situación ayer la sufrió el colega Osiel Mora, quien es columnista de un importante diario local. Él iba caminando por la plaza de Los Sapos y vio que tres policías municipales molestaban a unos menores de edad, entre ellos una niña. El periodista se acercó a ver que sucedía y a golpes lo subieron a una patrulla, la número 11. Los agentes fieles a los viejos métodos de tortura lo empezaron a pasear por distintas partes de la ciudad, sin decirle de qué delito lo acusaban y mucho menos le quisieron decir sus nombres.

Lo peor es que uno de los tres uniformados mostraba una conducta como si estuviera borracho o drogado. Osiel Mora logró hablar por celular con este columnista y pude escuchar la forma prepotente en que le hablaba ese policía que no estaba en su sano juicio, quien se negó a regresarle un credencial que le decomisó al colega y que lo acredita como periodista.

El autor de esta columna y otros periodistas, en cuanto se enteraron de la detención de Osiel Mora, se comunicaron con funcionarios del ayuntamiento de Puebla para denunciar la detención ilegal. Por esa razón lo dejaron de pasear y lo llevaron a la comandancia ubicada en la colonia Rancho Colorado, en donde nunca lo presentaron ante el juez calificador y lo sacaron de ese lugar a empellones.

Mora, en pleno uso de sus derechos constitucionales, les dijo que no se iba si no le informaban por escrito el motivo por el cual fue detenido, el nombre de los agentes y que justificaran por qué no lo presentaron ante la autoridad competente. Ante tales reclamos los policías amenazaron con golpearlo y volverlo a subir a la patrulla para llevarlo a otro lado, seguramente para torturarlo o matarlo.

Se podría considerar que lo ocurrido con estos policías era un caso aislado, que es injusto involucrar a Rolando López. Sin embargo, la actitud pasiva, primero, y luego torpe de los altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal (SSPTM), exhibe que hubo conformidad con lo ocurrido. Pues estas fueron las respuestas a lo que pasó:

Una versión que dio –de manera verbal– un comandante de la policía es que el periodista había obstaculizado la acción de los trabajadores de seguridad pública, cuando se acercó a ver por qué querían agredir a unos menores de edad. Ahora resulta qué ir caminando en la calle y voltear a ver que hacen unos policías es un delito. Esa explicación pareciera que fuera de un general del régimen de Pinochet.

Otro funcionario dijo que Osiel Mora estaba “muy borracho”. Eso es mentira. A mi me consta que estaba sobrio. Él es abstemio. Sobre esta argumentación, primero es necesario aclarar que estar pasado de copas en sí no es un delito. En segundo lugar, si el ayuntamiento tiene aparatos para medir el contenido de alcohol en una persona, es fundamental preguntarse: por qué no le hicieron la prueba de alcoholemia en la comandancia de Rancho Colorado.

Lo que ayer le pasó a Osiel Mora es un secuestro. Y pone al descubierto que algunos policías del municipio de Puebla están secuestrando. Seguramente para obtener el dinero que a diario piden algunos mandos. Lo más lamentable, es que los jefes de la SSPTM se pusieron a dar versiones de lo ocurrido sin investigar lo que pasó.

El agraviado fue a buscar al nuevo secretario de Seguridad Pública y pese a que era en una hora laboral cuando se presentó en la sede de la SSPTM, Rolando López no estaba. Es decir, ya se empezó a ausentar apenas 24 horas después de asumir el cargo.

Esta situación es muy grave si se toma en cuenta el negativo antecedente con el que llega Rolado López Villaseñor al cargo de secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Puebla, consistente en que cuando fue delegado de la Procuraduría General de la República (PGR) en el estado solapó el hostigamiento y persecución del periodista Ehécatl Mello Sánchez, quien labora en Grupo Acir.

Un día Ehécatl Mello acudió a las instalaciones de la PGR a un curso organizado por esta dependencia. Por el simple hecho de entrar con un teléfono celular fue agredido físicamente por un funcionario de la dependencia, quien además acusó penalmente al periodista por distintos delitos, entre ellos por atacar a un servidor público, cuando fue él quien inició la gresca.

Se llegó al absurdo de que intervino la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla (CDH) para mediar un arreglo entre las partes en querella, sobre todo porque había el riesgo de que Ehécatl Mello acabara en la cárcel. En un acto público, el delegado de la PGR, Rolando López Villaseñor, frente a varios periodistas, se comprometió a que se retiraría la denuncia penal contra el periodista. Todo eso fue una farsa.

Días después se consignó la averiguación penal contra Ehécatl Mello. Los funcionarios de la PGR le pusieron una celada, ya que hicieron creer al reportero que todo había acabado para que no se pudiera defender.

La denuncia de la privación ilegal de la libertad de Osiel Mora no se hace en esta columna por el hecho de que se trate de un periodista, sino como una advertencia del martirio que puede sufrir cualquier ciudadano que, sin cometer un delito, quizá lo detenga la Policía Municipal y lo trate como el peor delincuente. El caso de este columnista no pasó a mayores por la intervención que se hizo a su favor, pero ¿Cuántas personas más van a pasar por estos abusos sin que nadie los proteja? Seguramente que muchos.

Ante estos hechos es necesario hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué criterios se usaron para nombrar como jefe policiaco a Rolando López Villaseñor?, ¿se va a tolerar sus abusos?, ¿ése es el supuesto mejoramiento de la seguridad pública que tanto cacarea el gobierno de la capital?, ¿se va a castigar a los policías abusivos de ayer o se les va a dejar impunes?

El presidente municipal Enrique Doger Guerrero todavía está a tiempo de componer las cosas, ya sea cambiando a Rolando López o por lo menos llamándolo al orden, a establecerle que no se le va a tolerar abusos.

Es lamentable que mientras el crimen organizado avanza, la delegación de la PGR pierda el tiempo litigando contra un reportero que no hizo nada o que la Policía Municipal se la pase deteniendo a ciudadanos pacíficos para ver como los extorsiona.