EDITORIAL

LOS NUEVOS ESCENARIOS DEL LYDIAGATE

Este martes se presentó ante el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) el proyecto de dictamen sobre el caso del Lydiagate, pero la mayoría de los ministros decidió posponer la calificación de la propuesta debido a que se propuso primero crear un reglamento que regule el trabajo de la comisión que se encargó de investigar la supuesta confabulación para detener indebidamente a la periodista Lydia Cacho Ribeiro en diciembre de 2005.

Sobre esta decisión, es necesario hacer las siguientes reflexiones: aumenta la zozobra que existe de diferentes actores políticos sobre este asunto, siendo uno de los más afectados el gobernador Mario Marín Torres, que ha enfrentado la peor crisis de los últimos 30 años y un juicio ciudadano que le es totalmente adverso, ya que cada vez que los medios de comunicación tocan el tema parece aumentar el descrédito del mandatario.

Un aspecto positivo de lo que pasó ayer en la Corte es que quedó manifiesta la preocupación de los ministros del máximo tribunal del país de emitir un resolutivo que sea exhaustivo y apegado a la legalidad, pues lo que se demanda de este asunto es que el fallo se apegue a criterios jurídicos y no sea resultado de presiones políticas o de otro orden.

Pero también debe quedar claro que con este asunto está en juego la credibilidad de la SCJN.

Algo que será inevitable es que el caso Cacho–Marín se empalme con el tema electoral, siendo este año la segunda ocasión en que las implicaciones Lydiagate jueguen un papel decisivo para el desempeño de las principales fuerzas políticas.