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Puebla > Cultura
viernes 1 de junio de 2007

CINE

Una obsesión, un violín y una póstrer mirada

Alfredo Naime

Hace unas semanas la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) lanzó la alerta: los atentados contra periodistas en México ponen al país sólo por debajo de Irak en nivel de agresión; y el miércoles pasado la Red de Protección a Periodistas y Medios de Comunicación puso los números al contabilizar 131 incidentes contra el trabajo periodístico.

Hoy estrena Zodiaco, película que cinco días atrás aún peleaba por la Palma de Oro, el principal galardón del prestigiado Festival Internacional de Cannes. La obtuvo finalmente –así como el muy codiciado Premio Internacional de la Crítica– 4 meses, 3 semanas y 2 días, cinta rumana de Cristian Mungiu ubicada en Bucarest en los últimos días del comunismo. Además de Zodiaco y de la ganadora, aspiraron a la Palme d’Or otros 20 filmes, entre los que estuvieron Luz silenciosa, del mexicano Carlos Reygadas; Prueba de muerte, de Quentin Tarantino, y No country for old men, de los hermanos Joel y Ethan Coen. Por cierto que Reygadas y Luz silenciosa no se fueron del Festival con las manos vacías: la película recibió el Premio del Jurado junto con Persépolis, de Francia, de los realizadores Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud.

Volviendo a Zodiaco –Cannes aparte– está dirigida por David Fincher, el tipo que 11 años atrás nos entregara Seven (“apellidada” en México Los 7 pecados capitales) y más recientemente Fight Club (99) y La habitación del pánico (02). Está basada en la historia verdadera de un asesino en serie que durante años, en los 70, aterrorizó con sus crímenes a San Francisco, confundiendo a las autoridades con claves y mensajes cifrados en códigos de todo tipo. Lo singular es que el foco de atención de la película no está en los actos de violencia, sino en la creciente obsesión de los detectives y reporteros que investigan el caso; una obsesión que cambiará profundamente sus vidas y personalidades. Es este enfoque el que justifica el preciso aserto publicitario de Zodiaco: Hay más de una manera de perder tu vida ante un asesino. Encabezan el amplio reparto Robert Downey Jr., Mark Ruffalo y Jake Gyllenhaal, este último encarnando a Robert Graysmith, el ilustrador y caricaturista de cuyo libro fue adaptada la película. Sin duda hay que concederle atención: porque la dirige Fincher; por ser selección de la competencia oficial del Festival de Cannes; por el approach “íntimo” ya explicado (a contracorriente de lo que se acostumbra para el género) y porque se torna una seria alternativa –hoy que tanto escasean– frente a las epopeyas de moda que son El hombre araña 3 y Piratas del Caribe: en el fin del mundo.

Pero dejamos las noticias más gratas para el final. Por fin estrenaron en Puebla dos películas mexicanas muy esperadas: El violín, la ópera prima de Francisco Vargas, y La última mirada, de Patricia Arriaga Jordán, hermana de Guillermo, el célebre escritor (“y no un guionista”, según propias palabras). Hoy que tanto nos hemos referido a Cannes, cabe recordar que El violín pasó por su edición del año pasado, en la que Ángel Tavira (Don Plutarco en la cinta) fue reconocido como mejor actor en la sección Una cierta mirada. Si les digo que el film fue de inicio un corto de 29 minutos, que es en blanco y negro, que el peso dramático lo lleva un anciano amputado que toca el violín, y que fue rodado en un rancho de Ixtapaluca, estado de México, tal vez no sientan gana alguna de verlo. Pero de ser así estarían perdiéndose de una de las cintas nacionales más significativas, emotivas y punzantes –tal es su capacidad de crítica– de los tiempos recientes. Por eso gustó tanto (como en Cannes) en Cartagena, Flandes, San Sebastián y demás Festivales que la han presentado. Ponga en stand by al pirata caribeño que lleva dentro (no digamos ya a su hombre araña) y véala; no va a arrepentirse.

En cuanto a La última mirada, de recorrido más incipiente, ya pasó por el Festival de El Cairo, donde obtuvo el premio FIPRESCI (de la prensa fílmica internacional) a mejor película. Es un drama –concretado en un pintor que está quedándose ciego– sobre el confrontar cambios dolorosos en nuestras vidas, sobre los que no tenemos control. La directora Arriaga cuestiona: Si pudieras escoger, ¿que sería lo último que verías? Supongo que, entre muchas posibles respuestas, cabe la de “una buena película”, por qué no.