El despido de académicos, “por conspiración
y pérdida de confianza”, sostiene Palou
Martha Garrido Ortega
El rector de la Universidad de las Américas Puebla (UDLA), Pedro Ángel Palou, reconoció en una entrevista radiofónica que el despido de 15 académicos durante la semana pasada fue porque descubrieron que estaban conspirando en contra de la universidad y por falta de confianza. Dijo que los rescindidos están vinculados con el consejero universitario Neil E. Lindley en la supuesta intención de comprar a la casa de estudios.
Sin embargo, en este mismo espacio radiofónico, una de las investigadoras despedidas, María Eugenia Ibarrarán, desmintió la versión del rector. Aseguró que no conoce a Lindley y que hasta que escuchó las declaraciones de Palou se enteró de que estaba acusada de conspiración, porque cuando la cesaron no le explicaron las causas.
Ayer, en entrevista telefónica con la periodista Carmen Aristegui, el rector de la UDLA relató cómo fue que desde el 23 de mayo de este año comenzaron los ataques del consejero universitario de origen extranjero para tratar de desacreditar su trabajo al frente de la institución y del Consejo Universitario.
Dijo que Lindley, mediante una carta, hizo pública la intención de una empresa estadounidense de comprar a la universidad y que ofrecía la cantidad de 25 millones de dólares. Agregó que desde entonces ha estado tratando de desacreditar a la institución ante los medios de comunicación.
“La UDLA no está en venta; la UDLA es una fundación; a diferencia de casi todas las universidades privadas del país, es un organismo filantrópico que vela por la educación privada, beca a más del 51 por ciento de sus alumnos y se mantendrá así, ajena a intereses extranjeros y tanto de grupos como de individuos”.
Cuando la periodista le preguntó sobre los despidos de 15 académicos de gran prestigio y trayectoria, y la relación que esto tenía con Lindley, Palou dijo: “Este señor los convence de que tiene el dinero, de que se le unan y de que tomen de alguna manera el Consejo Universitario”.
Continuó diciendo que el Consejo no tiene control del patrimonio de la fundación, sino que es un organismo consultivo desde el punto de vista académico, y que estaba compuesto en su mayoría por empresarios de Puebla.
Pero Aristegui insistió en el caso de los investigadores: “Ante esto, los universitarios salieron despedidos de la universidad por haber aceptado la invitación de esta persona, dices tú, para apropiarse del Consejo Universitario e impulsar la venta de la universidad. ¿Por esa razón fueron despedidos?”
–Exactamente
–¿Bajo que argumentación y bajo qué cargo, cuál es la figura?
–La figura es pérdida de confianza, y así fue como se ha tratado a cada uno de estos casos en lo particular con ellos, y en el caso de dos con la Junta de Conciliación a partir del día hoy.
–¿Pérdida de confianza por haber pensado que era una buena idea para la universidad?
–Por haber intentado una conspiración en contra de los intereses de la universidad y de los reglamentos vigentes.
–Conspiración le llamas.
–Totalmente, así lo hemos manifestado; el ex consejero Neil E. Lindley es un enemigo de la UDLA.
Por último, Pedro Ángel Palou dijo que no saben en qué grado de involucramiento estaban los académicos, pero aseguró que tienen las pruebas concretas y que ya se le habían presentado a cada uno de ellos.
“Tienen que probar las
acusaciones en mi
contra”: Ibarrarán
En contraparte, en este mismo espacio radiofónico se entrevistó a una de las investigadoras despedidas, a Maria Eugenia Ibarrarán, quien fue catedrática del departamento de Economía; es integrante del Sistema Nacional de Investigadores en el nivel 1 y colaboradora de Mario Molina, Premio Novel de Química.
Ibarrarán desmintió la versión del rector de la UDLA, aseguró que desde el momento en el que le informaron de su despido, a la fecha, no le han notificado las causas del mismo; incluso, aseguró que no conoce al consejero Lindley. Consideró que el motivo de su despido obedece al intento, junto con otros investigadores, de procurar que las decisiones en el Colegio Académico sean horizontales.
“Los puntos con respecto a Lindley no tengo nada que decir, es un tema que nos rebasa a los académicos, todavía no me dan una carta donde me notifiquen que estoy despedida pero ya no tengo acceso al campus. No me han dado ninguna notificación por escrito de que estoy despedida… me llamaron y dijeron que la UDLA necesitaba prescindir mis servicios, nunca nos dieron una causa y mucho menos que era por perdida de confianza y conspiración”, dijo.
“Nos pueden implicar en cualquier cosa, la verdad que ni conozco a Lindley, jamás lo he visto, jamás he hablado con él y jamás he tenido una comunicación, y habría que probarlo por parte de la rectoría”.
La investigadora consideró que su despido obedece a la crítica que hizo junto con otros académicos a la rectoría sobre la toma de decisiones colegiadas en el ámbito académico de la institución, y que a partir de esta acción se originó lo que se conoce como el colegio académico.
“En el colegio académico, la idea central, es que hubiera balances y contrapesos en la toma de decisiones académicas únicamente. Surgió a partir de la carta en donde decíamos que pusieron a gente que no cumplía con las características que esperábamos como jefe de departamento. El rector tiene prerrogativas de nombrar a todo el mundo y decíamos que eso no parecía algo sensato porque somos gente que puede tomar decisiones colegiadas”.
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