"Periodismo regional a la medida de su tiempo"

EnviarEnviar ImprimirImprimir

Puebla > Cultura
miércoles 25 de abril de 2007

La doctora Ana María Huerta dio a conocer su libro con el nombre de El formulario

Yadira Llaven

La doctora Ana María Huerta Jaramillo, investigadora de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), habló con La Jornada de Oriente sobre la realización de su libro El Formulario, texto que sustrajo de un manuscrito “comprado en un tianguis de lo viejo” que narra y transcribe las variadas formulas químicas que creó en 1849 el maestro de farmacia Carlos Brito para la botica del Hospital General de San Pedro, considerado uno de los más importantes de la Nueva España.


En El Formulario Ana María Huerta reconstruye la trayectoria profesional de Carlos Brito, nos muestra su aportación científica en el contexto de la Puebla de mediados del siglo XIX / Foto: Abraham Paredes

En entrevista, Huerta dijo que una valiosa aportación para el mundo de la medicina es el libro El Formulario, ya que los manuscritos rescatados contienen información de cómo realizar ungüentos, jarabes, cataplasmas, pomadas, entre otros medicamentos de farmacia, ya que algunos de ellos, después de muchos años, aún siguen vigentes.
En este libro la autora reconstruye la trayectoria profesional de Carlos Brito, nos muestra su aportación científica en el contexto de la Puebla de mediados del siglo XIX y transcribe las 225 fórmulas originales y su listado de sustancias con la que era producido, para la elaboración de medicamentos de aquella época.
“Es de mencionar –agregó– que en el archivo del ayuntamiento de Puebla lo que menos encontramos para la historia de la farmacia son los formularios, donde se encuentran los pormenores para realizar un medicamento”.
Ahí se encontraron dos tipos de formulas: la magistral y la oficinal. La primera era la que recetaba, por medidas, el médico, y la segunda era la tradicional de la oficina o botica, pero que además ya tenía prestigio y que precedieron a la medicina de patente.
Por ello, argumentó que el manuscrito de 1849 “constituye un valioso instrumento de trabajo en el que registra datos y señales del desempeño de Carlos Brito como encargado de la botica del Hospital de San Pedro y en el que recoge fórmulas de diferentes épocas y lugares, tanto cosméticas como terapéuticas, entre ellas la opiata, el ungüento del soldado y el jabón para el rostro”.
La doctora Huerta detalló que el maestro Brito aprendió su oficio en la botica del español don Antonio de la Cal y Bracho –importante figura política y científica de su tiempo–, y su formulario “es un eslabón más, una aportación poblana al mundo de la farmacia”.
También comentó que Carlos Brito participó en la elaboración del Reglamento de Boticas para el Estado de Puebla en 1845, donde se establecía que todo encargado debía ser un profesional aprobado en farmacia, que no se devolverían a los pacientes las recetas que contuvieran narcóticos y en el que quedaron consignados los textos en los que se apoyaba la práctica de la farmacéutica y las sustancias que no debían faltar en ninguna botica.
En ese sentido, El formulario “es un documento excepcional por el abundante registro de formulas oficinales probadas y comprobadas que recoge, y por lo difícil que es encontrar un material semejante”, pues, de acuerdo a la autora, “rara vez se tiene la oportunidad de contar con un formulario particular de un boticario, pues al igual que las recetas de cocina familiares son guardadas con mucho recelo”.
El formulario del boticario Carlos Brito llegó fortuitamente a manos de Huerta Jaramillo por un tianguis de libros viejos que se instala frente al edificio Carolino, en el Centro Histórico.
“Siguiendo el consejo de Masae Sugawara –director de la Biblioteca Ernesto de la Torre Villar de la UAP– visité un puesto de libros de viejos, dentro de una feria del libro organizada por la universidad. A partir de entonces comencé una ardua investigación en torno a ese manuscrito”.
El libro El Formulario del maestro Carlos Brito tuvo un tiraje limitado de 200 ejemplares, mismos que están a la venta en la oficina de la Asociación Civil de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, la Casa de Cultura (5 Oriente 5, Centro), y en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAP.