ARISTAS DE LA CIUDAD

Monumento Franco-Mexicano a la muerte reconciliadora

Elvia Sánchez de la Barquera

Los personajes representados en la cúpula del monumento son un soldado mexicano, un zuavo y un ángel que les une, que funciona como puente, mientras estos dos guerreros se estrechan las manos

Es curioso como, después de guerras históricas, las naciones tratan de unificar, de unirse, ya pasado el tiempo. Y es que, por un lado, la guerra, relativamente reciente, hace que este monumento comparta personajes con el momento de su erección, por otro lado es innegable la permanencia de franceses en estas tierras después de la invasión, finalmente la necesidad del reconocimiento a quienes perecieron luchando por la defensa de la tierra o la defensa de los intereses de nación, legítimos o no.

Un personaje compartido fue sin duda, el general Porfirio Díaz, quien tomó parte activa en la defensa de estas tierras y cuyas estrategias le han caracterizado. fue precisamente él, quien colocó la primera piedra para la construcción del monumento el 23 de noviembre de 1898. Finalmente se concluyó y le inauguró el mismo presidente de la República en 1901.

La base del monumento es en medio corro, el estilo en general corresponde a la arquitectura mexicana del momento, predominantemente rectilíneo, combinado con medio punto, estilo parcialmente desprendido de la arquitectura europea del momento, aunque con algunos elementos del modernismo, más no de una forma contundente o dominante. Tenemos, en dorado, la corona de laureles, muy propia para estos casos y muy recurrida en los monumentos de Puebla de la época. Destaca, dentro de este conjunto, la puerta, pues es el único elemento de claro modernismo francés y que da paso al espacio interior del monumento, en donde se encuentran grabados los nombres de los más distinguidos homenajeados en este conjunto escultórico: general de división Miguel R. España, comandante Juan Garza, Calliot Alphonse S. L., coronel Tomás Alcerreca, general Rafael Nogueira, L. Gaillard, coronel Salvador Andraca, Raoul.

Al cuerpo arquitectónico, le remata una escultura de tres figuras, los personajes representados en la cúpula son un soldado mexicano, un zuavo y un ángel que les une, que funciona como puente, mientras estos dos guerreros se estrechan las manos. Las figuras aquí representadas gozan de un trabajo academicista, de proporción, de composición y de movimiento, pues visualmente los brazos de todos facilitan el recorrido visual hasta el punto en que mientras el brazo izquierdo del mexicano una a la tierra, el del ángel señala el cielo. Por otra parte, la disposición de los tres mantienen en su altura un equilibrio triangular.