ENTREPANES

La culpa es sincera

Alejandra Fonseca

En su libro Elogio de la culpa, Marcos Aguinis, escritor argentino, hace una afirmación lapidaria. Dice Aguinis: “La culpa es sincera”.

Argumenta que sin la culpa no habría ternura por el otro. Que el océano de reglas, modales, virtudes o paradigmas aprendidos esforzadamente se borrarían de golpe y seríamos, sin culpa, fieras irracionales.

Ante las catástrofes, dice Aguinis, se pierde por igual la capacidad de pensar, de amar y de sentir culpa. No hay remordimiento por actos que, en otras circunstancias, serían causa de estruendosos escándalos.

Por eso sin culpa la crueldad del hombre estremece al cielo: el odio, la capacidad de destrucción, la indiferencia y hasta el deleite por el padecimiento ajeno asustan. Aguinis escribe: “Sólo los espasmos de culpa pueden hacer que esto cese o disminuya.”

Concluyo: con culpa o sin culpa, lo que sucede está ahí: se palpa, se ve, se transparenta.

Por eso, la culpa es sincera.