OPINIÓN

Guillermo Pacheco y el mundo del abogado

Carlos Meza Viveros

El interés de la revista era la de escuchar al jurista y al político en temas nacionales, específicamente en temas de carácter constitucional que pocos pueden jactarse de saber lo que él sabe sobre el tema, así como de su trayectoria política. La entrevista finalmente no se dio, y Guillermo Pacheco no ocupó, como otros destacados juristas la portada del mes de enero del año de 2006.

Ahora que pudo llevarse a cabo la entrevista solicitada por la editorial de la revista, en la que he tenido el privilegio de participar como comentarista de libros sobre variados temas legales, muy a su estilo, el entrevistado declinó que se hablara de su trayectoria jurídico política y así se aceptó por los responsables de la publicación.

Dejando a un lado el ego y la oportunidad para hablar de su persona y sus logros, el magistrado prefirió destacar los de sus compañeros magistrados y en general de los integrantes del Poder Judicial.

Siempre haciendo a un lado los cuestionamientos sobre su persona y su carrera política como diputado, presidente municipal, escritor, magistrado presidente, dirigente priista, y especialmente como un excelente litigante, Pacheco Pulido se refirió a los avances obtenidos en el Tribunal Superior de Justicia en materia de reformas a diversos ordenamientos legales que hoy se consolidan como de vanguardia en todo el país, a favor de los indígenas, con la creación de juzgados especializados para la atención de sus controversias, la creación de un ordenamiento a favor de los adolescentes y menores infractores para dar cumplimiento a la reciente reforma constitucional al artículo 18. La respuesta del foro poblano en el procedimiento adjetivo hoy en vigor y que gracias a esto la sociedad ha sido beneficiada.

Los logros de su gestión están a la vista, la unidad y la participación de destacados colaboradores, entre magistrados y jueces, fue determinante para que hoy el Tribunal Superior de Justicia en Puebla pueda presumir de avances sustanciales que no se pueden regatear.

Por supuesto la mezquindad y la envidia han hecho presa de algunos detractores que sólo ven lo que desde su óptica les parece “inconvenientes, en lugar de actuar con ética en sus comentarios”. Porque, ¡lo que no se ve no se juzga!