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Puebla > Política
miércoles 21 de marzo de 2007

Logias masónicas de Puebla y el Distrito Federal se solidarizan con Mario Marín

Martín Hernández Alcántara

Con 364 días de retraso, el gobernador Mario Marín Torres develó ayer un busto de Benito Juárez García en Casa Aguayo, sede del Poder Ejecutivo local, conmemorativo al segundo bicentenario del natalicio del Benemérito de las Américas. El acto protocolario sirvió para que las logias masónicas de Puebla y algunas del Distrito Federal le expresaran públicamente su solidaridad al mandatario, protagonista de la conjura contra la periodista Lydia Cacho Ribeiro.

Orador principal después de Marín, el ex líder del Congreso local, Moisés Carrasco Malpica, maestro de la Logia Masónica Ignacio Ramírez El Nigromante, dijo que los masones estaban a las órdenes del gobernador, pero aseguró que dicha diligencia no estaba guiada por el interés de conseguir una plaza en la administración pública, sino por un genuino afán de servicio a la sociedad.

Desbordado en elogios hacia el jefe del Poder Ejecutivo estatal, Carrasco le dijo a Marín Torres: “Queremos estar en la misma trinchera que usted, buscando el progreso de la entidad”. Equiparó al llamado góber precioso con el Benemérito de las Américas, diciendo que ambos son “una inspiración”, un ejemplo de hombres que han emergido de los estratos más marginados para destacar en el ámbito público y que gobiernan siempre en estricto apego al Estado de Derecho.

Mientras Carrasco Malpica pronunciaba su arenga, Marín distrajo algunas veces su atención para responder a los comentarios que le hacía el secretario de Gobernación, Javier López Zavala –quien parecía ansioso platicar con él–, dialogar brevemente con Rogelio Pérez Cruz, gran maestro de la logia Gran Oriente de Puebla, y echarle un ojo al discurso que pronunciaría minutos más tarde.

“Nobles sentimientos”

En su turno al micrófono, Mario Marín Torres dijo que la efigie de Juárez “seguramente servirá para guiar a su gestión en los “nobles sentimientos y pensamientos que practicó el indio de Guelatao”.

Marín se notaba relajado. El ritmo de sus palabras, que tuvieron como fin primario exaltar el respeto de Juárez por la ley, fue pausado y, hasta su tonó llegó a ser por momentos cálido. Quien se veía más nervioso era López Zavala, pues se notaba con mucha claridad que no quería perder detalle de la intervención de su jefe y se desesperaba ante los comentarios que le hacía con mucha insistencia Rogelio Pérez Cruz.

En un momento dado, el gobernador destacó el talante laico de Benito Pablo Juárez García y su ímpetu para separar a la iglesia de los asuntos del Estado. A algunos reporteros les resultó paradójica esa parte del discurso de Marín, quien en el pasado reciente ha permitido rituales religiosos en su honor dentro de Casa Aguayo, y hasta ha llegado a autodefinirse como el “instrumento de Dios”.

El titular del Poder Ejecutivo también “enlistó los males que padece la nación”: migración por falta de trabajo a los Estados Unidos, ambición desmedida de las trasnacionales que sólo buscan el poder económico, amén del consumo de drogas y la pornografía infantil, un tema con el que se le ha vinculado a partir de que fueron conocidas sus conversaciones con el apostador Kamel Nacif Borge, protector del pederasta confeso Jean Thouma Hannah Succar Kuri, para ultimar detalles sobre el encarcelamiento de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, autora del libro Los Demonios del Edén, el poder que protege la pornografía infantil.

Para finalizar, Mario Marín hizo una convocatoria: “Autoridades, organizaciones políticas, organizaciones civiles, académicas, todos los ciudadanos, tenemos que levantar la voz, organizarnos mejor, sumar voluntades y esfuerzos, recursos y estrategias para luchar por un México más próspero, democrático y seguro, en el que todos tengamos el derecho y el beneficio de trabajar para proveer a nuestras familias de un sustento digno y con oportunidades para todos”.

Antes de los discursos se rindieron honores a la bandera, encabezados para elementos de la Secretaría de Defensa Nacional, y posteriormente fue descubierto un busto de Benito Juárez hecho de ónix, que tenía una placa alusiva al bicentenario de su natalicio: 21 de marzo de 1806-21 de marzo de 2006.