"Periodismo regional a la medida de su tiempo"

EnviarEnviar ImprimirImprimir

Puebla > Cultura
jueves 15 de marzo de 2007

PARIÁN Y BARATILLO

El restaurante Variedades

Moisés Andrade

La imagen que ilustra nuestra co-lumna es idéntica a una emplea-da por don Isaac Wolfson en su libro de reciente aparición acerca de la historia de los cines Variedades y Coliseo. En ella se puede apreciar al primero de ellos como elemento central, y pegado a él el local que albergaba la lonchería y café Variedades, establecimiento toral en la culinaria poblana cuyo propietario era el señor Ricardo Gonzá-lez, muerto el 4 de octubre de 1939 en la más completa miseria, unos días después de haber sido inaugurado el cine Coli-seo, precisamente en el lugar que ocupara su negocio.
Siguiendo nuestra inveterada costumbre de fusilarnos los trabajos de otros, en esta ocasión nos remitimos al trabajo de Josué Reyes Casián acerca del citado res-taurante y su dueño. En un artículo apa-recido en su columna Renglones del pe-riódico La Opinión, fechado en mayo de 1938, Reyes Casián hace una apología de don Ricardo, al tiempo que rememora los agradables ratos pasados en su lo-cal, dando además noticia de la partida de dicho señor a la ciudad de México, a donde fue a establecer otro restaurante junto al famoso Teatro Politeama llamado simplemente Antojitos Poblanos, lu-gar que sólo abría por las noches y donde se daban cita los poblanos avecindados en la capital.
Rememorando las exquisiteces servidas en tales centros del buen comer, nues-tro autor hace un parco listado en el que encontramos los siguientes platillos: cha-lupas, caldo de sesos, rajas poblanas, chi-les rellenos y fingidos, mole de guajolote, tamales de pollo y los típicos fiambres de lengua, pata y chicharrón, todos acompañados con la refrescante bebida llamada garapiña, cuyo secreto sólo co-nocía su creador, es decir el señor Gon-zález, y rubricados con crema de coco o de vainilla En este punto hay que hacer la aclaración de que el dueño del restaurante, amén de ser un excelente cocinero, era experto en la elaboración de curados de pulque, oficio que siendo muy jo-ven tuvo que aprender y desempeñar da-das las necesidades hogareñas.
Reyes Casián pondera el ambiente del lugar “donde nos dábamos cita los partidarios de la bohemia bien entendida, la bohemia que es arte y buen gusto, antes que cualquier otra cosa, y pasábamos las noches enteras, rindiendo la jornada al amanecer, cenando primero a la salida de la función para seguir charlando de so-bremesa en compañía, la mayor parte de las noches, de artistas teatrales de ambos sexos. Tertulias donde surgían chistes, hu-moradas, proyectos, etcétera, salpimentados en ocasiones con curado de grosella o de huevo, o bien, cuando la Patria estaba afligida, como llamábamos a la trujez de nuestros bolsillos, pasábamos el tiempo entre copa y copa de legítimo mezcal de la tierra del coronel Constan-tino Chapital y de Manuel Chavótez, sin faltar la botana de sal de gusanos...”, la mayor de las veces a cuenta de la casa, ya que el dueño se distinguía por su magnanimidad.
Para finalizar, hay que decir que el restaurante Variedades fue punto de en-cuentro de gobernadores, magistrados y toda laya de políticos, así como de turistas ansiosos de conocer las bondades de la cocina poblana. A ellos habría que agre-gar a los artistas que, por obvias razones, eran asiduos concurrentes al mismo, sin faltar los trasnochadores necesitados de cargar el estómago después de correrse una buena farra. Posterior al cierre de su local original el señor González volvió a abrir otro en los portales, del cual desconocemos su ubicación exacta, a lo que parece con el mismo buen éxito que su predecesor.
Cosas del ayer poblano que han quedado en las sombras del olvido y que nos hemos propuesto rescatar con el propósito de refrescar un poco la imagen de nuestro Centro Histórico y su historia. En el presente caso, haciendo alusión a ciertos rituales sociales, y los templos consagrados a ellos, tal como fueron las funciones de cine y teatro y las reuniones “bohemias”.
EnviarEnviar ImprimirImprimir