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Puebla > Estado
viernes 2 de febrero de 2007

Las precarias condiciones del país impulsan el corporativismo en municipios, señalan expertos

Miguel Ángel Domínguez

Atlixco– “¿Por qué las relaciones entre los gobiernos locales y la ciudadanía, no sólo en México, también en América Latina, tienden a consolidar fuertes prácticas, como el corporativismo, el patrimonialismo y hasta el asunto clientelar?”, preguntan autoridades en materia municipalista.

De acuerdo con el documento “Alternancia y Democracia Local” –cuya copia tiene el reportero–, publicado recientemente por instancias federales dedicadas a investigar el desarrollo y progreso de Comunas en el país, es difícil encontrar análisis o evaluaciones del funcionamiento de esos gobiernos sin hacer referencia a ese tipo de hábitos.

Con respecto a los oficios del “clientelismo”, asume el texto, conviene iniciar por distinguir que consiste en un asunto considerado como “tradicional” dentro del ambiente urbano contemporáneo. “En el caso de México, emerge y es reproducido en condiciones de acelerado crecimiento de las ciudades”.

El corporativismo, sobre todo en el ámbito local, es articulado a los conectes (sic) clientelares, pero no debe ser confundido con éste, apuntan los especialistas. “El vocablo puede definirse como un sistema de representación de intereses reconocidos o permitidos, incluso creados por el Estado, a quienes conceden un deliberado monopolio a cambio de observar ciertos controles”.

Así entonces, abunda el juicio de los expertos, en el clientelismo y el corporativismo en las ciudades, los “representantes y líderes”, tienen un papel intermedio entre una determinada “base social” y la autoridad pública. “En las ciudades mexicanas, el propio clientelismo y corporativismo, quedaron constituidos como pilares fundamentales de una gobernabilidad autoritaria”; eso implica, sostiene el escrito, que las necesidades y demandas de diferentes grupos y sectores son incorporadas y atendidas en la medida en que fueron promovidas de modo subordinado y disciplinado, cuyo reconocimiento por parte de la autoridad tiene como requisito fundamental la adhesión colectiva al partido de gobierno.

Según el contexto manejado, a pesar de los “efectos perversos”, el clientelismo y corporativismo son al mismo tiempo problema y solución. “En términos de construir la democracia a nivel local son un conflicto porque implican un modo de incorporar las demandas, necesidades e intereses de los gobernados, contrapuesta claramente a la ciudadanización de las políticas desarrolladas por los gobiernos municipales.

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