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Puebla > Cultura
viernes 2 de febrero de 2007

Cientos de personas bendicen hoy a los “niños dios”

Juan Pablo Ramos Monzón

Decenas de personas circulan por las calles céntricas de Puebla para encontrar un lugar donde les vistan a sus “niños dios”, una tradición que ha dado lugar a un peculiar oficio: el de confeccionar ropa para vestir a estas figuras religiosas.


Hoy, los templos reciben a los "niños dios" perfectamente arropados de manos de las orgullosas madrinas / Foto: Abraham Paredes

Ayer fue el día de mayor actividad para las personas que se dedican a esto, pues hoy se bendice a los niños en los templos católicos. Cada iglesia reúne a cientos de fieles que previamente arreglaron sus figuras con vestimentas de médico, de pastor o de alguna otra personalidad que de la tradición ha ido surgiendo.
Entre los brazos de la señora Rosa pareciera que duerme un bebé de carne y hueso. Lo lleva cubierto con una manta, como para protegerlo del frío. Camina despacio, para no despertarlo con el roce de las personas que se han aglomerado en un pequeño local que tiene un letrero de “se visten niños dios”.
La calle 3 Norte es una de las más concurridas en estos días. Desde una semana antes se hacen pedidos. “Hoy no dormiremos”, asegura Silvia, quien lleva más de tres décadas dedicándose a este negocio.
La tradición católica cuenta que fue un 2 de febrero, cuando Jesús, siendo niño, fue presentado en el templo, por lo que en esta fecha los creyentes llevan las figuras de “niños dios” vestidos con un atuendo especial, para que se los bendigan en la iglesia.
Hay gustos variados entre los que visten a sus figurillas, y los que confeccionan los trajes lo saben bien.
En algunas ocasiones, se destina a una persona, en la colonia o templo, a que sea la “madrina de niño dios”. Cuando esto le toca por primera vez a alguien, el “niño” se viste de cierta manera. “Hay vestidos para primero, segundo y tercer año. El primer año se viste ‘de las palomitas’, con ropa de recién nacido; el segundo va de azul, de pastorcito, y el tercero de corazón de Jesús”.
Pero la variedad en vestimentas no se limita a esas tres. Hay las del “fundador de los milagros”, del “salvador del mundo”, del “niño de Atocha”, de la “misericordia”, del “niño doctorcito”, y los más recientes, el atuendo del papa y de Juan Diego.
Después de recorrer los primeros cinco puestos, uno junto al otro, la señora Rosa regresa con la misma caminata pausada. Elige ir al local que ya conoce, el primero de la cuadra. Ahí atienden cinco hermanas: Irene, Mariana, Alicia, Iliana y Esperanza, todas aprendieron el oficio desde niñas y ahora sus hijas también lo conocen.
“Ahora quiero que lo vistan de doctorcito, pero lo quiero bien vestidito porque la verdad es que ahora se va para México”, advierte la señora y lo deposita con sumo cuidado en las manos de la mayor de las hermanas.
Los precios varían dependiendo de los tamaños identificados con las medidas doble cero, cero, 12 (45 centímetros) y “la especial” de 55 centímetros. Los materiales con que se confeccionan son encaje, galón y estambre y los precios van de 40 a 250 pesos.
Los preparativos para esta fecha del año comienzan en abril, pues de otra manera las personas encargadas de confeccionar los atuendos no se darían abasto. Por cada modelo y tamaño se hacen unas 100 piezas que esperan ser vendidas en el lapso de una semana. Unas 500 piezas por local, aproximadamente, son compradas para el día de la Candelaria, nombre con el que también se conoce este festejo.
Hoy, los templos reciben a esos ”niños” perfectamente arropados de manos de las orgullosas madrinas. Luego, la fiesta continúa, cobrando los tamales y el atole a los que les salió el monito en la rosca de reyes el 6 de enero.

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