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Puebla > Estado
martes 30 de enero de 2007

CUITLATLAN

Escritores reclamarán por el abandono de la Casa del Escritor

Fermín Alejandro García

En una fecha cercana un grupo de literatos prestigiados, entre los que se encuentra el premio Nobel de literatura, Wole Soyinka, mandarán una carta al gobierno del estado para exponer que el secretario de Cultura, Alejandro Montiel Bonilla, incumplió con la promesa que se hizo hace año y medio de que se reactivaría la Casa de Refugio para escritores –también conocida como Casa del Escritor–, la cual está abandonada.

Y es que exactamente hace 15 meses el gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, recibió en el salón de protocolos a los escritores Soyinka, Richard Wiley, quien es el representante de la Red de Casas Refugio de América Latina, y al cubano José Prats Sariol, quien en ese entonces estaba hospedado en la Casa Refugio de Puebla. En ese encuentro el gobierno del estado respondió que solamente hacían falta “algunos ajustes” para que volviera a funcionar esta Casa de Refugio, que para aquel entonces ya había albergado a dos escritores, al cubano Prats Sariol y a otro literato de origen palestino, pero esa promesa es la fecha que no se materializa.

El asunto del inmueble también conocido como la Casa del Escritor muestra la falta de visión y capacidad del actual titular de la Secretaría de Cultura, Alejandro Montiel, para dar continuidad a los proyectos que se emprendieron en el sexenio pasado en una gestión de la que él formó parte.

Cuando el secretario de Cultura era Pedro Ángel Palou –en el sexenio de Melquiades Morales Flores–, se consiguió echar a andar un ambicioso proyecto que consistió en rescatar y remodelar el inmueble que se ubica en la calle 5 Oriente 201, que es una casona que data del siglo XVII, para que se convirtiera en un recinto que recibiera a escritores perseguidos en su país de origen y que serían canalizados por el Parlamento Internacional de Escritores (PIE).

Eso colocó a Puebla en un lugar importante del esfuerzo internacional que se ha hecho desde 1994 –año en que se fundó el PIE– para proteger a escritores que han sido desplazados, encarcelados u hostigados por la difusión de sus ideas. Tal como le ocurrió a Wole Soyinka, quien tuvo que dejar su natal Nigeria por ser perseguido.

Normalmente las casas de refugio funcionan en las capitales de los países donde son creadas y casi nunca dependen del gobierno. En el caso de la Angelópolis, había un hospicio del Poder Ejecutivo y además en una ciudad intermedia, lo cual la hacía diferente.

En un inicio todo funcionó bien. La Casa de Refugio recibió a dos huéspedes y además albergó una serie de talleres impartidos por prestigiosos escritores, como Daniel Sada, así como un destacado homenaje al poeta tabasqueño Carlos Pellicer.

Los primeros meses del actual sexenio, cuando todavía era Palou el secretario de Cultura, la dinámica de este recinto seguía normal, pero cuando este personaje dejó el puesto, se fue de rector de la Universidad de las Américas y lo sustituyó en el cargo Alejandro Montiel, las cosas se derrumbaron.

De un mes a otro se acabó el presupuesto. Se llegó al extremo de que no había nada. Se fundieron todos los focos. No había gas. Los tres departamentos destinados para los escritores exiliados carecían de ropa de cama. No había dinero para las más elementales necesidades. El suelo de alguna zona del recinto se levantó, y desde entonces nadie se ha preocupado por arreglarlo.

La casona quedó en el abandono. Hasta hace unas semanas un testigo narraba que nunca se le dio mantenimiento desde que Palou se fue de la Secretaría de Cultura.

Lo cual es muy grave, ya que independientemente de que ese inmueble funcione o no como Casa de Refugio, si no se le da la atención debida se está en peligro de que se pierda una parte del patrimonio cultural de la ciudad de Puebla.

Que también se pierda la inversión de fondos públicos que se hizo para rehabilitar, equipar y acondicionar ese espacio arquitectónico.

Y lo más grave es que la comunidad internacional de escritores corre el riesgo de acabar de perder una alternativa que había para proteger aquellos literatos que son incómodos para el poder político, económico, religioso o étnico. Todo ello por la negligencia de un mal burócrata.

Seguramente no faltará el funcionario que argumentará la falta de presupuesto para atender la Casa del Escritor.

Eso es cierto, la Secretaría de Cultura ha sido castigada con la reducción de fondos, pero también es cierto que eso es resultado de quienes están al frente de esa dependencia que no han sabido reclamar mayores recursos económicos; además es pertinente hacer la siguiente pregunta: ¿si la actual gestión de la Secretaría de Cultura no puede mantener firme el proyecto de la Casa de Refugio y darle el mantenimiento adecuado, podrá hacerse cargo de ex cooperativa La Constancia, la primera fábrica textil de América Latina?

Yo creo que no. En próximos días en este espacio voy a contar los yerros de la Secretaría de Cultura en el asunto de La Constancia.

Y qué decir de la biblioteca Palafoxiana. Los expertos en fondo de libro antiguo coinciden en que se está desaprovechando el acervo de este lugar por la negligencia de la secretaría que dirige Alejandro Montiel Bonilla.

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