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Puebla > Salud
martes 30 de enero de 2007

SALUD

El Hospital Universitario, una quimera

Antonio Cruz

El objetivo de la medicina sin importar el ángulo por el que se le vea es: 1. Preservar la salud física o corpórea. 2. Sustentar la visión de atención de la salud humana como fenómeno no solo individual sino comunitario, dependiente directa de un equilibrio individual y colectivo. 3. Conscientizar que la salud no es privativa del género humano, es la integración armónica del hombre en comunidad inmerso en estructuras moleculares, bacterias, hongos, animales, vegetales y medio ambiente. 4. Que todo el escenario de la vida se sostiene en una base terrestre física, inerte y viva también, dentro del sano equilibrio del hombre, la sociedad en la que vive, la estructura geográfica y climática donde está asentado, dependiente del sistema solar que le da clima propicio o adverso. 5. Por tanto el objetivo de la medicina que es el combate a la enfermedad humana individual o social, lleva implícito la salud de todo lo vivo con el edificio inerte que lo sostiene, el equilibrio del medio ambiente que nos rodea en su integral configuración, sin despreciar tierra, agua, sol, viento y clima, que en el planeta son dependientes del sistema solar en que nos tocó vivir.

La enseñanza de la medicina reflejada en la visión anteriormente expuesta, dista mucho de ser simplista y estar adecuadamente orientada, lejos de como lo plantea la enseñanza médica, en la que a pesar de que hay cada vez más conocimiento, no hay mejor enseñanza y aprendizaje, los objetivos parecen diluirse en las necesidades, pretendemos egresar médicos pasivos, sentados en un consultorio en espera que los pacientes lleguen a quejarse, o bien médicos de ambiente hospitalario donde los pacientes son individuos con cama y número, donde el objetivo del médico es prolongar la vida sin importar la calidad de ésta, todos con una visión diagnósticoterapéutica sujeta estrictamente a tecnologías cada vez más sofisticadas, abrumadoras y clasistas, donde vive el que tiene recurso económico y muere el que carece de el.

En este devenir evolutivo de la ciencia médica aplicada, el Hospital Universitario perdió de inmediato la visión de servicio en la que nació, rápidamente abordó el mundo de los especialistas, quedó atrás que fue concebido en el seno de una lucha social de estudiantes que aprenden a curar y maestros que enseñan la ciencia y el arte, la lucha había sido por recuperar espacios clínicos, lugar para dar la licencia de ejercer en salud con y para dolientes necesitados, se olvidó que fue un inmueble arrebatado a la Secretaría de Salud que modernizaba el viejo hospital Jesús Carranza, edificando un monolito como Hospital Civil, bueno es cierto, pero ausente de la disposición de pabellones al estilo de la clínica francesa, por una torre al estilo gringo, una estructura administrativa de salud, con especialistas que añoran la súper especialidad, sin idea de prestación social, mucho menos de enseñanza, con recurso económico nunca suficiente, por que al transformarse en hospital de alta especialidad, de tercer nivel, se obliga a estar supeditado a tecnología siempre nueva, nunca actual, burocratizado, que no puede cobrar poco, debe justificar lo caro de una atención médica fuera del alcance de la economía universitaria, que siempre carece de recurso, se llenó hasta el tope de personal, más de siete individuos de atención básica por cama, sin que alumnos y maestros de la Facultad de Medicina pudieran encontrar acomodo de ejercicio o práctica, dejó de ser el espacio para enseñar o practicar para la enseñanza médica básica, hizo a un lado a los maestros que llevan de la mano a los futuros médicos en lo básico y esencial, se perdió el estilo hipocrático, se esfumó el añorado espacio docente, apareció una sistemática obstaculización de la práctica clínica y de servicio para la enseñanza del área de la salud: médicos, fisiatras, investigadores básicos, estomatólogos, enfermeras, químicos, biólogos, se diluyó su origen, ni siquiera es útil para atender a la comunidad universitaria, es tan solo centro hospitalario caro y deficiente, una rémora para el presupuesto de la institución, no recuperable.

Señor rector, no escuche más a los miembros de ese garlito obsequioso del hospital del derroche inútil, así como encausó estacionamientos, farmacias, gasolineras, autobuses y no se cuántas cosas más, para que no sean la caja chica de los desvíos económicos de quienes gobiernan la institución, es el momento de que devuelva el hospital a las escuelas del área de la salud, déjelo, como es lógico, bajo el manejo de la dirección de la Facultad de Medicina, claro que con un director de verdad y no con el actual, que ha demostrado a todas luces su ineficacia, que se organice atención barata de consulta local y domiciliaria, que funcionen activamente las cuatro especialidades básicas y, si en ese contexto crecen áreas de especialidad que crezcan, pero deben ser autofinanciables, simplistas, inteligentes, que surjan por su propio esfuerzo, dentro de una atención médica social integral, no la pasiva, cara o un lastre como el que hoy funciona, no deje que el HU siga siendo una quimera.

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