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Puebla > Economía
martes 30 de enero de 2007

CARPETA

Maiceados

Sergio Cortés Sánchez

No hay provinciano que no se vanaglorie de su milpita: olemos a nixtamal; de la tortilla proviene el mayor porcentaje de las proteínas que consumimos, la energía, el calcio, el fósforo y la fibra dietética. Una tortilla mediana, de esas de 30 piezas por kilo, contiene de 1.9 a 2.5 gramos de proteína, entre 72 y 78.4 kilocalorías, entre 34.3 y 73.5 miligramos de calcio, de 64 a 91 miligramos de fósforo y de 1.2 a 1.4 gramos de fibra dietética (Profeco, Revista del Consumidor, “La Tortilla”). En promedio, cada uno de las personas que viven en el municipio de Puebla y tienen teléfono en casa come diariamente 335 gramos de tortilla, o lo que es lo mismo, casi 10 tortillas de las medianas o unas seis de las torteadas a mano y/o cocidas por la memelera. En habitantes de localidades rurales, donde la pobreza es mayor, el consumo de la tortilla tiende a ser más alto. Frijol, chile y tortilla son la base de nuestra dieta, y somos muy sensibles al aumento de precios de estos productos, en particular entre las familias que disponen de pocos recursos económicos para su alimentación, que son casi la mitad de la población mexicana.

La tortilla en casa es el principal consumo humano del maíz, pero no el único: entre los múltiples usos hay que mencionar los tacos, sopes, chalupas, molotes, quesadillas, atoles, tamales, pozoles y huitlacoches. El consumo humano anual por habitante es de 122 kilos de maíz, casi igual al consumo industrial (farmacia, forraje, aceites y harinas); sumados ambos nos dan un consumo anual de 26 millones de toneladas, que para las 20 millones producidas representan un rentable negocio para quienes lo distribuyen, que son los que fijan el precio. Los recientes aumentos al precio del maíz no los determinaron los productores, sino los acaparadores, y a río revuelto los tortilleros han aprovechado la ocasión para subir el precio de la tortilla a su libre albedrío. Un kilo de maíz rinde entre 1.3 y 1.4 kilos de tortilla, y si la tortilla se hiciera de nixtamal (proceso más caro que las hechas de harina), el costo de transformación de un kilo de maíz (renta de local, depreciación de maquinaria, consumo de luz, de gas, de agua, cal, papel, salario del personal y gastos administración) se estima en 3.4 pesos para un kilo de maíz, que sumado al precio de maíz, de 3.1 pesos el kilo, da un total de 6.50 pesos por kilo de maíz; un precio de la tortilla de 6.50 el kilo dejaría una utilidad bruta de 300 a 400 gramos de tortilla por kilo (de 30 al 40 por ciento); no se justifica un precio superior a los 6.50 pesos el kilo de tortilla. La semana pasada el kilo en el municipio de Puebla fue de 8.30 pesos, y el estimado como razonable por los ciudadanos radicados en dicho municipío fue de 6.40 pesos por kilo. Lo que pagamos por sobreprecio de la tortilla, únicamente en este municipio, es un millón de pesos al día.

La eutanasia del campo decretada por el gobierno federal es reconocida por los ciudadanos del municipio de Puebla como la principal causa del desabasto nacional de maíz; la especulación y el aumento del precio de los insumos son también reconocidas como generadoras del sobreprecio de la tortilla. Apoyar a los productores de alimentos en general y a los de maíz en particular es una de las medidas exigidas por los ciudadanos para superar la crisis. La opinión mayoritaria cuestiona la estrategia gubernamental de retirar subsidios al campo y dejar que las fuerzas del mercado actoen en función de sus interés, que no son los de las mayoría: el 88 por ciento de los ciudadanos solicita que haya un precio oficial de la tortilla; el 83 por ciento exige un precio oficial para el maíz; el 74 por ciento dice que se debe regular la importación de maíz, y el 67 por ciento se pronuncia porque el gobierno ofrezca el producto para regular el mercado. No es posible tener un campo competitivo si la inversión pública en fomento agropecuario es la vigésima parte con relación a la ejercida hace un cuarto de siglo, y la importación actual de maíz equivale al 30 por ciento de lo producido nacionalmente.

Felipe Calderón es cuestionado en su conducta para regular el precio de la tortilla, y no fue el presidente de Venezuela quien lo zarandeó, sino el 48 por ciento de los ciudadanos, que dice que no ha estado a la altura de las circunstancias; el 84 por ciento considera insuficientes los 25 pesos mensuales que el gobierno federal otorgará a las familias pobres para pagar la luz, y nueve de cada 10 rechazan los recientes aumentos a la tortilla, el huevo, el azúcar, el pan, la gasolina, el gas, los materiales para construcción y el peaje de carreteras. Una política económica que promueva la autosuficiencia y soberanía en granos básicos es pedida a gritos, sobre todo cuando un solo país controla el 70 por ciento de la producción mundial y una terna de especuladores acapara dos tercios del maíz consumido, sea blanco o amarillo.

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