EDITORIAL

LOS PROGRAMAS DE SALUD DE FELIPE CALDERÓN

No hay duda en calificar como un importante avance que el gobierno federal se ponga como meta garantizar que todos los niños tengan servicios de salud, así como las localidades más pobres; sin embargo, se debe vigilar que estos proyectos no sean de nuevo parte de las políticas sociales que privaron en los últimos sexenios y que únicamente sirvieron para maquillar las cifras de la marginación, pero que en realidad no representaron una disminución importante de las carencias que sufre el grueso de la población.

En los actos protocolarios que ha encabezado Calderón no se ha aclarado cómo se evitará que el gobierno federal siga con la política de construir clínicas y hospitales, pero al final estos centros, con el pasar del tiempo, carecen de personal, medicamentos, equipos y mantenimiento de las instalaciones. Y lo más grave, que a muchas comunidades se les considera que superaron problemas de pobreza por tener un nosocomio, sin importar que éste no funcione.

Tampoco se ha aclarado cómo se pretende dar continuidad al Seguro Popular sin repetir los yerros del gobierno anterior, que no ofreció la cobertura prometida, y al final mucha gente no lo podía utilizar por no tener dinero para pagar el costo de dicho sistema de salud.