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Puebla > Política
viernes 10 de noviembre de 2006

“No es tiempo de correr ni de dejar el barco”: Meneses

Lesly Mellado May

“No es tiempo de correr, ni es tiempo de abandonar el barco”, ésta fue la primera mezcla de metáforas lanzada por el nuevo dirigente estatal del PRI, Valentín Meneses Rojas.

Con el encargo del gobernador Mario Marín Torres de que “el PRI vuelva a las victorias y las decisiones sean absoluta voluntad de las bases”, ayer tomó posesión como nuevo líder tricolor en un acto en el auditorio de La Reforma, lleno de acarreados.

En su primer discurso, el ex vocero del Poder Ejecutivo asentó: “Hemos vivido tiempos de fuerte competencia política, pero también traiciones y oportunismo que nos han dejado lecciones. No es tiempo de correr, ni es tiempo de abandonar el barco. Es tiempo de revitalizarnos, de reestructurarnos, regresar a nuestro antecedente; volver la mirada a nuestro instituto político, reconstruir nuestra unidad y hacer más fuerte al PRI”.

Bajo su perspectiva, el PRI es “el partido del progreso y la armonía social”, por eso su convocatoria a “hacer política, porque apostamos por votos, no por la violencia”.

Se comprometió a que su partido impulse procesos electorales “limpios, transparentes y equitativos”. Dijo que las elecciones “no deben ser guerras de lodo... y vamos a poner punto final a los ataques a nuestro partido” (sic).

En su turno, Marín Torres recomendó a Meneses Rojas ir al encuentro de la militancia y asumir, durante el próximo proceso de elección de candidatos a presidentes municipales y diputados, una actitud imparcial para que sea la base quien tenga la decisión final.

Por su parte, Mariano Palacios Alcocer, líder nacional del Partido Revolucionario Institucional, aseguró que confía en la “inteligencia de los poblanos” al elegir a Valentín Meneses como nuevo dirigente estatal, y alardeó que en 2007 en Puebla el tricolor tendrá una victoria electoral, como sucedió en Tabasco.

Juan Manuel Vega Rayet, hasta ayer dirigente estatal del tricolor, fue abucheado por la concurrencia ante los visos de que su discurso sería muy largo. Los chiflidos provocaron risa al presidente municipal capitalino, Enrique Doger, y no sacaron el menor gesto en el rostro de Marín .

Los papeles cambiaron cuando la base priista vitoreó al Ejecutivo, entonces, Enrique Doger, sentado muy lejos, mantuvo el rostro quieto.

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