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Puebla > Estado
jueves 2 de noviembre de 2006

TENDAJÓN MIXTO

En Oaxaca, la lucha es por todos nosotros

Jaime Ornelas Delgado

La bárbara agresión en contra del pueblo de Oaxaca por parte de la Policía Federal Preventiva (PFP), nos pone frente a la realidad nacional caracterizada por la injusta prosperidad de unos cuantos –que ahora entusiasmados aplauden la toma militar de la ciudad de Oaxaca– y la falsa actitud democrática de un gobierno que nos ha obsequiado escenas que no le piden nada a las que se han podido ver en Bagdad. Ahora el gobierno de Vicente Fox, al más puro estilo de George Bush, nos quiere hacer creer que la milicia es portadora de la paz social, nada más cínico y mentiroso.

La represión a los habitantes de Oaxaca rompió el mito del país donde todo está tranquilo y mostró la otra cara del México que Fox y sus colaboradores cómplices no quieren ver ni oír, el rostro de una ciudadanía encolerizada que perdió el miedo y está dispuesta a luchar hasta triunfar por lo que sabe justo. La represión policiaca a los oaxaqueños, que es una agresión contra todos nosotros, se fijará en la conciencia nacional para siempre como otro acto el poder irracional que tuvo la virtud de permitir conocer la existencia de amplios sectores de la sociedad en desacuerdo con el sistema político y abrió una profunda grieta entre la población y el gobierno.

En cuanto a la derecha, “hace mucho que la burguesía mexicana no tiene ideas sólo intereses”, dijo alguna vez de ella Octavio Paz, y así ha actuado mostrando su verdadera faz antidemocrática, proclive al uso de la fuerza represiva y que no ve a una sociedad enhiesta que ha pagado con la vida de varios ciudadanos el anhelo de ser libre y dejar de ser gobernada por un sátrapa.

Desde el principio de su lucha, los oaxaqueños agrupados en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) revelaron una notable habilidad política. Su descubrimiento de la democracia directa como el método para fortalecer continuamente su movimiento, les permitió no alejarlo de su fuente original, la colectividad; su insistencia en dar todo el poder de las decisiones a sus integrantes, cosa extraña en un país acostumbrado a la componenda tras bambalinas entre dirigentes y funcionarios gubernamentales, mostró no sólo madurez, sino también de sabiduría política. Por eso, la acción policíaca no podrá derrotar un movimiento capaz de replegarse frente a las armas y volver pacíficamente a sus posiciones iniciales. Un movimiento así no puede ser derrotado.

Los enemigos del pueblo de Oaxaca, sin duda, son poderosos y disponen de muchas artimañas para enfrentar la disidencia: dividir, mentir, agredir y luego llamarse agredido, amedrentar con la amenaza de usar la fuerza militar y usarla; reprimir de manera selectiva, desapareciendo y asesinando opositores, lanzando hordas contra quienes se oponen al gobierno dictatorial y utilizando a los medios masivos para predisponer a la opinión pública en contra de quienes, en Oaxaca, hoy luchan por todos nosotros para vivir en la democracia, son algunos recursos de los que han echado mano los aparatos represivos y la derecha para derrotar al movimiento popular. Por eso es imprescindible rodear a Oaxaca de una solidaridad que no se agote y esté atenta a cualquier intento de agredir nuevamente a quienes, allá, están empezando a escribir la nueva historia de este país. Los oaxaqueños saben que triunfarán no sólo porque tienen razón, que la tienen, sino porque están luchando para triunfar, por eso, más temprano que tarde, vencerán al poder caciquil que se niega a morir. Entonces su victoria será de todos nosotros, porque todos nosotros estamos en su lucha.

La tecnocracia administrativa y la burocracia política representada por el PRIAN, se han apoderado del gobierno; pero es hacer una enorme concesión a la ideología burguesa aceptar que sólo desde el gobierno se ejerce el poder. No, el poder cruza por la sociedad civil y los movimientos sociales construyen el contrapoder que anuncia el porvenir, que hace la crítica del presente desde del futuro.

Por eso, la lucha ha de continuar, hoy, para lograr la salida de Ulises Ruiz del gobierno y de la PFP de Oaxaca y castigar a los responsables de los asesinatos cometidos contra el pueblo oaxaqueño; luego, para iniciar una nueva relación entre los gobernantes y el gobierno, relación que deberá ser el comienzo de una democracia distinta para todo México.

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