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Puebla > Política
jueves 14 de septiembre de 2006

Crónicas del zócalo del DF

Día 46

Gerardo Oviedo

El campamento se levanta al tiempo que se acerca la Convención Nacional Democrática. Sentimientos encontrados se visualizan en los rostros que durante 46 días han permanecido en resistencia civil pacífica. Los huacales, que funcionaban como dormitorios particulares, como camas, como asientos, como lugar de reunión para discutir, proponer, platicar el futuro de México, comienzan a retirarse. Tablones, polines, colchonetas, literas individuales, cobijas, sarapes, sillas se van amontonando para que sea más fácil su transporte hacia las bodegas que se han destinado para su resguardo, “por si se necesitan, por si hay que volver”, dice Rafael Ramírez, coordinador del campamento de Puebla.

La cocina ya empieza a ser desmantelada, los tanques de gas ya han sido cerrados y toda la solidaridad ciudadana que se había materializado en alimento en conservas, en frijoles, en arroz, en vasos, platos y cucharas de plástico, en fruta, en vegetales, en cientos de paquetitos de galletas “maría”, de animalitos, en bolsas de café, en azúcar, se meten en cajas perfectamente rotuladas.

Los tres muebles que donó Marisela, de la red poblana Libres por la palabra libre, empiezan a quedar vacíos. Y es que la orden ha sido clara: “Entre el 13 y el 14 de septiembre tenemos que empezar a desocupar los campamentos y sólo nos vamos a quedar con lo indispensable, con un par de cobijas. Tal vez tengamos que dormir de pie, porque no tiene que haber nada para el 16 de septiembre”.

Hombres y mujeres trabajan con decisión para doblar todo lo que hay que doblar y guardar lo que se deba guardar: “sólo las cosas personales, cada quien debe hacerse cargo de las suyas”.

Lo único que parece que se va a quitar al último son los adornos de las fiestas patrias que penden de la herrería del techo de las carpas: cadenas de papel de china tricolores. También las mantas que anunciaron durante todo este tiempo el paso de cientos de poblanos: “Sierra Norte con Andrés Manuel. Conjuap A. C. (Consejo Juvenil Poblano)”, “Frente Popular, San Baltasar Temaxcalac, Puebla”, “Exigimos un presidente ganador en las urnas, no en los pinos (sic). Pahuatlán, Puebla”, “Distrito 14 y sus 4 regiones: Izúcar de Matamoros, Chiautla de Tapia, Tehutzingo, Acatán de Osorio”, “Distrito 12: Puebla exige conteo voto x voto. AMLO presidente”, “Los Fecal nacidos para apestar, bonita familia”, “Marín respóndeme: ¿qué beneficio tiene la gente de Tlapanalá con tus invernaderos en Tepetzingo? ¿Socios o esclavos? Mataste la confianza de los poblanos”. “Consultores organizados para el desarrollo regional incluyente, Codri”, “Voto x voto, casilla x casilla. ¡No al fraude electoral!”, y la de la entrada: “Andrés Manuel aguanta ¡Puebla se levanta!”.

Durante la asamblea informativa del día anterior, Juan Ramón Robledo, proveniente de San Luis Potosí, dio tres puntos que serán resueltos por la Convención Nacional Democrática: 1) La CND podrá determinar si se realiza un plebiscito en toda la República para un nuevo constituyente, es decir, si se modifica la Carta Magna para el nuevo gobierno. 2) Que este nuevo constituyente dará la directriz para el bienestar del pueblo de México y 3) La comisión del Constituyente será designada por la CND.

De ahí, Andrés Manuel López Obrador profundiza: Con la CND se iniciará una nueva República, una nueva Construcción republicana, ya que se abolirá el sistema de privilegios y corrupción. Se desconocerá al gobierno espurio que pretende encabezar Felipe Calderón y surgirá un nuevo gobierno que tendrá 5 puntos fundamentales: el combate a la pobreza, la defensa del patrimonio nacional, la erradicación de la corrupción y la impunidad, el derecho del pueblo a estar informado con veracidad y objetividad y la transformación de las instituciones republicanas. Con esto se creará una nueva legalidad, un nuevo orden, y Andrés Manuel se va directo a la yugular de los ejemplos más ominosos: “Rescatar al Poder Judicial encabezado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación de manos de un grupo de privilegiados que mandan en ese poder... que se han dedicado a defender a delincuentes de cuello blanco y a políticos corruptos”. Y propone que en dicho organismo judicial sea retirado el retrato de Benito Juárez, “porque es vergonzoso para su memoria”, y que mejor pongan el de Diego Fernández de Cevallos, mandamás de jueces, magistrados y ministros. Se necesita una renovación tajante del Poder Judicial, ya que no hay un sistema de control. La judicatura no ha servido desde su creación en 1991, pareciera que viven en el castillo de la pureza”.

Porque la democracia necesita dejar de ser una farsa y convertirse en realidad. Porque sus autoridades son sumisos, facciosos, que se venden como “el caso Fobaproa... donde no se ha castigado a nadie, a ninguno de toda esa bola de rateros”, y ahí menciona otro ejemplo de corrupción adherida al sistema político, a los más “venales intereses”: Emilio Gamboa Patrón, quien se arrodillara ante la ley Televisa como si quisiera comprar su impunidad, “pero todo tarde o temprano la verdad se sabe... sale a flote”, como con sus llamadas telefónicas con un empresario de la más baja estofa: Kamel Nacif Borge. Ejemplos que demuestran que “el sistema político está podrido”. De ahí que se necesite transformar “la República simulada” en una verdadera República democrática, libre y justa: Combatir a los que tienen secuestradas las instituciones para uso y beneficio personal. Además, menciona que se va a elevar a rango constitucional “la pensión a personas de la tercera edad, a discapacitados, además hacer valer el derecho a un salario justo”.

Entonces recalca lo que todo el mundo sabe: “La derecha fomenta el odio, el racismo, la corrupción”, y finaliza: “Nosotros vamos a gobernar con una mano y vamos a transformar con la otra”.

Y los horarios quedan establecidos: el 15 de septiembre se celebrará la última asamblea informativa a las 11 de la mañana. A las 12 del día comenzará el festival cultural y a las 11 de la noche se dará el grito en el zócalo capitalino, corazón del país, donde “Fecal no podrá gobernar ni un solo día”.

Entonces llega el tan anunciado pozole y los poblanos dejan de lado la melancolía del que se marcha y, con ganas, se sientan a comer.

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