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Puebla > Política
miércoles 13 de septiembre de 2006

Crónicas del zócalo del DF

Día 45

Gerardo Oviedo

“No va a haber violencia... porque éste es un movimiento pacífico... que nadie se asuste... que nadie piense que va a venir el Ejército a sacarnos... porque el Ejército es para proteger al pueblo, no para reprimirlo, porque recuerden, es un movimiento de resistencia civil pacífico”.

Y las voces se encienden. No es Andrés Manuel López Obrador quien habla, sino un hombre que se ha plantado frente al micrófono en uno de los muchos templetes improvisados desde el zócalo capitalino hasta la fuente de Petróleos. Y es que el anfitrión había preguntado: “¿Alguien más desea dar su punto de vista sobre la Convención Nacional Democrática?”. Varios brazos se alzaron, pero el hombre fue seleccionado al azar por ser el más cercano al templete. Todo el sillerío de plástico amarillo estaba ocupado por hombres, mujeres, personas de la tercera edad, incluso un par de señoras llevaba un contingente de niños que se sentaron cerca de una mesa donde había barras de plastilina, y los pusieron a hacer muñequitos para hacer una Convención Infantil Democrática.

“No debe haber violencia, pero como dice Andrés Manuel López Obrador, se debe acabar con la República simulada. No es posible vivir en esta República simulada, que está llena de corrupción, llena de impunidad, llena de tanta inmoralidad, porque son unos inmorales esa sarta de ladrones, de privilegiados que nada más nos están chupando, como se dice, chupando la sangre, y nosotros nos dejábamos... hasta ahora. Nos dejábamos pisotear por esa minoría rapaz que no le interesa el pueblo de México. Esos privilegiados que se han coludido con los empresarios, con políticos corruptos, que mantienen maniatadas las instituciones, como son la presidencia, la Suprema Corte, la Policía Federal Preventiva.

“No es posible que nosotros no encontremos la vía para una democracia verdadera, para vivir y sentir la democracia. Una democracia real que, como se dice, sea de carne y hueso. Que se vea en la forma en que vivimos los mexicanos. Como los que hemos hecho (sic) a lo largo de estos cuarenta y tantos días en que hemos resistido de todo, desde la lluvia, desde el granizo, desde el viento y con todas las inclemencias del tiempo y de la política”.

La gente escuchaba; el hombre, vestido con humildad, seguía pronunciando su discurso: “Esto es lo más importante que se ha visto en toda la historia, ¿por qué lo digo?, porque Andrés Manuel va a llegar a la presidencia, pero con la ayuda de nosotros, pero yo me pregunto: ¿Si hubiera llegado sin estas dificultades? A lo mejor nosotros nos desentenderíamos y lo dejaríamos solo a que nos resolviera los problemas, pero ahora ya estamos comprometidos con un cambio en México. Ahora ya no nada más es cuestión de los políticos, sino de todos nosotros, los que hemos estado en este movimiento, en lucha desde hace muchos años”.

La gente reflexiona, y en ese momento sueltan un “bravo”, varias cabezas asienten y otras más aplauden.

Durante su discurso, Andrés Manuel ha mencionado todo lo anterior, pero de forma distinta: “Tenemos que hacer a un lado al político tradicional, al político fantoche, porque la política ahora ya es responsabilidad de todos y de todas”.

Ahí mismo expuso los cuatro puntos principales que se van a llevar ante la CND: 1) Una nueva economía: “Hay que cambiar la actual política económica, ya que millones de personas están en pobreza, el 85 por ciento de la población gana menos de dos salarios mínimos, mientras que el restante 15 por ciento lo tiene todo. Donde millones de mexicanos tienen que migrar a otras latitudes porque aquí no encuentran los satisfactores necesarios para vivir”, y en este punto, Andrés Manuel concluye: “El salario en México es verdaderamente humillante”, y que sin este cambio no habrá progreso, ya que el progreso sólo existe si hay justicia.

2) Relegar al ostracismo al político tradicional, fantoche, marrullero. Hay que basar esta nueva forma de quehacer político en la participación activa de todos los sectores de la sociedad, desde los más humildes hasta los más ricos, para “encontrar la justa medianía”.

Ya en el punto 3), Andrés Manuel establece una nueva convivencia social. Porque actualmente sólo “unos cuantos lo tienen todo, mientras que la mayoría carece hasta de lo más indispensable para vivir, y esto genera rencor, encono social, pues esta lucha no es de clases, pero sí hay que encontrar la forma en que los mexicanos tengan los suficientes recursos para vivir desde la cuna hasta la tumba”.

4) Una nueva legalidad, porque es “inaceptable la impunidad de unos cuantos... del más fuerte”. Y que deben pagar por sus fechorías “los ladrones de cuello blanco”, en clara referencia son los propiciadores del mayor fraude económico en México, como lo es el Fobaproa, que luego se convirtió en IPAB.

Y para finalizar, Andrés Manuel da la cifra del estimado de delegados que ya se tienen para la Convención Nacional Democrática: “Ya tenemos un millón de acreditados como delegados para la CND, más los que se agreguen durante estos días”.

Por la tarde, un reportero, que desea a toda costa mantener su anonimato, ya que en guasa dice que tiene “contrato de exclusividad”, se acerca al campamento de Puebla para realizar un reportaje, y se le entrevista sobre su trabajo periodístico: “Considero positivo que un movimiento social pueda empujar en el país una agenda de democratización que está pendiente, porque en el año 2000, en la alternancia política no se dio una reforma de Estado, y una reforma que cambiara la manera en que las instituciones se agrupan en México; entonces, si un movimiento como este puede hacer que la presidencia, como institución, pierda facultades constitucionales, que todavía las tiene, que pierda facultades de facto, que pueda hacer elecciones más democráticas, donde la próxima elección todo mundo quede satisfecho, y no veamos ni al presidente siguiendo al candidato de su partido ni al jefe de gobierno incidiendo a favor. Si esa agenda de democratización se consigue con la presión de un movimiento como este, pues yo creo que todos vamos a disfrutar los frutos en un plazo mediano o largo, pero que no vamos a poder ver y vivir pronto”.

Y entonces la tarde se convierte en fragmentos que poco a poco se meten en bolsas negras junto con las cosas que se deben recoger para que “el 16 de septiembre sea menos pesado llevarnos todos nuestros cachivaches, y dejar limpia la plancha del zócalo, como nos lo pidió Andrés Manuel”.

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