Cuando el jueves
pasado Marco Antonio Rojas Flores pidió licencia para
dejar la diputación que ocupaba, la mayoría de los
asistentes a la sesión del Congreso se sorprendió con
la decisión. Sobre todo los panistas, debido a que el
legislador saliente se acercó a un miembro de la bancada
albiazul para decirle, palabras más, palabras menos:
"Les va a gustar dónde me voy". Aun así, los
integrantes del grupo parlamentario de Acción Nacional
no se imaginaron que el priista sustituiría al entonces
titular de la SCT, Arturo Achard Velázquez, a quien en
los últimos días habían denunciado por supuestos actos
de corrupción.
Hasta antes de ese jueves, la mayoría de los integrantes
de la 54 Legislatura poblana suponía que el destino
inmediato de Rojas Flores sería el de ocupar la
presidencia de la Gran Comisión del Congreso, en
sustitución de Héctor Jiménez y Meneses, quien
buscará ser candidato a diputado federal por Atlixco.
Otros más consideraban que Rojas Flores sería postulado
como candidato por Tepeaca, mientras que Jiménez y
Meneses seguiría al frente de la Gran Comisión y la
fracción parlamentaria del PRI.
Después de la sorpresiva licencia de Rojas, en el
Congreso se ha desatado una serie de especulaciones y
rumores sobre quién ocupará la presidencia de la Gran
Comisión en caso de que Héctor Jiménez se vaya de
candidato. Según los comentarios, el puntero en esa
lucha silenciosa por el liderazgo de la fracción
parlamentaria del PRI es Martín Fuentes Morales, quien
se ha distinguido por su carácter conciliador y
tolerante. Caballada flaca
De acuerdo con los comentarios vertidos por algunos
integrantes de la 54 legislatura, los diputados Eduardo
Vázquez Valdés y Julio César Bouchot Garrido quedan
descartados debido a que no hay la intención de dejar el
liderazgo del Congreso a un bartletista.
Otro legislador que tiene posibilidades, por su cercanía
con Jiménez y Meneses así como con el gobernador
Melquiades Morales Flores, es el dirigente del Sindicato
de Músicos, Gerardo Corte. Sin embargo, algunos priistas
consideran que sería desastroso que él se encargara del
Congreso, debido a su beligerancia y falta de tolerancia
con los grupos de oposición. Ello significaría para la
fracción del PRI la imposibilidad de llegar a consensos
con los legisladores del PRD, PAN, PT y PVEM.
En cambio, Concepción González Molina, la diputada por
Teziutlán, se considera que sería una buena
interlecutora con la oposición, pero le falta oficio
político para ocuparse de todos los asuntos del
Congreso. No obstante, es posible que el desayuno de
prensa que hoy debió ofrecer a las 9 de la mañana con
alcaldes de su distrito sea para empezar a promocionarla
como la sucesora de Héctor Jiménez.
Un buen prospecto para ocupar la conducción del poder
legislativo era el diputado por el distrito de
Huauchinango, Alberto Amador Leal, quien se destacó como
asesor de la Secretaría de Desarrollo Social cuando
Carlos Rojas ocupaba la titularidad de esa dependencia.
Sin embargo, es de los pocos priistas que al parecer
tiene amarrada una candidatura a diputado federal o
senador.
De Víctor Gabriel Chedraui muchos aseguran que por nada
dejará la Comisión Inspectora de Hacienda -considerada
como la comisión de más poder e influencia-, por lo que
también es descartado para ocupar el lugar de Jiménez y
Meneses. Después de los nombres que he mencionado, el
resto de los legisladores priistas carece del perfil para
liderear al Congreso. Es decir, la caballada está flaca.
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